En su 50 aniversario reúne a empresarios, artistas, patrocinadores y sociedad en general.
Fue una noche para celebrar por el 50 aniversario del International Museum of Art & Science (IMAS).
El evento fue realizado el 16 de septiembre a partir de las 18:00 horas con seis subastas silenciosas que ofrecieron obras de arte, piezas de joyería y hasta cenas en reconocidos restaurantes.
Los invitados fueron testigos de una fiesta que reconocía con fotografías en sus paredes la labor callada de sus fundadores, quienes iniciaron la difusión del arte y la cultura en el Valle de Texas.
Serena Pandos, presidenta interina de IMAS, se mostró contenta en la realización de esta gala, producto de un año anticipado de planeación.
“Mucha gente ha trabajado aquí, por lo que esta es una ocasión especial para agradecerles a todos los que han contribuido, al mismo tiempo le deseo un feliz aniversario a IMAS. En realidad todo el año lo hemos celebrado, por lo que esta noche es la gran fiesta”, expresó.
Motivo por el que se sentía muy honrada de dirigir al museo, ya que significa un gran reto, pero al mismo tiempo es “maravilloso porque hay muchos voluntarios y se nota la generosidad de la gente”, dijo quien fuera directora de esta institución.
Gracie Cobo, presidenta del IMAS Guild, estuvo acompañada de un grupo de entusiastas voluntarias y comentó que abrieron las puertas del museo en los años setenta y con la ayuda de la ciudad se ha logrado difundir la cultura a niños, jóvenes y adultos, una labor que la hace sentirse contenta y muy agradecida.
En una de las salas del IMAS sorprendió un performance creado por las artistas Erum Javed y Donna Mason Sweigart, denominado “La inmigrante”, que consistió en una flor del campo caminante.
“Es un diente de león que puede esparcir sus deseos, pero también sus semillas al viento, una idea sobre cómo se pueden manifestar los migrantes en nuestra tierra”, explicó Sweigart, maestra de la Universidad de Texas del Valle de Río Grande (UTRGV).
The Dran Canty Big Band por su parte dio la nota musical mientras los invitados cenaban.
Al final se realizó una subasta que incluyó varios óleos, joyería, unas vacaciones en Ruidoso, Nuevo México, un par de boletos para los Latin Grammys a celebrarse en noviembre y hasta un tratamiento dental que seguramente le dio “una sonrisa de un millón de dólares” a quien lo ganó.
El dinero recaudado servirá para continuar con las actividades culturales y científicas del IMAS.
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