• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar al pie de página

Edición Impresa

Top

Top

La Revista

  • Sociales
  • Eventos
  • Entrevista
  • Reportaje
  • Espectáculos
  • Columnas
  • Edición Impresa

Profundidad

13 de enero de 2023 por Susana Valdés Levy

Mi abuela materna era una mujer inteligente con gran inclinación filosófica. Tenía una enorme sed de saber y la recuerdo devorando libros, consultando enciclopedias, escribiendo sus reflexiones, buscando darle sentido a todo. Desde niña, yo la admiraba mucho, me parecía una mujer sabia y quería ser como ella. Para lograrlo, debía desarrollar mi curiosidad, mi capacidad de asombro, una mente inquisitiva, dudar, cuestionar, investigar, escudriñar, analizar, pasarlo todo por el tamiz de la razón, buscar las causas…es decir: debía aprender a “nadar en lo hondo”, a sumergirme en las profundidades del pensamiento y renunciar así a toda forma de superficialidad.

Con los años, descubrí y aprendí lo único que mi abuela nunca me dijo: los humanos somos absurdos por naturaleza, tan superficiales como el plancton que flota en el mar, volátiles y erráticos… ”Dust in the wind” (como dice la canción de Kansas). Buscamos la verdad, el amor, la felicidad y la paz sin saber realmente lo que eso es. Y sobre todo, la dinámica de la existencia humana con su breve duración, no está diseñada para vivirse en la profundidad del pensamiento y sus avernos. La vida humana es efímera, práctica, utilitaria, egoísta, hedonista y superficial…Por eso son más felices (y quizás más sabios) quienes, en este mundo, en lugar de sumergirse en los abismos de la razón, el análisis y la reflexión, prefieren “nadar de muertito”, fluir con las corrientes sin preguntarse el por qué, volar ligeros, optar por el olvido en lugar de la memoria, disfrutar en lugar de sufrir, aceptar en lugar de resistir, deslindarse en lugar de clavarse, desaparecer en lugar de permanecer….Quienes parecen saber que en esta vida terrenal, solo estamos para “pasar el rato”.

   Durante muchos años sentí un cierto desprecio y repulsión por quienes me parecían personas banales y superficiales. Me parecían entes triviales e insustanciales, de poca trascendencia. Me parecía ridículo escuchar como armaban el andamiaje de sus vidas con prejuicios, clichés, supersticiones, apariencias, creencias sin fundamento, aturdidos… Pero la verdad es que, la “aturdida” era yo, porque mientras ellos se divertían sin saber por qué, yo sufría preguntándome el “por qué” de todo, mientras ellos desechaban yo me aferraba, mientras ellos tapaban un pozo yo estaba excavando otro, mientras a ellos les daba igual yo no podía ser indiferente, mientras ellos reían yo lloraba, mientras ellos se iban yo me quedaba, mientras ellos volaban yo echaba raíces, mientras ellos dormían plácidamente yo pasaba noches de insomnio luchando con una mente que no se callaba.

   Definitivamente hay cierta inteligencia en la superficialidad. Finalmente: ¿De qué se trata la vida? ¿Qué es lo que queremos entender? ¿Qué más da? ¿Qué caso tiene hundirse en las profundidades del pensamiento, si al final, se trata solo de bailar, cantar, reír, gozar, rezar, comer, dormir, querer, tener y dejar ir mientras se pueda, aliviando las dolencias con placebos existenciales, llenando los vacíos con fantasías? Es decir: al final realmente nada importa. Concluyo pues que en la superficialidad quizás se es menos sabio, no sé si se es más feliz, pero sí veo que se sufre menos….total, la vida es muy corta y en realidad no tan profunda. Como quiera, de este mundo nadie sale vivo, (a menos que sea uno astronauta).

Categoría: Columnas

Footer

Síguenos en:

TOP · Derechos Reservados 2020 ©

Nuestros Sitios

  • Hora Cero Web
  • Hora Cero Tamaulipas
  • Hora Cero Encuestas
  • Hora Cero Nuevo León
  • Revista Top
  • Revista Doctors

Sitios de Interés

  • El Universal
  • Diario Milenio
  • El Mañana de Nuevo Laredo
  • El Diario de Laredo
  • El Norte
  • La Jornada
  • En Río Bravo
  • La Prensa

  • Sociales
  • Eventos
  • Entrevista
  • Reportaje
  • Espectáculos
  • Columnas
  • Edición Impresa