Alejandra Arellano
subdirectora editorial
Afortunadamente cada vez son más las personas interesadas en cuidar de su salud. Saben que comer sano, hacer ejercicio y nutrir sus emociones son motivos indispensables para llevar una vida con calidad.
A más de la mitad de haber iniciado el año, para la mayoría se ha desvanecido el ímpetu de asistir al gimnasio, y las ganas de comenzar un plan de alimentación. Son pocos los que pueden alzar la voz y decir: “¡Sí se pudo!
La coach en cambio de hábitos, Rocío Loyo Arechandieta, sugiere más allá que una lista de indicaciones con porciones de comida, y una rutina de ejercicios que sofoque nuestras expectativas reales; voluntad, esfuerzo y paciencia para lograr cumplir nuestras metas.
Creer que en unos días se perderán los kilos ganados durante años, y los tacos de carne asada serán plato de segunda mesa frente a las ensaladas y frutas, es imposible.
Es necesario, además, sustituir el chip de “no me gusta” o “no es para mí”, por el de “como sano porque amo a mi cuerpo, y quiero sentirme bien”.
La idea es crear un hábito y de éste surja un estilo de vida que nos permita sentarnos a la mesa a disfrutar “comida real”, “natural”, la que está fuera de los anaqueles de productos procesados con conservadores y químicos. Igualmente preferir frutas y verduras orgánicas, libres de pesticidas. Cuando la saboreamos y recibimos sus beneficios, comprobamos que los hábitos sí hacen la diferencia..
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