POR ALEJANDRA ARELLANO
Juanita era apenas una niña, pero desde entonces aprendió a apreciar el maravilloso regalo de Dios: la naturaleza; su madre sembró en ella la semilla. Cuando viajaban en carro y pasaban frente a los campos de algodón pedía que detuvieran el carro, le mostraba a su hija la planta y todas sus bondades, y así con los cultivos de cada temporada.
“Me enseñó a amar la naturaleza y a ver a Dios en cada hojita, a escuchar el trino de los pájaros por la mañana y a sentir la brisa”, evocó Juanita Ramos.
Pasan los años y se casa. Con Gustavo, su esposo, compran un terreno en Edcouch, Texas, al que llaman “Provenza”.
Durante esta cuarentena el rancho se convirtió en un lugar de convivencia familiar.
“Nadie se preocupaba por las compras, ni en salir, o por algún compromiso. Todos estábamos juntos de una manera muy linda. El huerto nos unía y a la vez nos regalaba nutrición y alegría”, comentó.
Gustosos, cada uno realizó una actividad diferente: trabajaban en el invernadero de tomates, hacían los jugos de vegetales por la mañana, recolectaban los huevos en el gallinero, jugaban con los chivitos recién nacidos…”, explicó.
Para Juanita Ramos “Provenza” se convirtió con el tiempo en ese regalo de Dios que supo apreciar desde niña, gracias a su “mamá maestra”. Aquí, sin duda, ha pasado los mejores años de su vida.
RANCHO `PROVENZA’
“Empiezo con una huertita pequeña para involucrar a mis hijos, Gustavo Eloy y Diego Adolfo, en una actividad que no tuviera relación con los aparatos electrónicos. Fue muy gratificante el interés que ellos y sus amigos mostraban por descubrir cómo iban creciendo las lechugas, las zanahorias, el betabel…”, mencionó.
Reconoció que al principio fue difícil, pues no todo resultaba como lo esperaban.
Pero esa semilla que había sembrado su madre desde pequeña germinaba y quería que diera frutos.
La necesidad de aprender la llevaron a Texas A&M Agrilife Extention Center.
Su inquietud se centraba en saber cómo cultivar sin pesticidas, alimentos orgánicos. Conoció entonces a Bárbara Storz, quien le sugirió que fuera parte del Farmers Market de McAllen, debido a que el huerto fue creciendo y no podían consumir todo lo que cosechaban.
Percibe entonces el interés de la comunidad por alimentarse de manera saludable, lo que la motiva a aumentar su huerto medio acre.
Conoce, además, personas interesadas en aprender a comer lo que cultivaban cada temporada, así que fue su oportunidad para experimentar y preparar recetas nuevas. Más aún cuando ama tanto cocinar.
“Cada árbol frutal aquí tiene su historia de cómo fue que lo sembré. Creo que no terminaría nunca de platicarles cada una de ellas. Hay de naranjas, toronjas, guayabas, duraznos, papayas, higos, granadas y hasta pitayas (la acabo de descubrir). Tenemos una sección de hierbas de olor, como orégano, albahaca, tomillo, salvia, laurel, hierbabuena, zacate de limón, hoja kefir y otras más. Al tener tanta variedad las corto, las pongo a secar y luego hago mis mezclas de “hierbas de Provenza”, mencionó.
Considera que las guayabas de su rancho son “bellas” y las aprovecha para hacer mermeladas y conservas.
SÚPER FOOD
“Toda la comida hecha en casa con los vegetales y frutas de temporada siempre han sido súper foods. La naturaleza es súper sabia. Ella nos da lo que el cuerpo necesita… Vivimos en una zona privilegiada pues la mayoría de los vegetales se pueden cultivar. Otra ventaja es que la ciudad de McAllen produce composta y uno la puede comprar a un precio muy económico”, señaló.
Aseguró que sólo se necesita tener interés y esfuerzo para empezar un jardín de vegetales y hierbas de olor .
Para Juanita y Gustavo Ramos “Provenza” es un regalo de la naturaleza que le ha permitido disfrutar las mieles de la Madre Tierra respetando su esencia. Es la experiencia de reunirse con la familia y disfrutar con ella una aventura cada mañana.
‘El pollo movil’
> Durante un curso aprende la necesidad de que los animales no vivan en un encierro.
“Le platico a Gustavo que visité un rancho donde había unas casitas con remolque para las gallinas. Esa misma semana fue a comprar todo lo requerido y construye el famoso “Pollo Movil”, contó.
Dijo que hasta celebraron al darles libertad a las gallinas.
“Provenza”, informó, también tiene ganado vacuno (Beef Master y Akaushi), ovejas (Dorper) y Cabras (Bóer).
“Toda nuestra nuestra carne es de libre pastoreo. Y de aquí nos surtimos. Aquí en Provenza comemos de todo gracias a Dios, a Gustavo y a Pablo, que en todo están para que el rancho salga adelante”, señaló.