Alejandra Zertuche Rodríguez
Psicóloga, máster en psicoterapia gestalt infantil
preguntas a la psicóloga
¿Qué pasa cuando el niño pierde el respeto a sus padres y cómo solucionarlo?
Todos sabemos que los niños desde pequeños necesitan límites, que los padres son los encargados de fijarlos por primera vez y que en algunas ocasiones por diversas razones no logran establecerlos o mantenerlos. Por eso, y tal vez por algunas lagunas o ausencia de límites y normas, los hijos de pronto parecen perder el respeto a los padres. Es entonces cuando surge la duda y la desesperación de muchos papas: ¿Qué hacer?
A veces nos asaltan las dudas: ¿será que mi hijo no me respeta o estaré exagerando? Estas son algunas conductas de alarma que representan una clara señal de que se cruzó la línea del respeto:
• Retan a sus padres llevando a cabo repetitivamente la conducta que se les pide no hacer.
• Exigen que sus deseos sean cumplidos de forma inmediata.
• Gritan y pueden ser hirientes en lo que dicen cuando se les llama la atención.
• Lanzan objetos al suelo o a los demás como señal de enojo.
• Golpean o patean lo que está a su alcance.
• Azotan las puertas o amenazan.
Todas estas conductas buscan llamar la atención, que sus deseos sean cumplidos y en el fondo probar hasta dónde les es permitido llegar. Evidentemente, entre más faltas de respeto les sean permitidas, este comportamiento continuará aumentando rápidamente. Es necesario que los padres reaccionen de inmediato y evitar que las cosas se salgan de control.
CLAVES PARA RECUPERAR EL RESPETO
Ser consistente. En ocasiones el estado de ánimo influye en nuestras reacciones, y no siempre actuamos igual ante las faltas de los hijos. Por ejemplo: si estamos de buen humor, o con alguna persona, permitimos cierta conducta que en otro momento recibiría una llamada de atención importante. Esto confunde a los niños y hace que el mensaje sea ambiguo. Trata de responder siempre de la misma forma y hacer consciente a tu hijo de que está cometiendo una falta de respeto que no debe repetirse.
Reparar el daño ocasionado. Es necesario que los niños aprendan que los actos buenos o malos traen consecuencias, por lo tanto hay que definir cuáles son de acuerdo a la falta cometida. Por ejemplo: reparar el daño, pedir una disculpa, reflexionar en lo que sucedió, entre otras.
Mantenerse firme. Una vez que hayas hablado con él y definido una consecuencia para su conducta, supervisa que sea cumplida y no cambies de opinión.
Acuerdo entre padres. Es básico que ambos estén de acuerdo en la forma de establecer los límites. Frente a una falta de respeto hacia alguno, el otro padre apoye la llamada de atención
sin restarle importancia ni hacer equipo con el hijo. En caso de desacuerdo, hablarlo de forma privada, nunca delante del
niño.
Más comunicación. Cuando las cosas estén tranquilas, “habla con tu hijo” y hazle ver con calma en qué consistió su falta, el motivo de la gravedad y lo que esperas de él la próxima vez que algo parecido suceda. Definitivamente ser padre lleva sus complicaciones, pero no deja de ser la mejor de las aventuras.