En redes siempre está en juego.
Clara Villarreal
Imagen y protocolo
Los conceptos de fama y reputación se parecen demasiado, a veces los usamos de manera indistinta, pero desde el ojo de la consultoría de imagen son completamente diferentes y uno pesa más que el otro.
Por ejemplo Neymar y Maluma. El escándalo tras la canción de “Hawaii” les generó muchísimo más posicionamiento y muchísima más fama. De hecho, los escándalos son un buen combustible precisamente para aumentar la fama.
Existen médicos, recién graduados, con miles de seguidores en redes sociales. Son famosos, casi rockstars. Pero aún no tienen una reputación que los respalde.
Mientras que la fama se gana rápidamente, la reputación se construye a lo largo de los años y se consolida con los hechos, que van dando referencia de quién eres como persona, como profesionista, como ciudadano.
Cuando tienes una buena reputación y cometes un error, la sociedad te perdona… pero cuando solo tienes fama, no tan fácil te lo van a dejar pasar. Por ejemplo, si vas al restaurante de toda la vida y al mesero se le cae encima de ti el café, seguro te van a ofrecen pagar la cuenta, pero sin pensarlo, vas a rechazar el gesto, porque entiendes perfectamente que aquello fue un accidente.
Sin embargo, si te encuentras en el restaurante de moda y te cargan una propina obligada en la cuenta o la comida llegó fría, no se lo vas a perdonar, y simplemente ya no vas a regresar.
La reputación se construye poco a poco y bastan pequeños pero significativos errores para echarla abajo, sin embargo, si es sólida, te puedes recuperar.
Con el auge de las redes sociales estamos mucho más expuestos al ojo, juicio y la crítica pública, por lo que la fama y la imagen son asuntos que nos conciernen a todos los que estamos en redes sociales.
Hace algunos años el “Manual de Carreño” era la referencia para nuestra educación cívica y moral; después vino Internet Explorer, con su Hotmail y el Messenger… pero ahora es Instagram y TikTok. Estas dos últimas son nuestra “referencia” de “cómo debemos comportarnos”, “qué se espera de nosotros” y “qué imagen debemos reflejar”.
Un triste ejemplo es el documental de “Audrie y Daisy”, sobre dos adolescentes que se enfrentan al duro juicio público y al bullying después de una situación sexual donde ambas quedaron expuestas.
Cuando a temprana edad no se tiene la madurez para lidiar con un golpe a la reputación, en muchos casos terminan como el de las protagonistas del documental… con el suicidio como única solución.
No permitamos que las redes sociales eduquen a nuestros hijos, si nosotros no lo hemos hecho previamente. Es muy importante enseñarles a discernir lo que suma de lo que resta, pues en redes no siempre es tan obvio y terminamos convirtiéndonos en aquello que consumimos.
Si estamos en redes sociales ya nos volvemos una persona pública, y así nuestra reputación digital siempre estará en juego.
En tus manos y en las de tus hijos está su propia reputación. Ahora ¿qué vas a hacer en las redes sociales?
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