Últimamente hemos visto en diferentes medios algunas denuncias acerca de maltrato animal, sin embargo, debemos conocer lo que realmente implica, pues en un sentido jurídico el maltrato animal se considera un delito y se caracteriza por comportamientos crueles, abusivos o dañinos dirigidos hacia los animales, ya sea por descuido o de manera deliberada, y que pueden resultar en el sufrimiento, heridas o el fallecimiento de los animales.
Según datos obtenidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en el año 2021, en México cerca de siete de cada diez animales domésticos son víctimas de alguna forma de maltrato, y en su mayoría son perros. Actualmente, México se encuentra en el tercer lugar en maltrato animal y el primero en perros sin hogar en América Latina. Pero estos datos pueden sobrepasar lo estimado debido a que muchos casos no son reportados.
De acuerdo con lo mencionado previamente, el abandono es catalogado como una forma de maltrato animal y existen varias formas de abandono, pues no solamente implica el dejar a su suerte a una mascota en vía pública o alguna zona que implique un peligro para él, sino que también hay gran cantidad de casos en los que una mascota sufre abandono dentro de lo que considera su hogar. No se imaginan la cantidad de consultas que se refieren a nuestro centro de adiestramiento canino con la finalidad de lograr una modificación de conducta, y en muchas ocasiones, al evaluar la situación del perro, el resultado implica cierto grado de abandono que condiciona un comportamiento inadecuado por parte de la mascota.
Para comprender en qué podríamos estar fallando como tutores de mascotas, es necesario conocer las cinco libertades de los animales, declaradas desde 1965 por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA):
1. Libre de hambre, sed y desnutrición. Siempre debe tener acceso a una alimentación de calidad, es decir, que contenga los requerimientos mínimos necesarios para su edad, raza, actividad física o alguna condición específica. A su vez, debe tener acceso a hidratarse, por lo que en el lugar de alojamiento de la mascota debe haber recipientes con agua potable y limpia.
2. Libre de temor y angustia. Cualquier situación corporal o en el entorno que ocasione estrés en la mascota puede ocasionar comportamientos como caminar en círculos, lamido persistente (más frecuente en las extremidades y la cola), rascado obsesivo, ladridos constantes sin motivo aparente, perseguir sombras, coprofagia (comer heces), agresividad, etc. Este comportamiento puede empeorar con el paso del tiempo, al grado de ocasionarse lesiones graves, pues pueden llegar a mutilarse su propia cola o alguna extremidad, golpearse contra la pared o la jaula, incluso fallecer.
3. Libre de molestias físicas y térmicas, e incomodidad. El perro o la mascota debe tener un lugar de alojamiento que le proteja de las inclemencias del tiempo, tales como frío y calor extremos, lluvia, granizo, nieve, etc. No se debe propiciar situaciones tales como mantenerlos en azoteas, amarrados con poca movilidad (cuerda o cadena corta y ajustada), en sitios reducidos en los que, en este caso el perro, no pueda moverse libremente para contrarrestar su estrés, sobre todo en el caso de perros de gran tamaño o perros muy activos que requieren mayor espacio. Otro tipo de incomodidad es el colocar accesorios o ropa que impidan la libre movilidad del animal o que le ocasionen dolor.
4. Libre de dolor, lesión y enfermedad. Todo animal de compañía debe contar con sus visitas de revisión con el médico veterinario, y con su esquema de vacunación y desparasitante. No debemos propiciar acciones que les ocasionen dolor físico y sufrimiento, tales como golpes, heridas, quemaduras, etc. Ante cualquier signo de malestar o modificación de la conducta, la mascota debe ser revisada por un médico veterinario certificado, para no prolongar su malestar y sufrimiento.
5. Libre de manifestar su comportamiento natural. Como los seres humanos, los animales también realizan ciertas acciones que les ayudan para liberar su estrés, en el caso de los perros el correr, olfatear o mordisquear algunos objetos. Por esta razón, se debe contar con instrumentos que le ayuden a dirigir su mordida o su impulso de caza, y no sólo se trata de que tenga el objeto a su alcance, sino que también debemos emplear el tiempo necesario para el juego con nuestro perro. Se recomienda que ese tiempo de trabajo sea de 20 minutos, además no sólo ayuda a que el perro libere estrés, sino que ayuda a fortalecer el vínculo con su cuidador.
Es momento de reflexionar acerca de la forma en que estamos tratando a nuestras mascotas y poder hacer algunos cambios pertinentes para mejorar la vida de nuestros amigos de cuatro patas. En Centro de Adiestramiento Canino K9-Rey tenemos especial interés por la promoción del bienestar animal, por lo que próximamente tendremos algunas actividades en beneficio del bienestar de nuestros perros. No olviden seguir nuestro contenido a través de este sitio y de nuestras redes sociales.