
‘Adelitas’, coronelas, generalas… todas ellas tomaron el fusil y fueron al frente de la batalla conquistando para sí mismas y para las sucesivas generaciones la posibilidad de un país con expectativas viables de equidad y desarrollo.
El 20 de noviembre de 1910 dio inicio la Revolución Mexicana, como consecuencia del descontento popular hacia la dictadura de Porfirio Díaz.
Desde entonces, cada año se celebra con júbilo el 20 de noviembre. Se organizan fiestas públicas y privadas así como festivales y desfiles.
Los hombres al frente de la batalla, pero también ellas, “las adelitas” o soldaderas, mujeres que lucharon en el campo de guerra y que conquistaron para sí mismas y para las sucesivas generaciones la posibilidad de un país con expectativas viables de equidad y desarrollo.
Su presencia fue crucial no sólo en el combate sino en los modos de administrar la fuerza, la inteligencia y el cuidado de los bandos militares. Lucharon al lado de sus hombres y les proveyeron de algunas de las comodidades del hogar, como comida, ropa limpia e, incluso, servicios sexuales y de enfermería.
Algunas protagonistas de este conflicto armado, incluso, formaron su propio ejército como fue el caso de “La generala”, y “La Adelita”, y eran expertas en explosivos. Por su valentía hubo quienes recibieron los nombramientos de tenienta, coronel y generala.
Para poder integrarse a las filas del ejército revolucionario muchas de ellas, además, tuvieron que vestirse de hombres, y adoptaron una apariencia y voz varonil; la mayoría incluso eran menores de edad, como el caso de Valentina Ramírez Avitia que a los 17 años de edad se vistió de hombre y se hacía llamar Juan Ramírez.
En 1910 también surge el movimiento las “Hijas de Cuauhtémoc” conformado por mujeres que exigían su participación política, y el respeto a sus derechos laborales e igualdad de género.
Si bien entre los logros principales de este conflicto armado están la renuncia de Porfirio Díaz, la promulgación de una nueva constitución en 1917, la nacionalización del suelo y subsuelo, la Reforma Agraria, la Reforma a la ley de educación pública, la nacionalización del petróleo, la mejora de la situación laboral de los trabajadores, la creación del sindicalismo y la repartición de los latifundios entre el campesinado, este movimiento social sentó las bases para la emancipación de las mujeres, sin que su condición fuera motivo de censura.
ADELITA, GENERALA Y CORONELA
La Revolución Mexicana fue la responsable de meter a México en el siglo XX y el punto de partida para la integración de la mujer en el desarrollo del país.
En esta época histórica muchos nombres se pueden mencionar: Encarnación Mares, quien formó parte del décimo Regimiento de Caballería; Amelia Robles Ávila tomó las armas en la Revolución; Carmen Vélez se levantó en armas durante la revolución Maderista; Clara de la Rocha participó en la toma de Culiacán; Margarita Neri se unió a las filas de Emiliano Zapata, y seguida por su gente porque “cabalgaba y disparaba tan bien como cualquier hombre”; Ángela Jiménez, experta en el manejo de explosivos; María de la Luz Espinoza Barrera demostró su valentía, coraje y habilidad como jinete, y María Quinteras de Meras que participó en diez enfrentamientos.
No más importantes son, pero alcanzaron gran popularidad entre la tropa y hasta nuestros días con el corrido que lleva su nombre es: Adela Velarde Pérez, “Adelita”, quien además de ser valiente era bonita, se desempeñó como enfermera y hasta llegó a formar el grupo armado: “Las Adelitas”.
La que también formó su propio ejército fue Petra Herrera, la “Generala” que también creó su propio ejército integrado por mujeres, autonombrándose de esa forma. Peleó a lado de las fuerzas de Francisco Villa y participó en el asalto a la ciudad de Torreón.
Rosa Bobadilla “La Coronela”, dirigió en los frentes y destacó por su liderazgo en batalla.
Por su parte, a la “Leona de Norotal” se le recuerda con su carabina 30-30 y las cartucheras en el pecho.