El gusto por la lectura está perdiéndose, pero afortunadamente aún hay personas que comparten el hábito no sólo con sus amigos sino con todos aquellos que tengan la intención de escuchar, sentir, saborear y oler lo delicioso de los relatos de algunos escritores mexicanos. Se les conoce como “textoservidores”, existen y, Mario Treviño, es uno de ellos.
Para celebrar el 40 aniversario de la fundación del Colegio Mexicano y continuando con la tradición del fundador César Humberto Issasi Cantú, el maestro Mario Treviño prepara una antología de cuentos escritos e ilustrado por niños de esta institución que llevará por título el “Legado Mexicano”, con el cual realizará una gira por las escuelas públicas de la zona de Reynosa para compartir esta investigación.
¿Cómo inició tu gusto por la lec-
tura?
Después del divorcio de mis padres, mi madre no tenía grandes cosas para ofrecerme, así que me llevó a una librería en mis primeras vacaciones. Me la pasé leyendo “Veinte mil leguas de viaje submarino”, una de las obras literarias más conocidas del escritor francés Julio Verne, un libro que aborrezco ahora y trato de sacarle la vuelta.
…Y el programa de lectura, ¿cómo surge?
Yo, como actor, montaba obras griegas pensando que la gente asistiría, pero nadie se paraba porque no conocían las historias. Como actor fue una frustración muy grande abrir el telón y que entre el público hubiera sólo cuatro personas y los demás familiares. Trabajamos un año para cuatro personas, sabíamos que no lo estábamos haciendo bien, así que mis compañeros y yo preferimos llevar la palabra a la gente, y me refiero a ir hasta ella a leerles libros.
¿Donde comenzaste este tipo de talleres?
En el café “El Punto”, después de entrar en una depresión, mi tía me pidió que un domingo a las ocho de la mañana estuviera en el local para dar una lectura; me sorprendí cuando al llegar ya me estaban esperando con pasteles y los hijos de sus amigas fueron los primer