Ernesto Robinson Terán y Verónica Gómez de Robinson, una pareja que ha luchado por salir adelante y ayudar
a los demás como se los inculcaron sus padres.
Ernesto Robinson nació el 28 de junio de 1968 y es el tercero de cuatro hermanos, fruto del matrimonio formado por Tomás Robinson González y Leticia Terán de Robinson.
Fue un niño muy inquieto que creció en el seno de una familia amorosa.
Junto a sus hermanos Leticia, Tomás y Cynthia, vivió una bonita infancia que recuerda con cariño.
La educación que recibieron de sus padres fue basada en el amor y el respeto.
Ambos fueron muy apegados a sus hijos, pero doña Lety, como maestra de primaria, se involucró aún más en la educación de ellos mientras su papá se desempeñaba en dos empleos para darles la mejor educación, más nunca dejó de estar al pendiente de las actividades teniendo arraigada la responsabilidad gracias al ejemplo de don Tomás. Ernesto lo recuerda como un hombre divertido y emocionante.
Desde pequeño a Ernesto le gustaba practicar deporte junto a sus hermanos. Amaba el futbol y desde entonces era fanático de las Aguilas del América, equipo que siempre defendió a costa de todos.
Uno de los más gratos recuerdos de la infancia que guarda en su mente es la Navidad de 1977. Ese año su familia se reunió a celebrar en casa de sus abuelos que vivían en Ciudad Mante, a la que asistieron todos los nietos.
“Recuerdo que esa Navidad nos regalaron uniformes de futbol a todos, pero el mío no sólo era la camiseta de portero, guantes y rodilleras del América, sino que además me obsequiaron la playera oficial de los jugadores”, expresó.
Esa noche se tomó una foto de recuerdo en el arbolito navideño, portando su regalo con una enorme sonrisa de felicidad dibujada en el rostro.
Siendo aún muy niño Ernesto admiraba a los héroes de la calle, como los bomberos, incluso pensó convertirse en uno de ellos cuando fuera grande.
Conforme pasó el tiempo y jugaba cada vez más futbol, tuvo la idea de llegar a ser futbolista profesional.
“Yo soñaba con ser futbolista. De hecho fui seleccionado varios años consecutivos a nivel estatal; fue de las experiencias más importantes que viví de niño.”, dijo.
Quien también se mantuvo como campeón local muchos años, admite haberse divertido en esa época. Admiraba en gran manera a los jugadores y tuvo oportunidad de viajar seguido con un primo de su misma edad a ver los juegos profesionales del equipo.
Esa era su verdadera pasión: ser futbolista. Pero al paso del tiempo sus metas y objetivos cambiaron.
Dentro de su actividad laboral, Ernesto empezó a trabajar desde muy joven en las filas del Partido Revolucionario Institucional como parte del Frente Juvenil Revolucionario, hoy Red Jóvenes por México.
De sus padres aprendió gracias a su ejemplo y heredó su vocación
al servicio público.
Don Tomás fue diputado local en 1990, lo que le permitió ver de cerca cómo viven las personas de las colonias populares, cuáles eran sus necesidades y poder ayudarles, pues uno de los valores que le inculcaron fue el servir.
En 1993 ingresó a trabajar en Caminos y Puentes Federales (Capufe) desempeñándose en varias áreas como administrador del Puente Internacional de Matamoros y
Reynosa.
En 1995 fue invitado a trabajar como uno de los ocho subdelegados regionales de operación que comprendía la jurisdicción de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua; desde Ciudad Juárez hasta Matamoros.
En 1999 recibió la invitación para formar parte de la administración municipal de Humberto Valdez Richaud, desempeñándose como secretario Particular del alcalde y posteriormente como secretario de Desarrollo Social, cargo que ocuparía por primera ocasión.
Junto a su hermano Tomás crearon una empresa familiar que poco a poco fue creciendo y se dedicó por poco tiempo a la iniciativa privada para volver a lo que siempre le ha apasionado: el servicio público, incorporándose en 2004 como delegado del Instituto Tamaulipeco de la Vivienda y Urbanismo (Itavu).
En 2005 recibió la invitación de la Secretaría de Salud para trabajar como coordinador de la Jurisdicción número 4 del Seguro Popular en Reynosa, donde trabajó muy de cerca con Rodolfo Torre Cantú (†), con quien inició la incorporación de las familias reynosenses a este nuevo servicio médico gratuito.
“Trabajar al lado del doctor Rodolfo Torre Cantú fue una gran experiencia. Era una persona con un corazón muy grande que nos hacía partícipes de todas las actividades. Aprendí mucho de él y lo más importante, a entregar mi esfuerzo y más”, dijo
En marzo de 2007 asumió la administración del Hospital General. Su estadía le permitió ver desde otra perspectiva las necesidades de la gente y la importancia de brindar un servicio médico de calidad.
En 2011, durante la administración municipal de Everardo Villarreal Salinas, fue invitado a participar como secretario de Desarrollo Social, cargo que desempeñó por segunda ocasión, pero esta vez con mayores atribuciones e incorporado a la Dirección de Salud, Deportes, entre otras áreas, permitiéndole conocer las necesidades de Reynosa y su gente desde otra perspectiva y con mayor experiencia como lo requiere una ciudad como Reynosa.
“Yo creo que ha sido un trabajo que ha marcado mi vida y la de mi familia. La formación que me han dado mis padres y el servicio público me otorgaron la madurez necesaria para conocer la problemática de mi ciudad y las soluciones que necesita”, agregó.
En 2013 el Partido Revolucionario Institucional lo propuso como candidato a diputado local por el sexto distrito, que comprende una amplia zona de las colonias populares y marginadas. Ernesto aceptó con mucho entusiasmo y sobre todo con compromiso.
“Gracias a las labores administrativas y de servicio que había de-sempeñado—- con anterioridad, tuve la oportunidad de conocer mi distrito y gracias a Dios y la población gané la diputación local con un amplio margen de dos a uno en la votación”, comentó.
Cuando su mamá fue diputada local en el período 2002-2004, Ernesto se involucró en su campaña y la acompañaba a los recorridos, donde conoció a mujeres lideresas de colonias que hasta la fecha frecuenta y juntos recuerdan las ocasiones en que visitaban a su madre en su casa o en la oficina formando una gran amistad.
Admira a las personas que llegan a Reynosa a echar raíces y ahora son parte de la vida laboral.
“Personalmente me he topado en los recorridos y campañas a personas del sur de Tamaulipas, de Veracruz, de San Luis Potosí y de otras entidades, hombres y mujeres que admiro por su vocación de sacar adelante a su familia y que han encontrado en Reynosa su hogar”, explicó.
Gracias a la votación tan copiosa que obtuvo en 2013, fue que de nueva cuenta su partido lo eligió como candidato a diputado federal suplente de Edgar Melhem Salinas, haciendo una excelente mancuerna, lo que llevó a Ernesto a realizar otra campaña y conocer las necesidades de otra parte de la población de Reynosa, obteniendo un triunfo aplastante en las elecciones federales de junio de 2015.
Actualmente la demanda de los servicios básicos ha aumentado conforme la ciudad va creciendo, el presupuesto no abarca para todo y probablemente para 2016 será
mejor.
Ernesto considera que se necesitan atraer más programas federales para buscar alternativas que cubran las necesidades de la población.
“Reynosa es una de las ciudades de mayor crecimiento en México y la demanda es alta. Por ejemplo, ahora se introduce una nueva red de drenaje, el tema de la pavimentación está presente, alumbrado público, agua potable, el rescate de espacios públicos, entre otros que se está trabajando”, dijo.
HISTORIA DE AMOR
Todo comenzó en el verano de 1981 cuando apenas eran unos niños. Magaly Deándar, prima hermana de Ernesto, le presentó a Verónica Gómez, hermana de Elpidio, su novio. A partir de ese momento nació entre ellos una bonita amistad.
En 1983, una vez terminada la secundaria, Ernesto se marchó a Estados Unidos a estudiar inglés, pero durante ese tiempo él y Verónica se escribían seguido, pues tenían los mismos amigos en común, además de que se enviaban cartas cuando era posible.
El 21 de agosto de 1984, Ernesto se decidió y le pidió a Verónica, que estaba por cumplir 13 años, que fueran novios. Y así iniciaron su relación a escondidas, pues no le dijeron a nadie.
“Era un decir que éramos novios, pues sus hermanos la celaban y no me dejaban visitarla. Cuando podíamos nos veíamos rodeados de mucha gente”, comentó.
Con el paso de los años su relación se fortaleció, hasta que en 1995 Ernesto llegó a su casa y le mostró un regalo que había comprado para ella: una cámara fotográfica.
Decidieron salir a pasear para realizar algunas tomas y en un momento dado Verónica encontró en el espacio del rollo un anillo pegado con cinta adhesiva.
Inmediatamente lo cerró y para cerciorares que era real lo que veía, lo abrió de nuevo. Para entonces Ernesto estaba sobre una rodilla preguntándole: “¿Quieres ser mi esposa?”.
Después de responder “¡sí!” y de que Ernesto le colocaría el anillo, acudieron a casa de los papás de ella para hablar de la reciente petición. Al llegar, don Elpidio Gómez Lira y Elda Ríos de Gómez les preguntaron si estaban seguros de dar ese paso, pues eran muy jóvenes aún. Finalmente el 14 de diciembre de 1996 unieron sus vidas en matrimonio.
La pareja decidió esperar un tiempo para tener hijos, hasta que en junio de 1999 Verónica le dio a Ernesto la noticia de que serían papás. El 27 de marzo de 2000 nació Ernesto Robinson Gómez, su primer hijo. Tres años después, el 16 de octubre de 2003, nació Carolina Robinson Gómez.
Sus hijos son su más grande bendición y por quienes luchan cada día. Han formado una linda familia fundada en las bases que sus padres recibieron cuando eran pequeños: el amor y el respeto.
“Mi familia es lo más importante. Es lo que día a día me motiva a seguir luchando por nuestros sueños e ilusiones. Estoy muy feliz con mi esposa, quien me ha aguantado por más de treinta años entre noviazgo y matrimonio”, expresó.
ESPOSA, MADRE
Y DAMA ALTRUISTA
Verónica Gómez de Robinson es Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Cuando era niña siempre fue muy unida a sus hermanos: Carolina, Mayra, Elpidio (†) y Eduardo, con quienes disfrutó momentos inolvidables.
Procedente de una familia de lucha que se caracterizó por ser muy trabajadora, Verónica descubrió la importancia de la familia desde muy pequeña, pues sus padres le demostraban que no había nada mas importante para ellos que sus hijos.
A pesar de estar enfermo del corazón, su papá nunca mostró cansancio alguno. Por el contrario, mantenía una sonrisa feliz y una actitud positiva frente a sus hijos. Su mamá siempre estuvo con ellos pendiente de que nada les faltara y se involucraba en su educación. Considera que hoy en día su profesión más importante es la de ser madre y esposa.
Verónica es presidenta de la Fundación ALE, organización que crea conciencia en la población sobre la donación de órganos, piel y tejido, además de ayudar a personas de bajos recursos a ser trasplantados y cubrir la totalidad de sus cirugías.
También apoya a su esposo en su carrera política y del mismo modo él la apoya a lograr sus metas.
Procura estar para sus hijos la mayor parte del tiempo posible, así como sus papás le enseñaron a ella.
“Papá nunca se quejó. Trabajaba mucho y nunca lo veía cansado sabiendo que estaba enfermo. Siempre estaba listo para seguir adelante con una sonrisa; él me dio ese ejemplo”, dijo.
VALORES IMPORTANTES
Así como de sus padres aprendieron la importancia del amor a Dios, el respeto, la lealtad y compartir con los que menos tienen, Ernesto y Verónica le inculcan a sus hijos el mismo ejemplo: que hagan el bien sin mirar a quien.
“Eso aprendí de mis padres y Verónica también recibió los mismos valores. Eso es lo que queremos para nuestros hijos, que valoren lo mucho o poco que tengan y sepan compartirlo”, comentó Ernesto.
LA AMISTAD
Sin duda la amistad es un valor muy importante para Ernesto. A lo largo de su vida ha logrado hacer muchos amigos, a los que por distancia o trabajo no frecuenta seguido, pero procura mantener el contacto.
“La amistad es una referencia de cuánto queremos a una persona. Tengo la bendición de contar con muchos amigos, pero mi mejor amiga es mi esposa”, dijo
PLANES A FUTURO
De momento Ernesto está comprometido con su ciudad como dipu-
tado local.
El y su equipo de trabajo realizan campañas de salud, como el reciente programa de detección oportuna de osteoporosis en mujeres mayores de cuarenta años y de detección de cáncer cérvicouterino, entre otros.
Las brigadas médico asistenciales se llevan a cabo en diversos sectores de la ciudad, en donde brindan consulta dental, surtido de medicamentos, cortes de cabello y exámenes de diabetes e hipertensión, todos de manera gratuita. A los niños se les lleva un poco de diversión para que convivan en torno a su familia y a la comunidad.
En sus planes a futuro, Ernesto contempla seguir sirviendo a Reynosa.
¨La vida te va llevando por muchas experiencias, mismas que van formando tu carácter y visión de las cosas. Esas mismas experiencias a lo largo de mi carrera política y social son las que me han dado la fortaleza y capacidad para saber qué requiere una ciudad como la nuestra. El contacto permanente con la gente me ha dado el pulso necesario para conocer sus necesidades y su problemática. No es tarea fácil, pero sí es posible con el apoyo de todos”, concluyó.
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