Los adultos recuerdan con nostalgia aquella etapa infantil brincando la cuerda, deslizándose por las calles en patines o jugando “encantados”, pues hoy en día es común que los niños pasen horas frente a los videojuegos y entretenidos en los aparatos de alta tecnología como tabletas o smartphones.Los pequeños de antes pasaban horas divirtiéndose al aire libre y siempre se mantenían activos inventando a qué jugar.Regresando al pasado un grupo de mamás recuerdan en qué pasaban la mayor parte de su tiempo libre, sin duda, sacaron a la niña que tienen en su interior.
OFELIA ZUBIAGA DE HERRERA
Fui muy afortunada en tener una maravillosa niñez rodeada de mis adorables padres, hermanos, abuelitos, tíos, primos y amiguitas. Disfrutaba jugar con una de mis tías quien era dos meses menor que yo y con una de mis primas quien era un año menor. Ellas fueron siempre mis compañeras de juego.Tenía muchas muñecas de todos tamaños, casitas para ellas y juegos de té.Por las tardes jugábamos a brincar la cuerda, mi mamá nos enseñaba a jugar volibol y otros juegos de pelota.También jugábamos a “la matatena”, a “las escondidas” y hacíamos rondas infantiles con canciones de Cri-Crí. Organizábamos las tardes de artistas y cantábamos y aplaudíamos como si fuéramos de verdad grandes estrellas.Además tenía muchos colores y libros de pintar con los que pasábamos mucho rato entretenidos.
ORALIA LOZANO DE LINCE
Provengo de una familia muy numerosa. Mis abuelos tuvieron 10 hijos y ellos a su vez nueve o diez. Vivían en un terreno muy grande donde su casa quedaba al centro y alrededor las casas de sus hijos.Nosotros los nietos teníamos un lugar enorme para jugar y fue muy bonito convivir con mis primos. Por las tardes después de hacer tarea veíamos la tele una hora y luego teníamos el resto del día para jugar.Nuestros juegos favoritos eran “el cinturón escondido”, “el voto de salvación”, organizábamos torneos de futibeis de primos contra primas y colgábamos una cuerda en un árbol para mecernos y después dejarnos caer en un colchón. Pero siempre inventábamos juegos.
MARGARITA GAMEZ DE VILLARREAL
Cuando era niña teníamos la fortuna de tener cerca de casa un parque en donde había albercas y algunos juegos. Ahí nos reuníamos todos los vecinitos de la colonia Del Prado para divertirnos juntos.A lo que más jugábamos en ese tiempo era a “los encantados”, a “el oso ayudado”, entre otros juegos. Pero a lo que más me gustaba jugar era con la casita de muñecas de tamaño real que me hicieron mis papás.Cada año mi mamá le ponía cortinas, colchas en las camitas, comprábamos trastecitos y jugábamos con ellos haciendo comida real. En Navidad me regalaba una muñeca y mi hermano Pablo, además de hacerla de sacerdote, era el padrino porque a todas las bautizaba. Les hacíamos ropa con la ayuda de mi mamá, quien tenía esa habilidad y le gustaba mucho. Siendo la hija de en medio entre cuatro varones no podía dejar a un lado seguir a mis hermanos y treparme con ellos a los árboles, además de jugar a las canicas y al trompo.
BRENDA VALENZUELA DE MACEDO
Mi pasión desde niña ha sido patinar. Empecé con unos patines de cuatro ruedas de metal, de esos que se ponían en los tenis, pero me quedaban grandes.Cuando me los prestaban me iba por la orilla de la banqueta en las calles de San Antonio. Ya después me compraron los clásicos de botín blanco y me pasaba las tardes patinando.Mientras estudiaba la primaria participaba en los desfiles deportivos del 20 de noviembre patinando. Una vez que crecieron un poco mis hijos les inculqué el gusto por el patinaje, pues quería que lo compartieran conmigo.Hoy en día continúo con este hobbie y recorremos hasta cinco kilómetros en el Parque Cultural Reynosa.
ahernandez@revistaclase.com
Tels. 929.75.85 al 87. Ext. 106