Los hijos de Raymundo Salinas Reyna reviven aquellas épocas de infancia a su lado y los domingos en casa.
En el Día del Padre los recuerdos afloran y voltear los ojos hacia la infancia, cuando papá se estrenaba en la difícil tarea de criar a sus hijos, es una forma de reconocerlo y celebrarlo, porque como dice el dicho: “Padre, sólo hay uno”. Raymundo Salinas Ruiz, su hijo menor, trae a su memoria aquel segundo torneo de futbol de la primaria que le tocó jugarlo en la ciudad de Monterrey. “Me acuerdo que el primer partido nos tocó buscar un taxi muy cerca de la casa donde estábamos hospedados, pero para el segundo no tuvimos tanta suerte y caminamos como diez cuadras, pero mi papá hizo que ese tiempo fuera corto ¡y divertido para mí!”, señala. El domingo era el único día de descanso laboral de don Raymundo, pero lo aprovechaba para jugar tenis con “el güero”, como le llamaba a su pequeño. Disfrutaban el día en una amena convivencia entre padre e hijo. Por su parte, Carolina Salinas Ruiz, la hija mayor, entre aquellos pensamientos que le han quedado grabados en su memoria está su etapa escolar. Salía muy temprano tomada de la mano de su papá caminito a la escuela, y aunque conforme pasó el tiempo Caro ya no era acompañada por él, menciona que siempre estuvo muy al pendiente de sus estudios apoyándola en sus decisiones hasta que concluyó la universidad, “Cuando cumplí 15 años le pedí a mi papá un viaje de cumpleaños, y aún así me organizó una gran fiesta con mi familia y amigos, porque me dijo que quince años se cumplen una vez, y viajar lo podía hacer muchas veces y en cualquier otro momento”, recuerda.
ahernandez@revistaclase.com
Tels. 929.75.85 al 87. Ext. 106