Con las hojas en blanco se pasan semanas, sin tiempo y corazón para plasmar los sentimientos. A veces hay presión en el deber, en los compromisos y, sobre todo, en el hecho de no soltar lo que hace la diferencia en la vida de las personas, porque así se le da sentido a la vida, con las reflexiones.
Esto perfectamente podría caber en la definición de éxito, cuando parece que se ha logrado todo, uno debe hacerse a un lado.
¿Éxito? ¿para qué sirve si se siente que todo se derrumba, que roban, chocan, traicionan y los planes empiezan a irse para todos los lados?
Hay una interminable lista de sucesos que aparecen juntos sin razón aparente.
¡Pero si parecían estar en el mejor momento de su vida! A gritos de oídos sordos, reflexionen y si están viviendo en una realidad su sueño, sonrían y piensen positivamente para atraer las famosas maravillas que le dan sentido a su vida.
Es cuando notas que con el paso de los años las formas de reaccionar al cúmulo de sucesos dramáticos han evolucionado para bien. Y en los últimos ocho años ni se diga, pues se logra romper el patrón. Antes en momentos de tristeza solían deprimirse hasta tocar fondo; hoy el fondo se aprecia desde varias perspectivas, para mantenerse observadores e intentar darle tiempo al tiempo.
Evolución dice alguien, tal vez crean que todo tiene que ver con las formas de recibir los momentos y empatizar con ello. La respiración es sumamente importante, la mejor herramienta y aliada en estos casos.
Aquí sólo tenemos este momento, y ahora será nuestro solamente si así lo decidimos; si no, sólo lo dejaremos pasar, porque vivir sin sentir es como estar muerto, así que aunque se levanten y sonrían a veces cuesta y duele hasta los huesos, pero con frecuencia es la mejor opción.
“Una vez que la tormenta termine no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro que la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa sí es segura, cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella, de eso se trata esta tormenta”, dijo Haruki Murakami.
Gracias por dedicar tiempo para compartir, “ojalá alguno de estos renglones pueda dar a quien los lea un reflejo modesto de su angustia, de su esperanza”, escribió la poeta Guadalupe Amor.