Su padre quiso siempre que fuera abogado y para complacerlo estudió la carrera en la Escuela Libre de Derecho de la Ciudad de México.
Sin embargo, su sueño era convertirse en escritor y músico, pues su inclinación por las letras y el piano, al principio un mero gusto, con el tiempo se tornó en una actividad nacida del alma, por lo que se entregó a ella.
Homero McDonald Chávez se define como un hombre sencillo al que le gusta divertirse con lo que le apasiona: escribir, tocar el piano, escuchar música, compartir con los amigos una buena charla, ver películas y viajar pero, por sobre todas las cosas, dirigir cine, llevar historias a la pantalla grande haciendo por su vida y por su patria algo de lo mucho que le debe.
Sin embargo, hay quienes tienen una segunda oportunidad para saldar cuentas antes de partir, como fue el caso de Homero McDonald.
Hace algunos años recibió una mala noticia que le cambiaría la vida: le diagnosticaron un tumor fibromatoso pronosticándole seis meses de vida. A partir de entonces tomó esta decisión: “Bueno, si ya me voy a morir y no tengo hijos, voy a realizar parte de mis sueños”.
Por eso se puso a estudiar guionismo y técnicas de cine para luego empezar a escribir un guión cinematográfico, además de una novela juvenil, pronta a publicarse. Así es como incursionó en el mundo del cine.
UNA HISTORIA QUE CONTINUA
Homero McDonald está conforme con lo que ha logrado, por lo que después de “Mariachi gringo” y “Castidad”, le llena de satisfacción estar coproduciendo su tercera película, “El arribo de Conrado Sierra”.
“Es algo que nos llena de orgullo porque estamos haciendo las cosas que nos atrapan, que nos cautivan”, manifestó.
Entre otros proyectos, Mauricio de Aguinaco, diseñador de producción de la película “Como agua para chocolate“ y “Un paseo por las nubes“, lo invitó a participar, por amistad, en una nueva coproducción: “Aerosol“, misma que concluirá en septiembre de este año.
Ya enfrascado en la ind