Cada vez es más común y se percibe como normal que los amigos de tus hijos e hijos de tus amigas y hasta tus hijos tengan infecciones de oído recurrentes, alergias, sensibilidades, déficit de atención y malestares estomacales, entre otros padecimientos. Como si fuera característica innata de la infancia, pero no lo es.
Hay razones de peso que están acabando con la salud y bienestar de la vida de los pequeños y la propia.
Es necesario que jueguen con tierra y un error tener el antibacterial en la mano para evitar que se ensucien. El reto es justamente permitirles estar en contacto con estos elementos de la naturaleza.
La infancia es una etapa maravillosa en la que el ser humano aprende mucho de lo que en su vida de adulto será.
Y si es posible que la salud y bienestar de los niños esté en la naturaleza, la que nos da la vida y de quien formamos parte, pero que vivimos negando. Como dice mi amiga Galia Kleiman de Babylovesfood: “nuestros niños tienen un déficit de microbios y está en nosotros considerar repoblarlos”.
Mis recomendaciones son integrarlos con la naturaleza, pasear por el campo, organizar picnics, permitirles explorar, alimentarlos con comida de verdad e íntegra, probioticos naturales a manera de alimentos fermentados para beneficiar su sistema inmune.
Por el contrario evitar alimentos procesados y azucarados, además de antibióticos (sólo en caso necesario).
Es importante hablar con los hijos de los beneficios de comer rico y sano, así como compartir en la naturaleza.