Por Cynthia Robles Welch
Mi gran escuela ha sido la vida, por ser mamá he aprendido a detectar cuál es la mejor línea a seguir. Poco a poco, a prueba y error -soy de carne y hueso- en mis últimos cuatro años he observado una evolución que no había tenido antes. Intento darme esos placeres a conciencia, sé que lo que estoy haciendo no es lo ideal, pero lo disfruto y cada que lo hago analizo las diferentes perspectivas.
Me sorprende ver cómo las grandes industrias intentan vilmente tratarnos como si fuéramos personas no pensantes.
Tengo varios placeres culposos de comida chatarra específicamente, de vez en cuando y cada vez ha sido más espaciado y eso me entusiasma. He ido encontrando más gustos sin que me hagan daño, hoy les hablaré de éste que he ido dejando, porque noto cómo mi cuerpo responde cuando se me ocurre pecar. Me da risa porque las populares papitas con chile, veo la etiqueta y resulta que lo que más grande viene en la información es que son hechas con papa cien x ciento natural. Después noto en la bolsa, lo que aporta una porción de 25 gramos, 6 por ciento son 124 calorías.
De grasa saturada tienen 4 gramos, de azúcares nada, de sodio 220 mg, pero cómo les voy a creer si me dicen que están hechas con papa natural y al reverso nos encontramos con que tiene cero grasas trans, luego dentro de sus ingredientes en mayúsculas viene papa natural, aceite vegetal, condimento (y entre paréntesis una bola de cosas que son nocivas para la salud, incluyendo grasas vegetales, igual a grasas trans). Por eso no les creo, entre otros a los colorantes pues está comprobado que causan alteración en el cerebro. Tienen aceite de soya, ¿y la azúcar? ¿pues qué no en la parte de adelante dice que no tienen azúcar? ¿y el azul brillante?, ¿por qué, si son rojas?
En fin, en la misma bolsa vienen un sinfín de contradicciones que nosotros como mamás y papás o consumidores ni nos damos a la tarea de leer y cuestionar, como ¿ésto, qué le hace a mi cuerpo?
Tengo la lengua escaldada y sólo me comí media bolsa, además una sed terrible, esos son los síntomas inmediatos al ingerirlas, al masticarlas mis dientes y muelas batallan para hacerlo, se supone que son papas rebanadas, pero en realidad están hechas con varias harinas, que nuestros dientes no están diseñados para sus texturas. Nosotros, ya ni lo notamos. Batallo para masticarlas, se me pegan en los dientes ¡ugh! Así que a correr a lavarnos los dientes, ese puede ser el resultado de las caries a temprana edad.
Hay investigaciones por parte de la Profeco que nos instruyen en el tema, por eso les recomiendo que busquen su página, de una manera fácil y digerible nos explican cuáles alimentos no consumir y cuáles están disponibles en el mercado.
La última parte que quiero tocar acerca de la bolsa de papitas, es su información nutrimental, porque esta gran empresa se empeña en decirnos que cuenta con nutrientes, cuando lo que hay es sólo químicos, saborizantes y productos que nada aportan. De qué le sirve a una mamá saber que tiene cierta cantidad de sodio, azúcares, proteínas, si al final la información está manipulada.
Sigo pensando que nos tratan como nos dejamos que nos traten, es bueno no satanizar y no irnos a los extremos, pero es importante saber lo que nos están ofreciendo y las consecuencias de alimentarnos con este tipo de productos, sobre todo para los niños, ellos están en nuestras manos y no tienen conciencia, por ello debemos
ponerles el ejemplo.
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