Fotos: Víctor Briones / Cortesía
Desde hace 34 años han conservado una sólida amistad. Tan es así que desde hace años, cada miércoles, es infalible reunirse. Ellas son: Mapy González de Reynolds, Mayté Soberón de Guajardo, Nidia Pérez de Romero, Adriana Guzmán de Cantú, Lety Urtusástegui de Sáenz, Malú López Gallegos, Cata Arechandieta de Carrillo, Lolalú Chapa de Reza, Mary Cantú de Montiel y Olga Diana Bolado Garza.
Todo comenzó cuando Lety y Adriana se encontraron en el Jardín de Niños Pulgarcito. Se hicieron amigas y continuaron así en el Instituto Colón, en donde conocieron a Mayté. En la secundaria se agregaron Nidia, Mary y Cata. Pasó el tiempo y al grupo se unieron: Lolalú y Olga Diana.
Los fines de semana se ponían guapas para reunirse en casa de la tía de una de ellas, ubicada en la calle París en la colonia Beatty donde se hacía el “roll”, el punto de encuentro de los jóvenes, así como El Alaska, la discoteca de moda.
“Generalmente yo no me arreglaba ni me maquillaba, entonces una vez esta bola de canijas, me tomaron por sorpresa y me maquillaron, me peinaron y me hicieron ponerme un vestido. Me enojé, me lavé la cara, me peiné diferente y aun así en la disco bailé toda la noche”, comentó Nidia.
Como solteras seguían en la fiesta, pero Adriana fue la primera que les dio la noticia que se casaría y, por ende, la que se convirtió en mamá. Las cosas cambiarían.
Mayté regresó a vivir a Reynosa después de estar en Monterrey. Las invitó a su casa, casualmente fue un miércoles. En esa ocasión solo fueron Nidia y Mary, después algunas otras; ese día empezó a ser costumbre reunirse.
Primero fue con la idea de hacer costura, después prefirieron el juego de canasta, pero como terminaban discutiendo optaron por mejor disfrutar de una rica merienda y conversar.
En diciembre hacen su cena navideña y un juego chusco de intercambio de regalos.
“La primera vez que Cata fue a nuestra cena navideña no la olvidamos, porque le dijimos que ese día nosotros nos íbamos guapas, que era cuando nos ‘arreglábamos’, así que llegó con peinado de salón, vestido largo de lentejuelas y un mink, porque hacía frío” comentó Lety.
A pesar del incidente Cata no se molestó, solamente se rió y disfrutó de la noche como siempre.
Viajar juntas es difícil de organizar, por eso cuando lograron ponerse de acuerdo, Europa fue una sorpresa.
Fue una gran aventura, coincidieron. Cata y Lety se perdieron y Nidia las cuidaba como si fuera su mamá.
“Fueron más de diez horas de vuelo, no podíamos estar sentadas todo el tiempo, ni calladas”, recordó Lety.
Personalidades diferentes
Lety y Adriana siempre están haciendo reír a todas, además de que cuando viajan comparten habitación, así como Cata y Nidia, quienes son polos opuestos pero se llevan muy bien.
Por otra parte, a Mary no le gusta viajar y solo las acompaña a lugares cercanos, pero sus amigas todos los días le enviaban fotos y videos.
“¡Mary hizo que su esposo la llevara a su luna de miel en San Miguel de Allende en carro! No viaja ni aunque le pagues todo el viaje”, comentó entre risas Nidia.
Adriana es la más antojadiza; Nidia es la más preocupona y nerviosa pero también es muy ubicada; Lety es la más coqueta, le gusta siempre andar muy guapa; Mayté es la más seria pero también la más organizada, detallista y metódica. Catita es la alegría andando, nunca la vas a ver enojada, le puedes decir cosas y a ella no le van a afectar, solo se reirá y seguirá como siempre. Mapi es la más atrevida y aventada, no le tiene miedo a nada.
Entre las anécdotas que Nidia evoca fue aquella en la que se compró un helado y Adriana por querer quitarselo provocó que se le cayera.
“Se ofendió y me dejó de hablar el resto del día”, comentó entre risas Nidia.
También Mapi platicó que se fueron de ride al boliche en McAllen pero les mintió que ya tenían con quien volver, así que se regresaron caminando.
“Nos cansamos mucho, pero estuvo divertido” dijo Mapi.
En las buenas y en las malas siempre están juntas. Han pasado por momentos difíciles, pero sus palabras de aliento y consuelo las reconfortan.
Una sólida amistad
Eran muy niñas cuando Eva Daniela Guerra Garza y Aimeé Oriett Briones García se conocieron, mientras estudiaban en el Colegio Mexicano. Al principio no se caían tan bien pero en la preparatoria su amistad se fortaleció.
Han vivido momentos alegres y sufrido algunos golpes pero siempre juntas, apoyándose. Han recibido regaños, pero la sinceridad las ha mantenido juntas a lo largo de 22 años.
“La amistad no sólo se trata de pasarla bonito, sino de superar las adversidades”, reconoció Daniela.
La complicidad que existe entre ellas es innegable, pues muchas de las veces no necesitan palabras para comunicarse. Pueden pasar, además, horas riéndose por nada o por todo.
Son muchas las anécdotas que contar, pero durante la preparatoria, amigas inseparables y terribles, era común que las mandaran a la dirección castigadas.
Cuenta Aimeé que cuando Daniela cumplió 19 años de edad, la celebraron en el antro “Frida” con una piñata enorme llena de regalos y cartas, lo que le molestó y dio pena; para colmo la pusieron en la mesa pequeña y llamaba mucho la atención.
Cada una tiene su personalidad muy definida. Aimeé es una persona con gran corazón y siempre comparte su alegría, es una amiga muy leal, fiel, sincera, honesta y entregada. En ella siempre tendrás un hombro en donde apoyarte sin dudarlo ni un segundo. Es muy trabajadora, ha salido adelante por ella misma, también es muy despistada y tiene la capacidad para superar adversidades y seguir teniendo su esencia.
Daniela es una mujer muy valiente. No le tiene miedo a nada o al menos no lo demuestra. Es leal hasta los huesos con las personas que se ganan su confianza, pero no la defraudes porque jamás la recuperarás. Siempre está para los que la necesitan y busca por todos los medios tratar de ayudarte. Tiene un espíritu de servicio nato.
“Ha sido como mi hermana mayor a la que admiro, y es mi modelo a seguir, de carácter fuerte y sincera. Mi mejor amiga, nunca te dirá las cosas solo porque las quieres escuchar, creo que es la persona más sincera que conozco”, consideró Aimeé.
Coincidieron en señalar que al final de cuentas la amistad se trata de estar incondicionalmente la una para la otra, sin importar el tiempo, la distancia o las circunstancias.
“Cuando puedes decir que el cariño, la lealtad y la confianza está intacta después de 22 años, es una amistad para toda la vida”, aseguraron.