A través de la historia de la humanidad, los perros nos han acompañado en diferentes situaciones y escenarios, contribuyendo de diferentes maneras, desde animales de compañía hasta compañeros de trabajo, por lo que es razonable que tengan su día para festejar, al igual que ocurre en los humanos. Sin embargo, la razón por la que se conmemora está fecha tiene un trasfondo más oscuro. Anteriormente durante las vacaciones de verano, muchas familias que no podían llevar de vacaciones a sus perros, los dejaban en la calle, con la idea de encontrarlos al regresar. Sin embargo, durante ese tiempo muchos perros se extraviaban, sufrían accidentes, perecían de hambre y sed, o a causa de las inclemencias del tiempo. Por esta razón, desde el año 2012 se conmemora el día del perro dentro de las vacaciones de verano, para concientizar acerca del abandono de perros. Desde entonces, este día conmemora en muchos países, por ejemplo, en España se conmemora el 21 de julio, mientras que en México lo festejamos cada tercer domingo de julio.
Tener un perro conlleva una gran responsabilidad, pero también una gran satisfacción. El perro es el animal con quien mejor mancuerna ha hecho el hombre, tanto que a lo largo de la evolución de la relación humano-perro, este último ha aprendido a leer cada uno de nuestros gestos y movimientos, a distinguir con su olfato cada molécula que emiten nuestras emociones, a interpretar los matices que emana nuestra voz, incluso a copiar algunos de los movimientos musculares que dan nuestra expresión facial. Nos conocen tan bien, que es muy difícil mentirles, y de igual manera ellos son tan auténticos y tan claros en su lenguaje que no pueden mentir, sin embargo los seres humanos pocas veces nos preocupamos por entender su lenguaje.
En diferentes estudios sobre la relación humano-animal, se han argumentado grandes beneficios, en el ámbito social, emocional y físico, que inician desde el contacto visual con el perro, es decir, con una mirada puede cambiar el ambiente, pues esta acción hace que nuestro cerebro produzca esas sustancias llamadas neurotransmisores, que nos ayudan a regular diferentes reacciones en nuestro cuerpo. Estas sustancias favorecen a la formación del vínculo entre el humano y el perro, sin embargo, debemos fortalecer día a día ese vínculo que inició con una mirada a través de acciones como el juego y los cuidados, la alimentación y el compartir actividades cotidianas.
Entre los beneficios que podemos obtener de nuestra relación con los perros, se ha documentado un mejor estado de ánimo al acariciar un perro o mirarlo a los ojos, mejor control de la presión arterial, una mejor gestión de las crisis de ansiedad, disminución de los eventos de autolesiones, así como un mayor nivel de motivación para seguir un régimen de ejercicio, un plan de estudios o un plan de psicoterapia, entre muchos otros beneficios en usuarios específicos.
Tan fuerte se ha desarrollado el vínculo con los perros, que podemos lograr que nuestro mismo perro de compañía comparta nuestras actividades de laborales, logrando ser parte de binomios de trabajo en el ámbito de la búsqueda, terapia y asistencia, entre otras. Sin un vínculo fuerte entre el binomio, no sería posible la obtención de resultados extraordinarios, logrando encontrar a personas extraviadas, así como asistir en psicoterapia, rehabilitación física, actividades educativas y actividades recreativas, actividades que disfrutan no solo con su guardián, sino también con los usuarios.
Ya solo queda decir, que debemos cuidar este vínculo y procurar que los beneficios que se obtienen sean en un sentido bidireccional, es decir, que haya beneficios tanto para el humano como para el perro, de lo contrario, será muy difícil tener perros felices que puedan compartir nuestra felicidad. No dejemos que nuestros perros terminen en la misma situación que sus antecesores que han motivado esta conmemoración.
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