Marco Antonio Bracho Ruiz y Roberto Dorak Gámez son un claro ejemplo de lo que es la verdadera amistad. Juntos han superado las más difíciles pruebas, aquellas que sellan con cariño y lealtad el abrazo de un buen amigo.
Ambos comparten esta relación con Habacuc Muñoz, Alfredo Flores y Hugo Reséndez, de los que tienen muchas historias y anécdotas que contar, aunque en esta ocasión Marco Antonio y Roberto son quienes hablan en representación del grupo.
Si es verdad que en los tiempos difíciles se conocen a los amigos, ellos son un ejemplo que lo comprueba, pues Marco Antonio vivió la triste experiencia de sufrir un accidente, en el que nunca estuvo solo, al lado de su familia siempre lo acompañó Roberto.
Marco Antonio y Roberto, originarios de Reynosa y Tampico, respectivamente, se conocieron en junio de 1996, cuando ingresaron al Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios # 7 para estudiar la carrera de contabilidad; el primero en el turno matutino y el segundo, en el vespertino.
HABLA ROBERTO DORAK
La amistad entre ellos se dio con calma, poco a poco y sin reservas. Marco Antonio y Habacuc se hicieron amigos desde que eran niños, luego se integró Roberto.
Recuerda su relación, al principio fue de mucha fricción, ya que, reconoce Roberto, le cargaba la mano a Marco Antonio a la menor provocación, haciéndolo enojar. Habacuc entraba al quite reconciliándolos siempre. Aún así se llevaban bien los tres y empezaron a conocerse como amigos de veras.
Cada uno tiene una forma muy personal de ser, mientras Marco Antonio era toda propiedad, un caballero, Roberto atravesaba por una etapa de inestabilidad emocional y de rebeldía de acuerdo a su condición de adolescente: cabello largo, botas y pantalón roto.
Salían a todas partes los fines de semana, con amigas y amigos, haciéndose de un mismo círculo social y, a pesar de sus diferencias, se llevaban bien.
“Poco a poco la amistad se empezó a hacer muy estrecha, muy cerrada, entre l