Los niños que correteaban inquietos y cometían sus travesuras, ya no están en casa. Ahora su recuerdo cada vez es más lejano. Un gran silencio retumba en las paredes.
Los padres extrañan a sus pequeños que vivían a su alrededor, la convivencia se vuelve escasa, tal vez coincidan en algunos aniversarios o fiestas especiales.
En muchos hogares se quedaron solos tal vez porque sus hijos se casaron, o porque viven en otra ciudad por razones de estudio o de trabajo.
Esta situación no debe ser un motivo para sentirse mal, ni para caer en depresión.
De acuerdo al psicólogo César Omar Hinojosa Espinoza es una realidad que los matrimonios enfrentarán cuando lleguen a una edad avanzada, porque conforme pase el tiempo se tendrán que acostumbrar a una nueva realidad.
No deben temerle a la soledad, si aprenden a llevar a cabo una convivencia en pareja, un nuevo reto familiar para vivir en los siguientes años.
La parte patológica es usar a la soledad como un mecanismo de protección, al evitar entrar en contacto con las emociones o no saber adaptarse por no tener a la familia de antes.
“Es como tener una enfermedad, todo lo vemos gris y no le buscamos una solución; hay un dolor que tenemos que aprender a manejar, porque si nos quedamos con la parte melancólica, podríamos caer en una depresión y luego hasta nos podríamos enfermar”, explica.
Cuando la gente se deprime es porque sufre por la falta de compañía o se siente culpable por no haber cumplido con cierta promesa o deberes y podría tal vez sentir culpa por algo que no hizo.
Este mismo estado afecta el sistema inmunológico, por lo que podrían enfermarse ya que al sentirse mal bajan de inmediato sus defensas.
LO POSITIVO
Las parejas que ya no tienen en casa a los hijos deben aprovechar estos momentos de soledad para enfocarse en lo positivo.
El especialista recomendó aprender a cerrar ciclos, por ejemplo entender que los hijos ya crecieron y tendrán que formar su propia familia como parte de un proceso de madurez para todos.
“En ocasiones pasamos por situaciones que nos lastiman, como es el caso de las madres cuando tienen un hijo, es fuerte el dolor en el parto pero trajeron una vida, es el sentido de amor que debemos de mantener, a veces pasamos por un momento doloroso, hay que pensar que pasará pronto, lo que le dará otro sentido a nuestra vida”, agregó Hinojosa Espinoza.
En los momentos de soledad es necesario recordar las bondades recibidas a lo largo del año y siempre tener presente que los hijos sólo se ausentan de casa no de la vida de los padres.
“Es una bendición pensar que tienes una pareja, salud, pueden caminar y trabajo”, agregó.
ENFRENTAR EL CAMBIO
El proceso de adaptación debe dialogarse en pareja. Los pasos a seguir son: reconocer que no siempre estuvieron solos y es una experiencia que deben superar, además que hay otros motivos para seguir adelante.
Es importante entender que están en otra etapa de su vida y no pueden mantenerse ajenos, además que los momentos difíciles dejan un gran aprendizaje.
En tales circunstancias hay que capitalizar el tiempo: idear y realizar actividades que se quedaron en pausa como arreglar la casa, tomar clases de pintura o hacer ejercicio.
“Es invertirlo con calidad para ti, eso es muy bueno, además es un momento de reflexión para saber enfrentarse en esta nueva etapa de su vida“, mencionó.
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