Fotos: Viridiana Leal
Desde que era muy pequeño, José Adolfo Venegas Hernández tenía la inquietud de conocer un poco más sobre el arte de la talabartería, ya que le llamaban la atención los artículos hechos de cuero y piel.
De su abuelo, quien trabajaba de lleno en su talabartería, heredó este gusto. Su padre también le enseñó a coser con dos agujas.
Con el tiempo aprendió por su cuenta acercándose con especialistas en el tema, quienes lo aconsejaban y le hablaban sobre las técnicas que lo ayudarían a ampliar sus conocimientos, desde cortar la piel o planchar una baqueta, que parece fácil pero no es así.
A los 16 años de edad empezó a practicar la charrería, motivándolo aún más en ese oficio que desde niño le atrajo. Empezó por reparar sus monturas ya que era difícil encontrar quien lo hiciera.
Fue así como nació hace 20 años este pasatiempo, esta pasión que pone en práctica en sus ratos libres, ya que es contador público y master en administración de empresas.
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La Internet le ha dado oportunidad de comparar materiales en el extranjero, en América Latina, Europa y Estados Unidos, tales como: piel fina de tapicería, de borrego, venado axil, castor, venado cola blanca y africanos, además de algunas herramientas y cuernos.
Mencionó que algunos amigos con ranchos también le han proveído de cuernos de venado, los que reciben un procedimiento especial para darle el aspecto nacarada y así poder crear hermosas piezas.
Sin embargo, comentó que desde sus inicios ha conseguido material en una tenería de Irapuato, Guanajuato, con Miguel Martínez, quien se caracteriza por la venta de pieles de primera calidad.
Gracias a Internet, aseguró que ha aprendido nuevas técnicas para trabajar las pieles, decorarlas y cortarlas.
La talabartería para Adolfo es un arte que le atrajo desde pequeño y que ahora comparte con sus amigos dándole un toque único y personalizado.
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