Para algunas parejas una simple mirada bastó para saber que habían encontrado a la persona ideal, otras, quizás, pasaron desapercibidas la primera vez que se vieron, pero el tiempo decidió que en su momento les daría una oportunidad y les permitió que iniciaran una relación donde el amor los ha mantenido
unidos.
Son historias que ellos cuentan y que los hacen vibrar al recordar aquel día que se encontraron en el camino.
Como novios, marido y mujer o en planes de boda evocan el momento más especial en sus vidas con su media naranja.
Nayeli y Gonzalo.
La historia de amor de Nayeli Hinojosa y Gonzalo Cantú se remonta a finales del 2007, año en el que sus vidas cambiaron para bien.
Todo comenzó cuando Liz González, una amiga en común de ambos, subió una foto a su cuenta de Facebook en donde aparecía con Nayeli. Fue entonces cuando Gonzalo la vio e inmediatamente, sin siquiera pensarlo, le pidió a Liz que los presentara, pues le pareció una mujer muy bonita.
Días después, Liz organizó una pequeña fiesta en su casa, a la que asistieron los dos, para presentarlos personalmente.
Durante esa reunión Nayeli y Gonzalo platicaron, a ella le cayó bien, se le hizo un hombre muy agradable, pero ella no se imaginaba que le había gustado a él.
El seguido le enviaba mensajes, pero ella los ignoraba, hasta tiempo después decidió contactarlo. Empezaron a salir y Gonzalo le declaró su amor.
El noviazgo duró poco, pues en enero de 2010 le expresó su deseo de convertirla en su esposa.
Se le declaró a través de una presentación en Power Point que contenía fotos de ambos en momentos divertidos, los que representaban un poco de su historia de amor, como fondo musical se escuchaba la canción “Cásate conmigo” de Reyli. En la última imagen del programa había una pregunta: ¿Te quieres casar conmigo?
La respuesta de Nayeli fue inmediata: “Claro que sí”, le dijo.
Meses después, en octubre, Nayeli y Gonzalo unieron sus vidas prometiéndose amar por la eternidad. El primer baile que hicieron como marido y mujer fue con la canción con la que le pidió formalmente ser su esposa.
Actualmente están esperando un bebé.
Diana y Daniel.
En un encuentro casual Dany y Diana se conocieron. El fue a llevar a un amigo en común a la casa de ella. No se bajó del carro y Diana le reclamó.
Con el tiempo el amigo de ambos los presentó y empezaron a frecuentarse, iniciaron una bonita amistad que, dos meses después, se convirtió en noviazgo, una relación con la que cumplen doce años y que los motivó a dar un paso más formal en su vida: su boda. Este año se casan “para seguir juntos por siempre”.
Kendra e Hiram.
Su historia comenzó en la universidad, cuando Kendra De León e Hiram Ramírez estudiaban la carrera en Derecho. No estaban en el mismo salón, pero coincidían en el campus todo el tiempo.
Se hicieron amigos muy pronto y conforme pasaban los días los detalles por parte de él eran cada vez más evidentes. Le comentaron, incluso, que Hiram aseguraba que si lograba conquistarla se casaría con ella.
Kendra no le dio importancia, ya que estaba concentrada en sus estudios y aún veía lejana la idea de casarse.
Tiempo después la invitó a una fiesta familiar y la presentó como su novia, sin serlo, lo que la sorprendió.
Al salir de la fiesta, antes de que ella pudiera decir nada, Hiram le entregó un ramo de flores y una tarjeta en la que le preguntaba: ¿Quieres ser mi novia? Ella solo acertó a sonreír y le respondió que sí.
Ocho meses después la invitó a cenar. El restaurante estaba elegantemente decorado y lucía lleno de flores.
Durante la cena Hiram la llenó de halagos y detalles, demostrándole en todo momento su amor. De pronto, estaba arrodillado ante ella con una caja de terciopelo en color rojo; Kendra la abrió y se encontró con un hermoso anillo corte princesa con un diamante.
Enseguida, le dijo: “Eres la mujer que toda la vida había esperado”.
¿Te quieres casar conmigo?, le preguntó.
“Nada me haría más feliz que ser tu esposa”, le contestó Kendra. Y se casaron un año después, el 29 de agosto del 2009.
Con el tiempo emprendieron un negocio juntos, pero había algo que les faltaba… ser padres. Después de cuatro años de feliz matrimonio recibieron la llegada de su primer hijo, completando su dicha.
Karla y Emir.
Todo parece indicar que fue amor a primera vista el de Karla Tavarez y Emir Comparan. Se encontraron en el 2009, donde trabajaba él y, ella, apenas comenzaba.
Después de unos meses pasaban horas hablando por teléfono, sin siquiera sentir el tiempo.
Empezaron a salir y el primer día de noviembre de ese mismo año, él le declaró su amor y le pidió que fuera su novia, lo que aceptó de inmediato.
Emir enamoró a Karla por sus detalles, pues aun sin ser una fecha especial le demuestra cuanto la ama, sea con flores o dulces, cualquier cosa.
Pero fue hasta el 13 de septiembre del 2013 que Emir decidió que ya era tiempo de dar el siguiente paso, por lo que aprovechó que ese día era el cumpleaños de Karla para pedirle que se casara con él.
Fue de una forma muy peculiar, después de ir a cenar, regresaron a casa para ver una película, pero antes Karla se dispuso a abrir todos los regalos que le había llevado. Al terminar, Emir le dio un beso y le mostró un vale que ella le había obsequiado con la siguiente frase: “Vale por… que pases todos los días de tu vida a mi lado”, y arrodillado le pidió que se casaran.
El primer día de noviembre del 2014, cuando celebraban cinco años de novios, cumplieron su sueño de amor al contraer nupcias.
Ellos consideran que “All you need is love” para ser felices.
Astrid y David.
Hace 20 años, en el Instituto Colón, el destino hizo coincidir a Astrid Salinas y David Segura en el mismo grupo. En ese entonces su relación era cordial, pero después de graduarse de primaria no volvieron a tener comunicación. El se quedó en Reynosa y ella se fue a Monterrey.
Con los años se reencontraron en esta frontera durante una reunión de ex-alumnos; conversaron y David se aventuró a invitarla a salir por primera vez.
La cita fue muy casual, una plática amena sobre su vida en esos años que no se vieron.
Con el tiempo se hicieron novios, pero ella tuvo que regresar a Monterrey para concluir su maestría. David la visitaba los fines de semana, pero las despedidas siempre eran tristes.
El 18 de mayo del 2012 Astrid recibió la propuesta de casarse, después de presenciar el musical “El fantasma de la ópera”.
Durante la obra estuvo tan conmovida que se la pasó llorando; después, cuando recibió la petición de boda volvió a derramar lágrimas.
“¡Jamás había llorado tanto en un mismo lugar!”, reconoce.
Se casaron el 6 de abril del 2013 y esta primavera del 2015 están en espera de su primer bebé.
José Alfredo y Martha.
La de ellos es una historia chusca y llena de amor y comienza así. Martha Mercado Arciniega contaba con 16 años de edad y José Alfredo Cavazos Garza con apenas 15. Ella estudiaba la carrera técnica de secretaria ejecutiva bilingüe. Todos los días iba y venía de su casa a Reynosa, pues vivía en Río Bravo.
Se conocieron en el autobús que ella tomaba para ir a la escuela.
“Y todos los días era lo mismo. Yo empecé a notar que este muchacho me seguía, que cuando yo llegaba a la Central de Autobuses, él ya estaba ahí”, recordó Martha.
Con el tiempo concluyó sus estudios en Reynosa y regresó a Río Bravo para continuar la preparatoria. Pasaron alrededor de dos años y no volvió a saber de él.
“Luego, mi mamá me empezó a decir que un muchacho que trabajaba en la carnicería a donde ella iba me mandaba saludos.
¿Quién será, mami?, no lo conozco”, le decía.
Finalmente supo quién era y, desde entonces, él empezó a llamarla por
teléfono.
Cierto sábado Martha salió con sus amigas a una quinceañera y después se fueron a una disco de moda.
Estaban muy entradas en la plática cuando ven entrar a un muchacho: alto, güerito, muy guapo.
Todas se alborotaron al verlo, pero Martha ni se inmutó con su presencia; aún así, no paró de bailar con él durante el transcurso de la noche.
Empezaron a frecuentarse. Después de cinco meses se citaron para ir a ver una película; de pronto él le tomó la mano, y ella, asombrada, le dijo: “Oyeme, no. Ni que fuéramos novios”.
Entonces le pidió esa tarde que aceptara ser su novia. Después de tres años de relación, Alfredo tuvo que viajar a Miami, Florida, por cuestiones de trabajo. En ese tiempo sólo hablaban por teléfono los domingos y la visitaba cada seis meses.
Cansada de la situación, Martha termina con él a distancia, por considerar que era una pérdida de tiempo.
Dos semanas después regresó Alfredo en un coche nuevo para pedirle matrimonio y se casaron el 7 de julio de 1990.
Alejandra y Omar.
Se conocen desde que ella era una niña y cursaba la primaria; él, apenas un adolescente de secundaria, y el mejor amigo del hermano mayor de ella,
así que cada que iba a su casa la veía.
Omar Cedillo recuerda a Alejandra Pérez cuando andaba por ahí jugando en el piso con muñecas, aún con el uniforme de la primaria y con las calcetas enrolladas hasta los tobillos.
Nunca fueron amigos, pero sabían quienes eran y sus familias se conocían bien. Fue hasta muchos años después, cuando él había terminado su carrera y regresado a Reynosa que se volvieron a encontrar.
Alguna vez coincidieron al salir de un lugar y platicaron un poco. Sabía que él era muy buen chavo y le caía muy bien, así que cuando supo que no tenia novia, Alejandra tuvo la idea de presentarlo a una amiga, pero las cosas no se dieron.
Después de un tiempo, comenzaron a hablar por mensajes, mails y se hicieron buenos amigos.
Omar le decía que buscaba una relación formal, aunque ella no estaba segura de estar preparada.
Se distanciaron un poco, pero al final ella terminó buscándolo y después se hicieron novios.
Al cumplir un año Omar le dio el anillo de compromiso. Se arrodilló ante ella y le dijo que era la mujer con la cual quería compartir su vida, que se casara con él. Ella aceptó con lagrimas en los ojos, muy emocionada.
En abril de este año cumplirán ocho años de casados en los que han formado una familia feliz al lado de sus hijos: Angel Mateo y Joaquín Alejandro.
Elda y Arturo.
Se conocieron cuando eran muy jóvenes; Arturo González y Elda Pérez trabajaban juntos.
Al paso del tiempo sus vidas tomaron rumbos diferentes, se casaron y tuvieron hijos, pero sus respectivos matrimonios no prosperaron.
En el 2009 se reencontraron y empezaron a comunicarse por teléfono y vía Internet.
Su primera cita se dio después de que él le enviara por Facebook el tema de “Santa Lucía”. Por teléfono empezó a cantársela y aprovechó para pedirle una cita.
Durante la cena le dijo con mucha seguridad: “Un día serás mi esposa”.
Los días transcurrieron y un 14 de febrero David le pidió que fuera su
novia.
Después de formalizar la relación decidieron que era tiempo de que se conocieran sus hijos. Para ellos era muy importante que se quisieran y llevaran bien.
También, de manera muy formal, Arturo le comunicó a los padres de Elda sus intenciones, dejándoles muy en claro la seriedad de su relación.
Cuando le pidió que fuera su esposa, Arturo se arrodilló ante ella y le colocó el anillo de compromiso.
Como la princesa de un cuento
POR JESS OLIVARES
Erase una vez en París. Hoy les quiero contar un poco de uno de los mejores días de mi vida: el 14 de diciembre del 2014. Esta fecha se ha convertido en una muy especial para mí, porque mi novio me propuso matrimonio, y de una forma por demás bonita.
Sinceramente, creo que todas las mujeres desde que somos unas niñas
soñamos con el momento en el que nos propongan matrimonio y estemos vestidas de blanco.
De pequeña, como la mayoría de las niñas, me encantaba ver las películas de princesas. Creo que este tipo de películas son las que nos hacen imaginar cómo será ese gran día.
El tiempo pasa y cuando menos lo imaginaba las respuestas empiezaban a darse.
No puedo creer que he llegado a esa hermosa etapa en mi vida, ahora estoy viviendo mi propio cuento de princesas. La mayoría dice que no existen, pero yo me siento como en un cuento y, la verdad, fue mejor de lo que yo me imaginaba cuando era niña.
Estoy súper contenta y agradecida con Dios. Me siento afortunada porque en mi camino llegó el mejor hombre con el que quiero compartir el resto de mi vida.
La historia comenzó así. El 4 de noviembre, día de mi cumpleaños, no pude estar con mi novio por estar fuera del país. Sin embargo, semanas después viajó hasta Londres a visitarme y me dijo: como no estuve contigo en tu cumpleaños contraté un fotógrafo en París para que te haga una sesión, para tu blog, como regalo.
Está de más decirles cómo me hizo sentir. Entonces me fui de shopping a comprarme ropa para el día de la sesión.
Ese día nos tomamos fotos en Pont de Bir-Hakeim y después en Montmartre, donde está la Basilique du Sacré-Cœur (Basílica del Sagrado Corazón); me encantaron estos lugares, y si ya me gustaba París, ahora estoy enamorada.
Cuando íbamos caminando por Montmartre, pasamos por un pequeño callejón, donde mi novio se arrodilló ante mí y sorpresivamente sacó un anillo, haciéndome la pregunta más bonita y anhelada por toda mujer.
Me quedé en shock, en ese momento sentí que el mundo se paralizó a mi alrededor. Pensaba que era un sueño, pero cuando reaccioné, lo más que acerté a decir fue: ¡Sí!
Reía de nervios y en mi rostro había lágrimas de felicidad. Ahora lo puedo compartir con una sonrisa y segura de que fue la decisión más importante de mi vida.
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