Cuando se conocieron jamás imaginaron que con el tiempo consolidarían una bonita amistad.
La mayoría se hicieron amigas cuando eran muy pequeñas, en la escuela o en un encuentro casual durante una actividad deportiva.
Desde entonces se han mantenido unidas compartiendo innumerables experiencias.
Han estado juntas en los problemas, pero también han disfrutado de sus alegrías.
Cada una de ellas se conoce de tal manera que en ocasiones hasta las palabras sobran.
Después de muchos años, las pequeñas que aún jugaban con las muñecas ahora son madres de familia y cuidan de sus propios hijos, quienes ya también son amigos de los amigos de sus padres.
En el día de la amistad, no hay mejor manera de celebrarlo que contando las historias de esos best friends que después de años, y algunos en la distancia, siguen unidos por ese lazo de amor.
SE ACEPTAN COMO SON
“Así empezó todo. Cursábamos el primer grado de primaria: Ydania Cavazos, Yanira Deándar, Analilia Gómez, Eugenia Velasco, Adriana Colina, Gabriela Páez y Carla Quiroga. Por la edad no teníamos mucha oportunidad de juntarnos, pero por la personalidad de cada una nos entendíamos muy bien en las clases.
‘Pasó el tiempo y en cuarto grado se incorporó a la escuela la maravillosa Glenda Flores, Elisa Garza y, un año después, Fedra Arredondo. Algunas dejaron el colegio, pero nos reencontramos en sexto año, periodo en el que entra Karla Zertuche”, evoca.
Para primero de secundaria, recuerda Ydania, éramos únicas.
“No me explico a qué hora estudiábamos, pero lo que sí recuerdo es que la secundaria fue increíble”, comenta.
Ya estando en la preparatoria, se vuelve a incorporar al grupo Adriana Colina.
Fue una etapa, dice, en la que los maestros no podían con ellas.
Remontándose a años atrás, exclama que se graduaron de los mejores tres años de preparatoria.
Continuaron sus estudios en la universidad en Monterrey, donde se les une Ale Páez, la única que no es de su generación.
En esta ciudad señala que consolidaron su amistad, vivían solas allá y se veían a diario, “y los fines de semana ni se diga”.
Terminaron la carrera y cada una se fue casando, algunas de ellas, incluso, establecieron su residencia en otras ciudades, muy lejos, pero gracias a
Internet siguen comunicándose.
“Continuamos haciéndonos reír como cuando niñas, con nuestras tonterías, somos como una cadena y cada una es un eslabón… nuestra amistad trasciende hasta nuestros hijos, ya que se llevan bien, los educamos para que se quieran y respeten. Entre nosotras nunca nos peleamos y, si alguna vez, en nuestra inmadurez, hubo alguna diferencia, evitamos involucrarnos, ya que sabíamos que se resolvería.
“Después de tantos años de amistad nos queremos y aceptamos como
somos”, asegura Ydania.
EL TENIS LAS UNE
Fue en una clase de tenis cuando Rocío De Coss y Fernanda García se conocieron hace seis años; a partir de ese momento su amistad se fortaleció conforme pasaron los días.
En ese encuentro les tocó ser pareja para jugar. Al instante simpatizaron e iniciaron la plática, pues eran nuevas en la escuela y no conocían a nadie.
Al día siguiente se vieron a la hora del almuerzo, hablaron y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común.
Así pasaron los días, su amistad creció y se ha fortalecido con el tiempo.
Viajaban a torneos de tenis juntas y compartían aventuras de niñas en la Isla del Padre los fines de semana, cuando sus papás las llevaban.
Entre otros lugares que han visitado están Six Flags y Sea World, de los que recuerdan divertidas anécdotas.
A pesar de que Fernanda vive en McAllen y Rocío en Reynosa, su relación de amistad es muy sólida, al grado de considerarse como hermanas.
Las dos se sienten felices de haberse encontrado como amigas y de contar la una con la otra tanto en las buenas como en las malas.
COINCIDEN EN TODO
Mónica Páez y Annia Robles se conocen desde el kínder y hasta entonces son las mejores amigas. Se conocen tanto y congenian de tal manera, que saben lo que le pasa a la otra sin hablar, perciben cuando atraviesan algún momento difícil o la vida les sonríe. En su relación no hacen faltan las palabras porque el cariño de amigas que las une siempre está presente.
Son tan parecidas que coinciden en la mayoría de las cosas. Cuando están juntas todo es diversión.
UNIDAS EN LA DISTANCIA
Mariela Torre y Gaby Cardoza llevan más de 15 años de amistad; se conocieron desde que tenían seis años de edad. La primaria la cursaron juntas en el colegio “Reynosa”, pero aunque en la secundaria tomaron rumbos distintos, continuaron siendo amigas. Con el tiempo se dieron cuenta que tenían muchas cosas en común. Para Mariela, además, la única persona que la entendía y vivió los mejores momentos a su lado es la madre de Gaby. Juntas han reído y han llorado, pero jamás han peleado ni discutido. Aseguran que la distancia puede separarlas, pero sus corazones jamás. Saben cómo se sienten y se apoyan en todo momento. Más que amigas se consideran hermanas.
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