Fue el 26 de junio, por la tarde, con sus amigos, quienes cada año celebran con él la llegada de un año más.
Entre anécdotas, vivencias personales y de trabajo transcurrió la plática, mientras el olor a comida empezaba a despertar el hambre.
Además de que los invitados brindaron por la prosperidad y salud de don Rafael, compartieron, en su momento, la mesa y se sirvió la comida.
En una fecha tan especial los alimentos también tenían que agasajar a su anfitrión y a los comensales, así que entre otros platillos, el menú consistió en cabrito al ataúd, pollo sentado, borrego, chicharrón guisado y cortadillo.
Durante varias horas se prolongó el festejo en el que don Rafael recibió como su mejor regalo… la amistad de los presentes.
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