Con una trayectoria marcada por el arte y el urbanismo, Cecilia Catalina Uranga Sánchez ha encontrado en la pintura una forma de expresión tan poderosa como su vocación arquitectónica. Su talento ha trascendido fronteras llevándola ahora a la Scuola Grande di San Teodoro, un recinto emblemático de la Serenissima, donde su obra “Heridas Internas” forma parte de la Muestra Internacional de Arte Camavale Infinito. Para Cecilia, esta exposición no solo representa un logro personal, sino una oportunidad invaluable para que su mensaje llegue a nuevas miradas. “Nunca imaginé que mi obra llegaría a un espacio con tanta historia, durante un evento tan importante como el Carnaval Bienal de Venecia. Me siento profundamente afortunada de ser parte de esto”, comparte con emoción. La pieza que eligió para esta exhibición no busca embellecer, sino conmover y generar conciencia. “Heridas Internas” retrata la dura realidad de la infancia vulnerable en México, marcada por la violencia, la pobreza y el abandono. La imagen de un niño con un moretón y un derrame ocular es el reflejo de una problemática que no siempre se quiere ver. “Quizás no es una pintura que alguien desee colgar en su sala, pero es una que todos deberíamos observar con detenimiento”, explica la artista. A través de esta obra, Cecilia no solo plasma el dolor visible, sino las cicatrices invisibles que dejan las experiencias traumáticas en la niñez. Su participación en esta muestra, junto a artistas de diversas regiones de México, no solo destaca su talento, sino su compromiso con el arte como una herramienta de protesta y sensibilización. Desde Venecia, su mensaje resuena con fuerza: “No solo las heridas externas son dolorosas, sino lo son aún más las Heridas Internas qué guardamos en el corazón”.