Una piel radiante y bella es sinónimo de salud. Sin embargo, no siempre es posible mantenerla así, por las características propias de cada persona, aunque hay tratamientos que pueden beneficiarla.
Algunas pieles son más susceptibles de padecer ciertos trastornos causados por factores genéticos o ambientales; su delicadeza, incluso, puede reaccionar a ciertos productos o presentar enfermedades como la dermatitis atópica.
La dermatóloga Patricia Sánchez Rodríguez, certificada por el Consejo Mexicano de Dermatología, agregó que las personas con problemas de diabetes, sida y cáncer están propensas a sufrir inmunidad deprimida.
En cuanto a una piel sana, comentó, no requiere de mayores cuidados.
LA CARA
La especialista señaló que hay ciertas partes de la piel más sensibles que otras, como son el rostro y los pliegues mayores: cuello, axilas e ingles.
Estas áreas, dijo, pueden presentar comezón, enrojecimiento o engrosamiento de la piel sin causa aparente o propiciadas por ciertos factores.
Manifestó que la piel del rostro es la que más preocupa al grueso de la población por ser la más visible y la que “da la cara” frente a los demás, de tal forma que está expuesta a sufrir las agresiones del medio ambiente y las reacciones que pueden provocar algunos químicos contenidos en los productos cosméticos.
“…Puede ser por la intolerancia o alergia a sus componentes, o bien, al abuso del producto…”, mencionó.
Recomendó tener precaución con ciertos ácidos y el retinol que contienen algunas cremas indicadas para evitar la formación de arrugas y mejorar la textura y color de la piel, ya que pueden afectar la salud de la epidermis.
Reconoció que gracias a los estudios realizados en el campo cosmético ya existen tratamientos hipoalergénicos.
“En algunos se han eliminado, en gran proporción, los componentes que causan reacciones en la piel, pero no están exentos”, aclaró.
Como ejemplo citó el caso de las cremas de noche, las cuales suelen <