Raquenel Zecca de Jiménez, la ‘Mujer del año’ que en el canto y el baile ha marcado una huella en Reynosa.
En el día Internacional de la Mujer, un homenaje a la maestra que con sus enseñanzas hizo bailar y cantar a la sociedad de Reynosa. Gracias a su espíritu altruista participó en diferentes clubes sociales y recibió merecidos reconocimientos.
¿Quién en esta frontera no recuerda a la maestra que enseñó a cantar y bailar a decenas de niños y jóvenes, que formó el coro Orfeón, llevó a los desfiles las primeras bastoneras con música regional mexicana y fue pionera de las rondas infantiles?
¿Cuántas novias no se acuerdan de aquel día de su boda en la que cantó el Ave María en latín, y las quinceañeras de la coreografía del vals que les puso en su fiesta?
A sus 92 años de edad, Raquenel Zecca de Jiménez tiene mucho qué contar, qué compartir. Momentos que evoca con nostalgia pero que sin duda han quedado grabados en la memoria de Reynosa, de Tamaulipas, y más allá…al otro lado de la frontera de México.
Y es que desde muy pequeña mostró su empatía con los demás al tener que interrumpir sus estudios primarios para iniciar un recorrido por el Valle de Texas y hasta San Antonio con la finalidad de recaudar fondos para la construcción de la iglesia en Hidalgo, Texas. Invitada por el padre Bockly, quien sabía de su talento nato para cantar.
Con el tiempo se inscribió en la secundaria, pero de igual manera la detuvo por el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939. No fue fácil, pero sus aptitudes artísticas le permitieron continuar adelante. La experiencia adquirida y trayectoria le dieron el reconocimiento como la Mujer del Año, además de que su labor altruista le permitió estar al frente de diversos clubes sociales de beneficencia en los que destacó por su valiosa aportación.
Reynosa representa mucho en su vida, pero ella no deja de añorar los paseos con sus amigas por la plaza principal, mientras que el amor de toda su familia ha sido el motor que la motiva todos los días a salir adelante.
DE NIÑA YA BAILABA TANGO
Raquenel Zecca González, hija de Raquel González Hernández, oriunda de Reynosa, Tamaulipas, y Francisco Zecca Grosso, de origen italiano, tiene seis hermanos: Teresa Irma (†), Vicente (†),
Francisco (†), Julia Elva (†), Italo Balbo y Marco Antonio (†), todos nacidos en esta ciudad.
“Mi madre me enseñó a cantar y a bailar el paso doble y la música regional mexicana desde que tenía tres años de edad; mi padre me cantaba la “Tarantela” (danza popular del sur de Italia) para que la bailara, al mismo tiempo que me enseñaba a cantarla en el idioma italiano, mientras que de mi tío, el coronel Nieves Hernandez, hermano de mi madre, a los diez años aprendí a bailar tango”, describió.
Una niñez y juventud acompañada por la música y los paseos en familia y amistades por la plaza principal, las salidas al cine y los bailes en el casino de la ciudad.
“Recuerdo que mis amigas me pedían que las enseñara a bailar tap, porque estaba de moda. Yo lo aprendí de la actriz Shirley Temple en sus películas”, comentó.
No olvida que para su fiesta de quince años su padre, que era estilista, la peino con rizos, pues era un día muy especial para ella.

En su cumpleaños número 92 el 14 de diciembre de este año con sus hijos: Héctor Jiménez, Raquenel Jiménez, María del Carmen Jiménez de López, Graciela Jiménez y Lily Jiménez de Valdez.
CASADA POR 53 AÑOS
Tenía 22 años de edad cuando se casó con Héctor Jiménez Saldaña el 15 de diciembre de 1951. Una unión que duró 53 años y en la cual procrearon a María Raquenel, Héctor, Graziella, Alicia Lily, Mario y María del Carmen.
Doña Raquenel se considera una mujer feliz y plena. Su esposo admiraba lo que hacía, y de esta forma tuvo la oportunidad de realizarse como madre y en el plano artístico.
ESTALLA LA GUERRA
Sus primeros pasos en la escuela fue en el Jardín de Niños Reynosa. Después ingresó a la primaria, pero tuvo que interrumpirla para ayudar a recaudar fondos destinados a la construcción de la iglesia en Hidalgo, Texas, invitada por el padre Bockly, quien sabía de los privilegios de su voz.
Sus presentaciones fueron a lo largo del Valle de Texas y en San Antonio.
Cumplida su misión, retomó las clases y continuó la secundaria en la ciudad vecina, pero nuevamente tuvo que frenar sus estudios por el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939.
“Ya no me dejaron pasar a estudiar por ser hija de un extranjero italiano, pero un amigo de mi padre que trabajaba en el consulado americano le ayudó a tramitar su pasaporte de visitante a Estados Unidos para las necesidades de la familia”, contó.
Su fe católica y amor al prójimo le dieron la oportunidad de durante 50 años cantar en las misas el Ave María en latín en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe. Las aportaciones que recibía por parte de las personas las donaba a la misma parroquia o bien las distribuía en otras.
Como anécdota menciona que en un mismo día cantó para cinco novias.
PIONERA DE LOS RONDAS INFANTILES
Raquenel Zecca fue maestra de canto y baile en tres escuelas de Reynosa: Colegio Patria, Escuela Josefa Ortiz de Domínguez y el Colegio Tamaulipas. En este último formó el coro llamado Orfeón, con 20 niños de cuarto, quinto y sexto grado de primaria.
Además de las clases, era la responsable de organizar los festivales del Día de las Madres y de fin de año.
En la escuela Josefa Ortiz de Domínguez hizo los llamados desfiles y formó las primeras bastoneras con música regional mexicana.
Fue pionera, además, de las rondas infantiles con las que concursó a nivel estatal y ocupó los primeros Lugares.
En Mcallen trabajó con la maestra Gretha Sullivan dando clases de flamenco y bailes regionales de Mexico. Con sus alumnas participaron en algunas competencias en Estados Unidos donde también obtuvieron los primeros sitios.
Su vida cambió al morir su padre, ya que para ayudar en los gastos de la familia tomó la decisión de establecer un kínder en su casa; en el turno matutino tenía 25 niños, y en el vespertino, 30.
“Cada pequeño llegaba con su propia sillita donde se sentaban a escuchar la clase”, mencionó.
Su experiencia como bailarina era conocida y le piden que ponga su primer vals de graduación en el Teatro Hidalgo, de Reynosa, propiedad de la familia Bolado.
Sin embargo, su amor por el baile e interés por difundirlo la motiva a enseñar de forma gratuita danza y canto a los niños de escasos recursos.
En la Academia Comercial Hidalgo también imparte sus conocimientos en este tema.
NOCHES ROMÁNTICAS
Así como destacó en la música, fue muy activa en la vida social. Doña Raquenel Zecca de Jiménez fue presidenta del Club Social de Damas donde organizó diferentes actividades para recaudar fondos dirigidos a obras caritativas, entre las que sobresalió la fundación del kínder “Benito Juárez”, un logro entre muchos otros, por los cuales fue reconocida.
También presidió por tres años y fue una de las fundadoras al lado de otras socias, del Club de Cultura Musical, con quienes creó el coro del club.
Estando a la cabeza, se preocupó por difundir la música clásica con la organización de conciertos en los que participaban sopranos y tenores distinguidos.
Su cierre fue con broche de oro al participar con algunas de las socias en la obra “Recordando España”, donde les enseñó a bailar el paso doble y la jota, y a cantar El Pichi, una famosa canción que forma parte de la revista musical española Las leandras.
Además de presidenta ocupó otros cargos.
En el Club Rotario fue mascota y embajadora desde los 12 años de edad. Fue parte en los eventos especiales cantando y bailando, al igual que en el club de Damas y el Club De Leones.
Y quien no se acuerda de las inolvidables Noches Románticas del club de Leones en las que ella también participó.
En el tan comentado baile de debutantes del Club de Esposas de Médicos fue la responsable de hacer la coreografía, y paso a paso llevó a las participantes a la pista con singular elegancia, lo que le
abrió las puertas para preparar los valses de otras quinceañeras.
LA MUJER DEL AÑO
Desde sus primeros pasos en la música cuando apenas era una niña y a través de los años, doña Raquenel Zecca de Jiménez ha recibido una serie de reconocimientos por su labor en pro de la música y la danza, por parte de clubes, asociaciones y gobiernos de esta ciudad.
De manos de la ex primera dama de Reynosa, Sonia Faz de Garza, recibió el premio a la Mujer del Año.
A sus 92 años de edad, doña Raquenel asegura que no le faltó nada por hacer en esta vida.
“Hice todo lo que mi corazón sentía con la ayuda de Dios”, asegura.