Rodrigo Caleti ha recorrido un largo camino para cumplir el sueño de ser bailarín y presentarse en escenarios internacionales.
POR VIRIDIANA LEAL
El talento, esfuerzo y dedicación del bailarín Rodrigo Caleti son algunas de sus cualidades reconocidas a nivel internacional. Representar a México en otros países le ha dado la oportunidad de demostrar que la gente sabe trabajar y lo da todo cuando tiene ganas de cumplir sus metas.
Sabe que las cosas buenas no llegan fácil y se tienen que buscar. Él ha tenido el apoyo para poder hacer realidad su sueño: bailar en importantes escenarios.
Rodrigo eligió como apellido artístico Caleti porque es una palabra azteca que significa “hogar”, y como así considera la danza decidió adoptarla como parte de su nombre.
INTERÉS POR LA DANZA
Rodrigo Vázquez del Mercado Treviño nació en la ciudad de Reynosa en 1991. Es el hijo menor del matrimonio formado por Rafael Vázquez del Mercado Rodríguez y Rosa María Treviño de Vázquez del Mercado. Su infancia la vivió en Río Bravo, en donde cursó sus primeros estudios. Se define como un niño obediente, que debía escuchar y obedecer, consciente de las reglas morales. Su comportamiento dependía del grupo o lugar en el que se encontraba, pero se caracterizó por ser una persona tranquila.
Sin embargo, desde pequeño se sintió atraído por los deportes o cualquier actividad física: jugó futbol, basquetbol, voleibol, a cualquiera le tomaba el gusto.
También tomó alguna que otra clase de danza en la Casa de la Cultura de Reynosa, pero por su mente jamás pasó dedicarse profesionalmente.
A los 14 años de edad tuvo la oportunidad de viajar a Winnipeg, Canadá, como parte de un intercambio estudiantil, donde estudió inglés en la escuela Vincent Massey Collegiate y conoció otras culturas.
En la institución había un taller de danza con su propio estudio. Mientras Rodrigo caminaba por el pasillo se asomó por una pequeña ventana que daba hacia el interior del salón. Vio a dos chicas que bailaban con delicadeza.
“Una de ellas en especial me enamoró, realmente era increíble. Me hizo sentir tantas emociones, al grado que deseé hacer lo mismo, y tomé la decisión de inscribirme”, confesó Rodrigo.
Sus primeras clases las tomó con la maestra Emily Chan con quien aún se mantiene en contacto.
En este taller aprendió diferentes estilos de danza (hip-hop, jazz y tap) como parte del programa, pero al final del semestre se le dedicó una semana al ballet clásico.
MAL VISTO SOCIALMENTE
El camino no ha sido fácil. El ballet requiere de años de estudio, preparación, disciplina y, sobre todo, humildad.
Además se ha enfrentado a críticas y burlas por ser un hombre que quiere dedicarse al ballet, y en México socialmente no es bien visto. Pero Rodrigo siempre ha contado con el apoyo de sus padres y hermanos, quienes están muy orgullosos por lo lejos que ha llegado.
En este camino ha podido conocer experimentados maestros que le han aportado sus conocimientos y dejado grandes enseñanzas. La danza como lenguaje universal le ha permitido viajar a Estados Unidos, Canadá y Cuba donde se ha presentado profesionalmente, y México no es la excepción. En este andar ha tenido que sacrificar muchas cosas, advertencia que los profesores les hacían a los estudiantes.
Como alumno fue menospreciado por algunos maestros que no creían en él. “ ‘No lo vas a lograr’, ‘Mejor dedícate a otra cosa’, ‘Tú no tienes futuro en esto’, ‘Busca otro sueño’ ”, le sugerían.
Consideró que animícamente era desalentador y triste, porque lo dañaban, pero al final su pasión y deseo prevalecieron y lo fortalecieron. En el aspecto físico sufrió algunos esguinces causándole impotencia, ya que debía esperar hasta que sanara para volver a bailar.
RUMBO A WASHINGTON
La fortuna de alguna manera ha estado del lado de Rodrigo, o al menos así lo considera.
En agosto del 2010 ingresa a la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey (Esmdm) para cursar la licenciatura en danza clásica donde participa en diferentes producciones, y se la abre la oportunidad de ser parte de la compañía profesional del ballet de Monterrey.
Su talento y esfuerzo también lo llevaron al cuarto concurso intramuros de danza clásica y al décimo quinto encuentro internacional de academias para la enseñanza del ballet en La Habana, Cuba.
Por ser uno de los alumnos más dedicados asiste al quinto Festival de Danza Córdoba 2011, en Veracruz, con la participación de alrededor de 400 bailarines amateurs, semi profesionales y profesionales, entre los 8 y 20 años de edad, procedentes de México, Canadá, Estados Unidos, Perú, Alemania, Cuba y Reino Unido.
Compromiso con la sociedad
> Antes de llegar a Río Bravo, donde actualmente radica, Rodrigo Caleti realiza un diplomado en Presentaciones de Danza en el George Brown College en Toronto, Canadá, con especialidad en ballet, jazz, contemporáneo y teatro musical. La pandemia lo trajo de vuelta hasta aquí, pero no será por mucho tiempo ya que tiene el interés de colaborar con algunos proyectos culturales entre Canadá y México. Debido al distanciamiento social imparte clases en línea porque considera que es en este momento cuando el mundo más lo necesita. Señaló que es un compromiso con la sociedad.
Reconoció que aunque no tenga apoyo por parte de alguna academia o dependencia de gobierno continuará motivando a los niños con talento, sin el afán de lucrar solo con el interés de que estén conectados con la esencia del arte que es comunicar.
Como maestro le llena de alegría ver a los niños con tantas ganas de aprender. “Dar clases es muy cansado, no mentiré, pero ver a mis alumnos y sus ganas es hermoso, así que vale la pena”, comentó. Con 15 años de trayectoria, y con una formación profesional en una escuela de Bellas Artes, Rodrigo tiene la iniciativa de brindar a niños varones la oportunidad de tomar clases gratuitas.
Quiere impulsar su formación, ya que él, como bailarín, sabe lo difícil que es para un niño. “Hay que apostarle al talento”, aseguró. Lo único que les falta, dijo, es impulsarlos para que logren sus objetivos, y él quiere ser parte de su proyección.
Como este evento es coordinado con el concurso internacional Youth America Grand Prix acuden directores de las principales escuelas de ballet internacional, para ofrecer becas de estudios a los bailarines más destacados.
Rodrigo fue uno de los 25 seleccionados para ser parte del curso de verano en la escuela de ballet de Washington, D.C. “Esto fue lo más hermoso que viví, no lo esperaba”, expresó.
Reconoció que desconocía que lo estaban observando para evaluarlo, porque durante las clases entran y salen del salón directivos de las más importantes escuelas y compañías de baile.
Reiteró que no se lo esperaba, simplemente porque no trató de impresionar a nadie, ya que eran demasiados alumnos de buen nivel como para que se fijaran en él.
También se inscribió en el Concurso Intramuros de Danza Clásica de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey donde obtuvo el segundo lugar, de la categoría varones, y como premio recibió una beca completa para estudiar en la escuela de ballet de Milwaukee, Estados Unidos, bajo la dirección de RolandoYáñez. Además gracias a Becarte pudo estudiar un semestre en la escuela de ballet de Washington.
MÉXICO EN ZONA DE CONFORT
Su pasión por el baile le ha permitido recorrer otros países dejándole un gran aprendizaje que, como maestro, quiere transmitir a sus alumnos. Como estudiante en el extranjero tiene la capacidad de reconocer el nivel educativo y la calidad de los maestros. En su caso, los más estrictos sabían que al ponerlo al límite lo motivarían a sacar lo mejor de él como bailarían.
”Siento que en México el nivel de exigencia está en una zona de confort, porque fuera del país me tocaron maestros muy exigentes”, consideró.
Para Rodrigo Caleti la convivencia con compañeros de otras nacionalidades le permitió tener una perspectiva cultural más abierta y poderse comunicar con ellos a través del lenguaje universal de la danza.
“Podía tomar un camión, tener una comida con personas que no hablan tu mismo idioma y al final ser amigos”, mencionó.
Como mexicano en el extranjero, señaló que dejó una buena imagen, de personas con valores, de trabajo duro y la alegría de hacer lo que les gusta,
“Representar a México es un orgullo, y se siente bien hacerlo”, expresó.
EL MUNDO ES TAN PEQUEÑO
Tener la oportunidad de estudiar en Estados Unidos y Canadá le ha permitido conocer a personas interesantes, pero en especial recuerda con mucho cariño a una joven japonesa que se convirtió en su gran amiga, pero que dejó de ver cuando cada uno tuvo que seguir caminos distintos.
Fue en el 2012 mientras estudiaba en Washington, pero el destino los volvió a encontrar siete años después en la misma escuela en donde estudiaban.
“Increíble, pues ¿cuáles son las posibilidades de que esto suceda?”, se preguntó.
Desde entonces no han dejado de estar en contacto.
Otros de sus logros
> Segundo lugar a nivel mundial en Youth America Grand Prix en New York (2014), en la categoría de ensamble con la coreografía “Legión”.
Ese mismo año se le otorga el reconocimiento “Orgullo mexicano destacado en otro país”, el Festival Marroquino.
Recibió becas para estudiar en el Ballet Chicago y el Orlando Ballet .
En el 2015 se gradúa como licenciado en danza clásica en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey.