Santos Andrés Saldívar Hernández logra ingresar a la compañía de danza de Amalia Hernández y presentarse en el monumental Palacio de Bellas Artes.
Santos Andrés Saldívar Hernández ha hecho realidad un sueño que parecía lejano, ser parte del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, el más prestigioso del país. Mas aún, presentarse en el escenario del Palacio de Bellas Artes, apenas hace unas semanas con el Mariachi de la Guardia Nacional, y días después en la celebración de los 90 años de este recinto cultural junto con la Orquesta Sinfónica Nacional.
A sus escasos 19 años de edad, este reynosense logró hacer posible lo que muchos bailarines sólo imaginan.
Después de audicionar entre alrededor de 200 bailarines profesionales en danza folklórica con conocimientos en danza clásica contemporánea se seleccionaron a los más capacitados para formar parte del grupo experimental, en el que estuvo desde el 14 de agosto. Pero fue el 22 de septiembre del 2023 cuando se incorpora de planta a la compañía de danza creada en 1952 por la coreógrafa y productora Amalia Hernández, considerada una de las mejores bailarinas a nivel mundial. Dos galas en las que Santos Saldívar dio sus mejores pasos.
Un joven que a los diez años no se sentía cómodo con los bailes folklóricos hasta que conoció a la maestra Zaildaly Ayala, una figura clave en su desarrollo como bailarín.
“La que encendió la chispa en mí”, reconoce.
INICIO INESPERADO
Su historia con la danza comenzó de manera inesperada a los diez años, cuando el Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes (IRCA) realizó una muestra de baile en su escuela primaria ‘’José María Garza Zamora’’. “Bailaron algo como hip hop y pensé, ‘wow, yo quiero bailar’”, recordó Santos.
Ese mismo día, entusiasmado, compartió este deseo con sus padres, quienes lo inscribieron en la academia de Guillermo García Berrocal, maestro procedente de la Ciudad de México y graduado de la Academia de Danza Mexicana. Para sorpresa de Santos se trataba de una clase de danza folklórica.
“Estuve seis meses con el maestro Memo, pero sentía que no era mi ámbito”, comenta.
A pesar de participar en concursos de polka y huapango, Santos aún no había encontrado su verdadera pasión.
Fue en la secundaria, en la Escuela Secundaria número 9 “Gabriel Saldívar y Silva”, donde Santos conoció a la maestra Zaildaly Ayala, una figura clave en su desarrollo como bailarín.
“Ella encendió en mí esa chispa hacia el folclor, y desde los 12 años no he parado”, dice con gratitud.
Durante cinco años, Zaildaly Ayala se convirtió en su mentora en la Escuela de Danza Folklórica Mexicana de Zaidaly Ayala A, dándole las herramientas y la confianza para explorar su versatilidad en la danza. “Considero que ella fue quien creó a ‘Santos’ y me hizo más versátil”, reflexiona.
Su formación continuó con el maestro Adrián García Berrocal, con quien estudió durante dos años, participando en el Ballet Folklórico de Reynosa antes de trasladarse a la Ciudad de México.
CAMINO A BELLAS ARTES
El camino de Santos como bailarín comenzó sin antecedentes familiares en la danza.
“Soy el primero en mi familia”, comentó con orgullo, al mismo tiempo que señaló que no hubo figuras que lo inspiraran a seguir este camino.
Desde sus primeros pasos en la danza Santos ha forjado su propio camino, enfrentándose a un proceso de selección extremadamente competitivo para entrar al Ballet Folklórico de México.
El proceso de audición fue riguroso: “Convocan a las audiciones a todas las personas con el deseo de participar. Te audicionan y ven tu manera de bailar, tu técnica de ballet clásico y técnica de danza folklórica. De alrededor de 200 participantes, sólo dejan a 60 y de ahí siguen seleccionando hasta que quedas en el grupo experimental. Una vez que dominas el repertorio regular, te suben a la compañía”, explicó.
Para Santos cada paso superado en este proceso fue un pequeño triunfo que lo acercaba más a su sueño. Ser parte del Ballet Folklórico de México es mas que un logro profesional; es la materialización de un sueño que ahora vive día a día.
“Estar frente a tantas personas en un lugar tan importante como el Palacio de Bellas Artes es algo que solo en sueños veía, y que hoy es una realidad”, dice con emoción.
La disciplina para Santos es importante. Su rutina diaria es un testimonio de su dedicación: “Me levanto temprano y me gusta caminar a la academia para llegar ya ligeramente caliente. De 10:30 am a 2:30 pm, tomo clases de ballet y ensayo con la compañía. Después voy al gimnasio para fortalecer los músculos y mantenerme en forma. Por la noche, descanso y preparo el día siguiente.”
Y el día de una función, Santos se asegura de estar completamente listo, tanto física como mentalmente.
“Siempre hago una oración, agradeciendo a Dios por la oportunidad de estar acá viviendo este sueño, y pidiéndole por mi familia y seres queridos”.

ENFRENTA NUEVOS RETOS
Uno de los mayores retos para Santos ha sido adaptarse a la diversidad de estilos que se manejan en el Ballet Folklórico de México. Aunque comenzó su carrera con un enfoque en el ballet folclórico tradicional, pronto descubrió que también necesitaba dominar el ballet clásico, un estilo nuevo para él.
“Este era un tipo de ballet que yo desconocía. Pero considero que actualmente ya hay una mejora, tomando en cuenta el poco conocimiento que tenía cuando recién entré a la compañía”, confiesa.
El estilo único dejado por la maestra Amalia Hernández, aunque difícil, ha sido una fuente de inspiración y crecimiento para el joven bailarín.
Representar a Reynosa en la Ciudad de México es un orgullo enorme para Santos, pero también una responsabilidad que lleva con seriedad. “Solamente hemos sido dos bailarines varones de Reynosa en el Ballet Folklórico, el señor Juan de Dios en los 70 y yo”, informó.
“Demostrar que en Reynosa hay talento se siente muy bien, pero al mismo tiempo hay presión, ya que somos pocos los reynosenses que nos encontramos fuera”.
Para Santos su presencia en un ballet tan importante es una forma de cambiar la percepción negativa que a menudo se tiene de su ciudad natal, marcada por problemas de inseguridad y violencia.
El traslado a la Ciudad de México fue un proceso lleno de emociones encontradas para Santos. Dejar Reynosa significó salir de su zona de confort, enfrentarse a nuevas experiencias y, especialmente, adaptarse a una vida lejos de su familia.
“Lo que más se me complicó fue acostumbrarme a la comida, pues de vez en cuando extraño las carnitas asadas de Reynosa. Pero más allá de las bromas, Santos reconoce el valor de las lecciones aprendidas al estar lejos de casa. Aprender y darte cuenta de los sacrificios que hicieron mis padres en su momento hace que valore estas experiencias. También es difícil pasar mucho tiempo sin verlos, he pasado hasta tres o cuatro meses sin ver a mi mamá”, recordó con nostalgia.
A pesar de la distancia, el apoyo incondicional de su familia ha sido clave en su carrera.
“El apoyo de mis padres siempre estuvo presente. Ellos me dieron la confianza de creer en mí”. reconoció.
En cuanto a las diferencias entre Reynosa y la Ciudad de México, Santos es consciente de que la capital ofrece oportunidades que no siempre están disponibles en su ciudad natal.
Consideró que en CDMX hay muchas más oportunidades, pues siempre hay eventos artísticos y conciertos.
Este ambiente rico en posibilidades ha permitido que Santos continúe desarrollándose como artista y siga avanzando en su carrera, demostrando que con talento, esfuerzo y apoyo familiar, los sueños pueden convertirse en realidad, sin importar de dónde vengas.
HASTA LOS ÁNGELES
Fue un 18 de julio de 2024, cuando el bailarín vivió uno de los momentos más significativos de su carrera artística en el emblemático escenario del Hollywood Bowl en Los Ángeles, California. Frente a más de 17 mil personas Santos comprendió que había alcanzado todo lo que un día soñó.
“Fue la función donde me di cuenta que había logrado todo lo que un día anhelé”, comparte con emoción.
“Jamás comprendí en qué lugar estaba parado hasta que me encontré frente al escenario vacío, mirando un ícono donde se han presentado artistas de clase mundial. Sentir el aplauso de miles de personas es algo indescriptible que llevaré siempre en mi corazón”, manifiesta.
En ese momento, todos los sacrificios que hizo para vivir su sueño cobraron sentido.
Santos, quien ha recorrido un camino lleno de retos y dedicación, desea inspirar a otros jóvenes que aún no se atreven a perseguir sus pasiones.
“A veces lo que falta es ese empujoncito, que den ese salto de fe y se animen a hacer lo que les gusta en cualquier ámbito. A veces es bueno sobre pensar, pero en estas cosas hay que hacerlo sin pensarlo mucho y ser positivos. Eso sí, hay que tener presente que para todo hay que hacer sacrificios, pero es tu vida y venimos a ser felices”, recomendó.
Aunque Santos disfruta de su carrera actual y las giras que lo llevan a distintos rincones del mundo, tiene claro que en algún momento desea regresar a su natal Reynosa.
“Me gustaría volver a Reynosa, que la gente comience a ver el arte y la cultura más allá de un pasatiempo”, asegura con convicción.
Por ahora, Santos continúa construyendo su carrera y disfrutando de cada momento, sabiendo que su historia apenas comienza y que el arte y la danza seguirán guiando su camino.
