A propósito de las posadas, la Navidad y el Año Nuevo.
Por Jennifer De León/Psicóloga
La exigencia personal que tanto física como emocionalmente depositamos en nosotros en estas fechas es sumamente alta. Pareciera como si diciembre fuera la meta final de un estilo de vida saludable, pero con los deseos de lucir mejor que nunca.
Las expectativas de las fechas especiales son tantas que si las cosas no salen como esperamos es un paso directo a la tristeza o la decepción. Como sabemos una emoción mal asimilada nos puede llegar a dañar la salud e incluso generar manifestaciones orgánicas si se cronifican.
Por ello, el día de hoy quiero invitarte a leer este artículo en donde te ayudaré a aterrizar y gestionar esas expectativas que en ocasiones nos pueden ayudar a disfrutar inmensamente o bien, desanimarnos por completo.
El problema comienza cuando comer se convierte en la única vía que manejamos o encontramos para controlar nuestras emociones.
EL HAMBRE REAL Y EMOCIONAL
Lo primero que debes hacer es distinguir entre ambas.
En el hambre real se come por necesidad, para cargar de energía el organismo y gradualmente aparece. Y te sientes satisfecho al terminar de comer, lo que sea que haya de comer estás de acuerdo con ello.
A diferencia del hambre emocional en la que ingerimos alimentos por impulso según nuestro estado de ánimo, no es gradual, se manifiesta de manera repentina y con sentido de urgencia. Además, tienes ganas de alimentos específicos (generalmente de dulces o de harinas) y no estás consciente de ello. ¿Cómo calmarla?
ENTENDER LAS EMOCIONES
El hambre emocional va más allá de solo cometer el acto de comer impulsivamente, tiene un origen, un trasfondo de por medio, por lo que es importante tener en cuenta estos elementos:
Para transformar una situación es necesario tener autoconciencia, entenderme para entender mis emociones. Es fundamental encontrar y reconocer el origen de esta hambre emocional. Cuestiónate: ¿Por qué me estoy sintiendo de esta manera?, ¿cómo y cuándo se presenta?
En este punto de reflexión la escritura es de gran apoyo para descubrirlo y al contestar estas preguntas se podrá entender con mayor profundidad el motivo que genera el impulso y, a su vez, optar por otras alternativas.
Autorregúlate. Es fundamental para controlar y gestionar tus pensamientos, acciones y emociones con la finalidad de actuar de acuerdo a tus objetivos.
Autocontrólate. Controla tus impulsos, revisa tus emociones, date un tiempo fuera, crea un espacio para recapacitar y pensar en las consecuencias que traerá tu comportamiento, ya sean positivas o negativas.
Y, por último: el autocuidado. Es importante realizar alguna actividad física que te agrade, dedícale tiempo a lo que amas y cuida tus días del estrés y la tensión.
Si logramos realizar estos cuatro pasos, el hambre emocional será regulada exitosamente.
DISFRUTAR SIN CULPA
Disfruta de las fechas decembrinas sin culpa, los momentos felices con las personas que te rodean, respeta tus emociones, si tienes un momento de nostalgia y te sientes triste, llora y tomate tu tiempo para respirar y ordenar tus ideas, pero no permitas que ellas no te dejen disfrutar de estas fechas. Regresa a seguir disfrutando de esos momentos únicos que más adelante se convertirán en memorias.
Disfruta la comida, no la sufras. ¡Felices fiestas!
¿QUÉ TE IMPULSA A COMER?
Va más allá de comer compulsivamente. Antes de las “comilonas” reconoce qué te hace excederte.
•Para transformar una situación es necesario:
•Autoconciencia, Reconocer el origen.
•Autorregulación. Controlar las acciones.
•Autocontrol. Revisar las emociones.
•Autocuidado. Dedicar tiempo a lo que se ama.