• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar al pie de página

Edición Impresa

Top

Top

La Revista

  • Sociales
  • Eventos
  • Entrevista
  • Reportaje
  • Espectáculos
  • Columnas
  • Edición Impresa

El mal de amores

7 de agosto de 2025 por Susana Valdés Levy

Para algunos, la sensación es equiparable a la de una fuerte resaca o “cruda” tras una noche de excesos, parranda y borrachera. Para otros, quizás el mal de amores se parezca a los entuertos y horribles malestares del síndrome de abstinencia que sufren quienes, de golpe, se privan de una sustancia fuertemente adictiva. Ahora que sabemos más en materia de neurociencia, en efecto, el mal de amores se parece a eso… porque realmente eso es.

El 29 de julio se celebra el Día Internacional del Mal de Amores, una fecha peculiar dedicada a quienes han sufrido por amor. Ya sea por una ruptura, un amor no correspondido o, simplemente, porque se extraña a alguien, este día nos recuerda que todos hemos pasado por ahí.

El mal de amores es un tema universal. No importa la raza, sexo, género, religión, posición social ni ninguna otra característica: basta con ser humano para estar expuesto a tan desagradable experiencia. Es un bajón, un duelo, un luto, un hueco en el alma que deja un amor que ya no es, que ya no está… Pero eso es un decir. Porque, según los neurocientíficos, se trata de la repentina disminución de neurotransmisores como la oxitocina, la dopamina, la adrenalina y la endorfina, que nuestro cerebro producía bajo el estímulo de la atracción hacia alguien que, por alguna razón —o sin razón alguna—, se ha ido de nuestras vidas.

Si el amor nos impulsa a hacer locuras, el mal de amores es peor. Lo que antes nos hacía ver todo color de rosa ahora se torna en lúgubre oscuridad; la dulzura se vuelve amargura; la alegría, tristeza; el entusiasmo, desgano; las risas, llanto; y los propósitos, sinsentido… Pero la tormenta pasará, el sol volverá a brillar y todo va a estar bien. Solo hay que darse tiempo para transitar el proceso.

La buena noticia es que el mal de amores es un magullón que nos hace madurar, como los aguacates. Duele, sí, pero sirve para conocernos mejor… y lo mejor es que se pasa. Es un proceso de duelo que sigue las mismas etapas que plantea la psicóloga Elisabeth Kübler-Ross. El duelo amoroso, o duelo por la pérdida de una relación, se manifiesta a través de varias etapas emocionales similares al duelo por muerte, aunque con matices propios. Estas etapas no siguen un orden lineal, y la experiencia varía de persona a persona, pero en general se identifican cinco fases principales: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Lo importante es no quedarse atorado en ninguna de ellas. Hay que transitarlas hasta salir de ese túnel emocional.

Así que, para quienes están pasando por un mal de amores, mi más sentido pésame y sinceras condolencias. Ya pasará, porque de amor nadie se muere. La vida sigue… y por amor, hay que vivirla.

Categoría: Columnas

Footer

Síguenos en:

TOP · Derechos Reservados 2020 ©

Nuestros Sitios

  • Hora Cero Web
  • Hora Cero Tamaulipas
  • Hora Cero Encuestas
  • Hora Cero Nuevo León
  • Revista Top
  • Revista Doctors

Sitios de Interés

  • El Universal
  • Diario Milenio
  • El Mañana de Nuevo Laredo
  • El Diario de Laredo
  • El Norte
  • La Jornada
  • En Río Bravo
  • La Prensa

  • Sociales
  • Eventos
  • Entrevista
  • Reportaje
  • Espectáculos
  • Columnas
  • Edición Impresa