POR ALEJANDRA ARELLANO
FOTOS CHEPE MARTÍNEZ
Como toda mujer, después de que se casó Patricia Castillo de Borja con Mauricio Borja Sáenz platicaron sobre los planes de tener hijos.
Llegó Patrizio y para ellos fue una bendición. Sin embargo, les expresaba su deseo de tener un hermanito. Aunque sus padres lo intentaban no era posible.
“Pato”, como lo llaman de cariño, ilusionado les dijo que todas las noches le rezaba a Dios para que un día en casa hubiera otro
niño con quien jugar.
La pareja fue al médico y apenas un mes y medio después del tratamiento, Patricia logró quedar embarazada.
Al principio, incrédula y sorprendida, pensaba que el doctor
estaba bromeando cuando le dio la noticia que serían cuatro bebés.
‘Pato’, actualmente con 6 años de edad, quería un hermanito y Dios le mandó cuatro: Arianna, Alanna, Andrés y Adrián con 6 meses de nacidos.
Una experiencia que asegura Patricia, les demostró que los milagros sí existen.
EMBARAZO MÚLTIPLE
Siempre he creído que uno propone y Dios dispone. Mi esposo y yo teníamos el plan de tener tres hijos: dos niños y una niña, y que se llevaran dos años de diferencia entre cada uno. En cuanto quedé embarazada de Patrizio, mi primer hijo, definitivamente fue la ilusión más grande, ese amor que sientes por una personita que aún no conoces es totalmente inimaginable.
En cuanto a “Pato” (como lo llamamos en casa), cuando cumplió 1 año y medio tratamos de darle un hermanito, pero después de varios intentos fallidos llegué a pensar que eso no sería posible.
Incluso, un día hasta platicamos que tal vez era lo que Dios nos tenía deparado. Pero fue gracias a “Pato” que decidimos realizarnos unos estudios, pues él siempre nos expresó su interés de tener un hermanito.
Nunca voy a olvidar su carita y aquella ilusión con la que nos dijo que lo que más deseaba en el mundo y por lo que todas las noches rezaba a Dios era para que nos diera un bebé.
Esa misma semana fui al doctor y aproximadamente mes y medio después del tratamiento, ya estaba embarazada.
En la cita de revisión médica, vaya sorpresa que nos llevamos cuando el doctor empezó a contar: “1, 2…”. Mi cara se iluminó de emoción, ¡los tres hijos que quería! Pero continuó, “¡3 y 4 bolsitas!”. Por supuesto que solté la carcajada y entre risas pregunté al doctor si estaba bromeando. “Ya, dígame… ¡¿está jugando, verdad?!”. Pero con su cara de asombro me respondió.
Al principio, estábamos muy contentos, ya que era un suceso histórico en nuestras familias, pero en cuanto el doctor nos explicó sobre los riesgos de un embarazo múltiple, entendimos que no sería nada fácil.
Durante el embarazo, los bebés absorbían la mayoría de mis
nutrientes y me debilitaban, por lo que tomaba muchas vitaminas para equilibrarme; era necesario, además, descansar.
Tuve la suerte de contar con especialistas que nos cuidaron muy de cerca en el proceso e informaban que el desarrollo de los niños iba impresionantemente bien. Crecían como si fuera uno solo en el vientre y eso era lo más importante.
La cereza del pastel fue cuando supimos que serían dos niños y dos nenas. ¡No lo podíamos creer! Así que en cuanto el doctor me pidió reposo absoluto a los cinco meses de embarazo, tuve que dejarme consentir, obligatoriamente, ya que era necesario que llegar, como mínimo a las 34 semanas de gestación.
Nuevamente pensé que uno propone…
EL PARTO
Durante una revisión de rutina con la especialista de ultrasonido, pidió revisarme dos veces porque notó algo que no le gustó: uno de los bebés estaba estresándose y sus niveles de oxígeno eran débiles. Me mandaron de inmediato al hospital y a las 28 semanas de embarazo, el 19 de octubre de 2016 di a luz a Arianna, Alanna, Adrián y Andrés, después de una rápida cesárea de 15 minutos, aproximadamente.
Dadas las circunstancias nacieron muy bien, pequeñitos pero sin ningún problema de salud, sólo había que darles tiempo para crecer y esperar para llevarlos a casa.
Honestamente, fueron los dos meses más largos que he vivido. Verlos en las incubadoras y despedirme de ellos todos los días sin poder traerlos con nosotros fue muy triste y frustrante, pero nunca perdimos la fe ni la paciencia.
Sin embargo, estos dos meses nos sirvieron para preparar su habitación. Armar las cunas, preparar el sistema de biberones, crear una rutina de organización entre mi marido y yo, en fin, todo lo que conlleva recibir a cuatro bebés en tu vida.
Por más preparativos, definitivamente nunca estás listo para una situación tan fuera de la común, pues de ser una familia de tres a una de siete integrantes de un momento a otro, la vida da un
giro por completo.
¡A CASA!
El 15 de diciembre nos dieron la sorpresa de que podíamos llevarnos a Arianna a casa. El 23 a Andrés y el 30 a Adrián y Alanna.
No hubo mejor manera de recibir el Año Nuevo, todos en casa.
Transcurrieron los días sin hacer planes, cuidándolos lo mejor posible porque no los podíamos exponer a la gente ni sacarlos de casa, ya que por ser prematuros su sistema inmune era delicado.
Estuvimos en shock más de tres meses, es más, creo que a mi marido le cayó el veinte hasta hace poco. En cuanto abrimos el clóset donde tenemos todas las cajas de pañales, toallitas húmedas y una alacena llena de botes de fórmula de leche supimos la realidad.
Al principio eran 32 biberones al día y un aproximado de 35 pañales, esto es, 245 pañales por semana ¡Unos cuantos!
Lo bueno es que hay aplicaciones para todo y en nuestros celulares llevamos sus horarios de comida, de siestas, recordatorios de citas al doctor… Evito llevar al doctor al bebé incorrecto (ya me pasó una vez).
EL BIG BROTHER
El amor que “Pato” tiene por sus hermanos es indescriptible. Ayuda mucho en casa, los hace reír y aunque a veces demanda más tiempo de nosotros, es lo máximo verlo tan emocionado. Los protege, pero más a las niñas.
Haber tenido cuatrillizos y a Patrizio en nuestras vidas es inexplicable.
Lo único que puedo decir que es una maravillosa experiencia. Tenemos altas, bajas y medias, pero con mucho amor y paciencia la sobrellevamos. El 19 de abril cumplieron 6 meses de edad. Al ver cómo han crecido y por todo lo que han pasado, mi esposo y yo estamos convencidos de que los milagros existen y mis hijos son una prueba.
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