Aproximadamente 11 mil kilómetros, desde Reynosa hasta el estado de Colorado y regiones circundantes, recorrieron en motocicleta Martha García Barraza y Rosendo Zubiaga, durante tres semanas. Fue un viaje al que él prometió regresar hace 27 años, cuando lo realizó en familia con su suegro (†).
Una visita obligada fue, por supuesto, al Gran Cañón, una belleza de la naturaleza y escarpada garganta excavada por el Río Colorado en la costa oeste de Estados Unidos. Llegaron hasta allí bordeando el majestuoso cañón desde donde se pueden apreciar diversas perspectivas del lugar. Uno de los miradores es la Torre de Desert View en la que, además, se encuentran las pinturas rupestres indias que se descubrieron en este sitio hace miles de años.
Para la apareja fue una experiencia inolvidable que iniciaron el sábado 10 y terminaron el 30 de septiembre. Vestidos con trajes de piel y montados en su Harley Davidson, agarraron camino a los parques nacionales de las Secuoyas y Yosemite en California, siguiendo el camino hasta Los Angeles y San Francisco. De aquí tomaron la Ruta Estatal 1 que pasa a lo largo de la costa del Pacífico del estado de California, famosa por tener una de las mejores costas en el mundo, designada All American Road. En su trayecto llegaron a una espectacular red de bosques, como el Redwood, con los árboles más altos del planeta y el majestuoso y enorme alce de Roosevelt. Le siguieron hacia el Parque Nacional de Yellowstone en el estado de Wyoming, considerado el más antiguo del mundo, famoso por su diversidad de fauna y sus fenómenos geotérmicos. El Lago del Oso fue su siguiente parada, el segundo lago natural más grande de agua dulce de Utah. Los cañones Antílope y Herradura fueron otros de los sitios visitados; el primero, una formación geológica que se ha ido horadando debido al paso de corrientes de agua y, el segundo, conocido por su colección de obras artísticas en las rocas.
Entre las anécdotas que cuentan, recuerdan cuando atravesaron el desierto Valle de la Muerte entre tolvaneras de arena. “Me dio cuis-cuas porque los vientos eran fuertes”, confiesa Rosendo. Fue un viaje, dicen, en el que les tocó lluvia y sol alternado; disfrutaron hermosos paisajes con vida salvaje; se encontraron con osos negros, alces, búfalos, borregos cimarrón y gansos.
Consideran que en el desierto de Arizona, el Cañón Antílope es un lugar precioso que se ha formado durante millones de años con las corrientes de aguas eventuales y torrenciales en las areniscas.
“Al Grand Canyon North Rim no quise ir, me regresé porque estaba a 0ºC y me faltaba media hora por llegar, me estaba congelando. Además, muchas vacas negras y venados en el camino. Una che vaca echada en la carretera después de una curva me sacó un susto, gracias a Dios la pude esquivar. North Rim Grand Canyon volveré y te conquistaré… si baja el dólar”, asegura,
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