Sólo ‘un tipo como él’… como Roberto Carlos
Aquel brasileño que en los años setenta conquistara el corazón de las mexicanas con “Detalles” y las hiciera suspirar con su “Amada, amante”, volvió a los escenarios tan romántico como siempre y en la State Farm Arena le cantó al amor y al sexo, dos de las cosas que más le gustan, además de los helados.
Eran las 20:30 horas y el público del Valle de Texas, mayormente adultos, ya ocupaba sus asientos. Entre luces azules y rosas que al fusionarse se tornaban en morado, se vislumbró la delgada figura del cantautor Roberto Carlos luciendo un traje blanco y una camisa azul cielo; su cabello largo y la mirada triste y una sonrisa que parecía acariciar cada palabra que de su boca salía, pero con una voz que a pesar de los años no se escucha desgastada.
Fue con “Momentos” que inició una lista de canciones que aún en “La distancia” siguen recordándose. Quienes son parte de esa época lo acompañaron en coro, los que no, también se emocionaban con cada una de sus interpretaciones; alguna que otra la tarareaban.
“Qué será de tí”, “Cama y mesa”, “Esperando un bebé”, “Detalles”, cantada en español y portugués, “Desahogo”, “Lady Laura”, escrita en honor a su madre, y “Mujer pequeña” fueron los primeros temas de amor que interpretó.
Entonces hizo una pausa para comentar que después de tanto hablar de amor, pensó que le faltaba decir algo; el sexo era un tema que había olvidado.
Reconoció, sin embargo, que las tres cosas que más le gustan son, en primer lugar, el sexo con amor; en segundo, el sexo y, en tercero, un buen helado.
Con esta declaración no había más que decir y con las notas del piano entonó: “Yo te propongo que nos amemos, nos entreguemos y en el momento que el tiempo afuera no corra más. Yo te propongo darte mi cuerpo después de amar y mucho abrigo…”.
Siguió con “Cóncavo y convexo”, “La carcachita” y una canción que, dijo, le dio muchas alegrías y fue uno de sus mayores éxitos: “Un gato en la oscuridad”.
Las notas sonaron más alegres cuando cantó “Brasil”, en portugués.
Uno de sus nuevos temas, tan cautivante como los de antaño, fue: “Ese tipo soy yo”.
“El tipo que no deja que nadie interrumpa tus pasos… Quién no quisiera ser así, yo sí, a todos nos gustaría”, expresó mientras tímidamente sonreía.
Entre aplausos y muestras de cariño, y alguna que otra bandera brasileña, el romanticismo siguió vibrando a la gente con “La distancia”, “El día que me quieras” y “Si el amor se va”.
Después de una hora y medía de concierto, se despedía con aquella canción que hiciera llorar a México cuando el Papa peregrino visitó la capital y se convirtiera en su himno: “Amigo”.
Pero la gente eufórica le pidió que continuara y él accedió: “Jesús Cristo”, “Amada amante”, “Un millón de amigos” y “Solamente una vez”… directito al corazón.
Por casi dos horas hizo suspirar a ese público que no lo olvida y que aún en la distancia comprueba que sigue siendo…Roberto Carlos.
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