Diana Guardiola Sáenz, originaria de Reynosa pero radicada en España, ha basado su formación profesional en las letras. Apenas concluyó la licenciatura recibió el “Premio Nacional de Letras Ramón López Velarde”, y hace unos meses, en Tamaulipas, la Medalla al mérito Luis García de Arellano. Así demuestra que sí se puede ser profeta en su propia tierra.
Desde muy pequeña sus padres le inculcaron a Diana Guardiola Sáenz el hábito de la lectura.
Sus padres: Samuel Guardiola Cervantes e Imelda Sáenz de Guardiola, de profesión contadores, interesados en cultivar a sus hijas para que ampliaran sus horizontes culturales, se mantenían atentos a los eventos que se presentaban en la ciudad de Reynosa o en el Valle de Texas. Incluso estaban “abonados” en el centro cívico de McAllen y podían acudir a cualquier temporada de espectáculos.
Desde entonces surgió en Diana el amor y pasión por la música, y el piano fue el instrumento que la cautivó. Así como la pintura estudió otras bellas artes motivada por aprender cada vez más.
A finales de los años 60 y la década de los 70 su infancia y adolescencia transcurrieron en Reynosa, su ciudad natal; un lugar tranquilo y familiar.
Cursó los estudios primarios en la escuela Josefa Ortiz de Domínguez y la secundaria en la José de Escandón. Ella y sus hermanas continuaron la universidad en Monterrey por la falta de opciones profesionales para las mujeres.
Apenas 15 días después de haberse graduado de licenciada en Letras Españolas por el Tecnológico de Monterrey, y con solo 21 años de edad, recibió el ”Premio Nacional de Letras Ramón López Velarde”, en Zacatecas. Una carrera ascendente que está llena de satisfacciones.
Recientemente fue galardonada con la medalla al mérito Luis García de Arellano por parte del Congreso de Tamaulipas. Un reconocimiento que le causó sorpresa y satisfacción, ya que ha estado viviendo en España desde hace 19 años.
“Saber que la tierra en la que nací considera que mi trabajo enaltece mi ciudad, me hace sentir que se rompe ese dicho de que nadie es profeta en su tierra”, refirió.
Además es autora de una serie de libros de texto, ortografía y redacción divertidas, comunicación escrita, discurso coherente, dinámica de la lectura y reflexión textual. No solo en México sino en algunas primarias de Sudamérica.
Licenciaturas, diplomados, cursos de especialización, maestrías y como doctoranda avalan su formación profesional, además de pertenecer a la Real Academia Española y ser “Trillas” la editorial que le abrió la puerta sin pensarlo dos veces.
Diana Guardiola ha escrito su propia historia y las letras parece ser que no tendrán punto final.
LAS LETRAS LA CAUTIVAN
Sandra, Martha, Leticia y Diana, solo en compañía de su madre, iniciaron una nueva vida en la Sultana del Norte; su padre continuó trabajando en Reynosa pero las visitaba los fines de semana.
Como Diana apenas tenía 15 años cuando se mudaron, no tenía muy claro lo que deseaba estudiar: ¿medicina o arte dramático?, se preguntaba.
“Desde pequeñas, mis hermanas y yo aprendimos la belleza de las letras, teníamos una biblioteca muy grande en casa, y nos premiaban por leer. Así nació mi amor por la literatura y el buen escribir”, recordó Diana.
La decisión estaba tomada. En el Tecnológico de Monterrey tenían la carrera de “Letras españolas”. Se inscribió a pesar de que en ese entonces se consideraba que la mujer estudiaba mientras le llegaba la oportunidad de casarse.
Muy pronto se dio cuenta que había encontrado un verdadero campo de estudio y del saber, y de trabajo potencial.
Al finalizar la universidad se trasladó a España por un año con el fin de tomar un diplomado en filología hispánica en la Universidad de Salamanca.
“La experiencia fue extraordinaria porque nunca había vivido sola y era mi primera vez en España”, comentó.
De regreso a México fue durante cinco años profesora de planta en literatura española en el Tecnológico de Monterrey; después la titular de toda la asignatura, del periodo medieval al contemporáneo.
TOCANDO PUERTAS
Para Diana Guardiola los años en el Tec los considera una experiencia enriquecedora, pero en aquel entonces le costaba trabajo sujetarse a programas ya establecidos, sobre todo porque encontraba aspectos en la didáctica del español que no eran convincentes para ella.
Así que decidió tomar otros caminos e incursionó como “gestora lingüística independiente” y asesora de empresas.
“Tenía un solo cliente, hice un manual de descripción de puestos y fui tocando puertas hasta que me di a conocer. Desde entonces, a eso me dedico“, comentó.
Participa en museos, periódicos, universidades y empresas en general donde ofrece sus servicios para mejorar en la forma de expresarse a través de los textos.
En Reynosa conoció y se casó con el doctor Daniel Jiménez Villarreal con el que tuvo tres hijos.
Su esposo se volvió una figura muy importante en su vida profesional, ya que desde el inicio de su matrimonio, hace 35 años, ha sido su principal apoyo, y quien la motivó a buscar nuevos horizontes.
DE NUEVO A ESPAÑA
En 1999 su esposo le propuso incursionar en una experiencia nueva, querían trascender fronteras así que optaron por España.
La idea original era permanecer tres años, ya que él, que es pediatra, tenía programado hacer una subespecialidad, mientras que Diana estudiaría un doctorado en lingüística hispánica.
“Fue un tiempo especial, pasamos por muchas emociones y expectativas, porque una vez que llegamos (a España) tuvimos la certeza de que ese era nuestro lugar definitivo”, expresó.
En la Universidad de Navarra cursó un doctorado con excelentes calificaciones, además de interesarse por una maestría en artes liberales con especialidad en enseñanza del español como lengua extranjera. Con este último grado consiguió la formación en los programas que ofrecía para mejorar el uso del español en el ámbito empresarial. Al final fue una experiencia enriquecedora para Diana.
ADULTOS INMIGRANTES
Durante su estadía en España, Diana Guardiola ha sido testigo de algunos movimientos migratorios de gran impacto.
En la iglesia donde acude con su familia ha escuchado tristes historias de inmigrantes que han sido discriminados por razones lingüísticas. Tal es el caso de una mujer que perdió su trabajo porque su patrona le dejaba escrito lo que debía hacer, pero la mujer no sabía leer ni escribir en español.
Surgió la idea entonces de utilizar los recursos que con tanta fortuna llegaron a ella y ponerlos al servicio de los demás en un programa de alfabetización para adultos.
Así que puso en marcha el programa ”Alfali” con unas adaptaciones para el español de España.
TRILLAS, SU CASA EDITORIAL
Como consultora se topó con la limitación del alcance de su voz en grupos grandes, por lo que fue necesario poner por escrito todas las metodologías, ejercicios y experiencias didácticas que había tenido con sus audiencias adultas.
Primero hizo una pequeña edición, de la que nacieron tres libros que conforme el tiempo pasó cada vez fueron más extensos. Se puso en contacto con el director de la editorial “Trillas” y el mismo día consiguió un contrato firmado; desde el 2009 se convirtió en su casa editorial.
“A partir de esa fecha empecé a mezclar asesoría y la capacitación de las empresas con el trabajo, principalmente con los maestros de primaria, medio y medio superior para la didáctica del español utilizando mis libros”, explicó.
Su tesis doctoral está decidida a concluirla, como lo hizo hace dos años cuando se le presentó la oportunidad de hacer una nueva maestría en “Lexicografía”, es decir, la elaboración de diccionarios.
Para Diana poder ser parte de la Real Academia Española era un sueño, pero ahora con profunda emoción reconoce que es la mejor experiencia de aprendizaje que ha tenido en su vida.