EDINBURG, TX.- El mes de julio no podía pasar desapercibido para el mundo de las artes y de quienes se han apasionado por Frida; la artista de tendencia comunista, la esposa de Diego, la rebelde, la sufrida, la que a pesar de las circunstancias nunca perdió el amor por la vida y hasta del dolor hizo su compañero.
El 6 de julio a la edad de 47 años de edad, Frida Kahlo dejó de existir, aunque paradójicamente sus obras y legado cobraron vida.
Para celebrarla en el 62 aniversario de su muerte, el Edinburg Arts presentó el 8 y 9 de julio el Frida Fest 2016, evento que en su tercera edición ofreció arte, música, danza, poesía y teatro por parte de talentos locales.
El festival se llevó a cabo de las 16:00 a las 23:00 horas en el Edinburg City Hall Courtyard, con la presencia de Cristina Kahlo, sobrina nieta de la polémica pintora mexicana, quien dictó una conferencia en la que hizo una retrospectiva de la vida de su famosa tía abuela.
Un concurso para caracterizar a la artista y una lectura de poesías sobre su vida y obra, entre otras actividades, fueron parte del programa.
Por todos lados se veían caminando algunas ‘Fridas’ vestidas con trajes típicos mexicanos, con sus peculiares cejas unidas y hasta el bigotito que masculinizó a Frida. Incluso, algunas de ellas con su inseparable Diego Rivera.
Y mientras los asistentes aprovechaban para comprar artículos alusivos, también participaban, pincel en mano, daándole su toque a un autorretrato de la Kahlo.
EN SU RECUERDO
Cristina Kahlo señaló que hablar de Frida es referirse a una de las artistas más famosas de México y, al mismo tiempo, de un ícono popular que reflejaba en sus pinturas el sufrimiento que padeció a raíz de aquel accidente en el tranvía que le provocó la fractura de la pierna derecha y la pelvis, llevándola a vivir en un grito de dolor los siguientes años de su vida.
Recordó que parcialmente inmóvil, comenzó a pintar a finales de 1920, año en el que contrajo matrimonio con el muralista Diego Rivera.
Dijo que juntos viajaron a Estados Unidos, donde permanecieron en ciudades como Detroit y Nueva York, a principios de 1930.
Mencionó que durante esta década Frida montó exposiciones de sus pinturas en Nueva York y París, asociándose con algunos de los artistas más famosos.
El matrimonio, aseguró, era conocido por mantener una inestable relación que los orilló a divorciarse en 1940. Sin embargo, después de un corto tiempo volvieron a casarse.
Ese año, comentó, la pintora se ganó el reconocimiento internacional por sus pinturas, pero sus problemas de salud continuaron aquejándola.
Finalmente, falleció en 1954, justo después de cumplir 47 años.
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