El artista plástico Kirk Clark señala que su trabajo no tiene forma ni figura, sus emociones se involucran al momento de pintar y la energía es la que lo dirige.
“Para qué dormir si puedo aprovechar el tiempo pintando. Yo pinto en los límites de la conciencia, lo que está en mi mente y en mi corazón… Mi trabajo no tiene forma ni figura hay que interpretarlo, mis emociones se involucran al momento de pintar y la energía es la que me dirige”.
Kirk Allen Clark
Apenas tenía diez años, cuando Kirk Allen Clark participó en una competencia de arte con su primer trabajo realizado. Se trataba de un autorretrato con la influencia del cubismo.
Animado por sus padres, quienes le heredaron el amor por el arte, aunque apenas era un niño se inscribió en la categoría de adultos.
Kirk desconocía que el concurso estaba dividido por edades, lo cual no fue una desventaja para obtener el primer lugar.
Más aún, se llevó una sorpresa cuando una dama, entre el público asistente, se le acercó para preguntarle si le podía vender la pintura, a lo que él rotundamente respondió con un: “no”. Le siguió insistiendo, pero Kirk se negaba.
Sin cesar en su intento, la mujer sacó de su bolsa trescientos dólares, que en aquel entonces era mucho dinero, y se lo mostró a Kirk, al mismo tiempo que tomó en sus manos el cuadro. El pequeño entonces cedió y resguardó los dólares.
“En ese momento supe que era bueno para los negocios”, reconoció el empresario, coleccionista, filántropo y artista plástico originario de McAllen, Texas.
HERENCIA DE FAMILIA
Kirk Clark nació entre pinceles y lienzos, ya que su abuelo J.V. Carpenter y sus padres, Charles Daniel y Dorothy Clark, tenían un gusto muy especial por el arte, pues además de crear sus propias obras, eran coleccionistas.
Su abuelo también se dedicó al negocio de los automóviles desde 1933, legado que heredó a su hijo Charles en 1952 y éste, a su vez, a Kirk Clark en 1976.
De esta forma es fácil entender que Kirk desde muy pequeño tuviera el talento para crear. El arte, sin duda, lo traía en las venas, además de tener la habilidad para hacer negocios. No estudió ninguna carrera relacionada con los business, pero constantemente recibió entrenamiento por parte de
General Motors Company.
El Valle de Texas es la región que vio crecer a la familia Clark y el lugar donde han establecido sus empresas.
Kirk está casado con la pintora y escultora Jeri con quien procreó cuatro hijos: Alex, Daniel y Charlie, además de Anne, quien también es artista.
De alguna manera se han relacionado con el arte. Daniel, por ejemplo,
obtuvo dos títulos en la carrera de
Negocios y es fotógrafo, mientras
que Alex tiene una maestría en Filosofía y trabaja en el área de los Seguros de Vida.
MEJOR PINTAR QUE DORMIR
Aunque Kirk Clark cursó como parte de la carrera las materias de Bellas Artes, Antropología, Psicología Social y Ciencias Políticas en University of New Mexico, las lecturas y cursos que tomó desde que era muy pequeño le ayudaron a complementar sus conocimientos y continuar por el camino del arte, camino que lo llevaría a pintar con el alma y a escuchar con el corazón.
Esculpió algunas esculturas y se inclinó por la pintura figurativa con la que dio sus primeros trazos, apenas siendo un niño.
Sin embargo, con el tiempo, al entrar al colegio su percepción cambiaría hacia el arte abstracto.
Al terminar la universidad en 1969, Clark empezó a trabajar la mayor parte del tiempo en el negocio de
automóviles, lo que le restó tiempo para dedicarse a pintar, pero no para mantenerse en contacto con el art business y aprovechó para coleccionar piezas de arte adquiridas alrededor del mundo, de las cuales, el ciento por ciento de las ganancias por su venta, han sido donadas a diferentes instituciones sin fines de lucro, tanto en Estados Unidos como en el extranjero, sin olvidarse, claro, del Valle de Texas, donde no ha cesado su ayuda a iglesias y escuelas.
MAS ALLA DE LAS FORMAS
Kirk Clark es un artista postmoderno con una fuerte compulsión por pintar, motivada, asegura, por Dios.
“Lo haría todo el tiempo si fuera posible, en cualquier momento”, revela.
Pasa largas horas frente al lienzo, en compañía de sus frascos de pintura, espátulas e innumerables brochas, tanto así que la mayoría de las veces duerme alrededor de cuatro horas.
“Para qué dormir si puedo aprovechar el tiempo pintando”, comenta.
Sentado en la sala de su estudio, rodeado de una que otra escultura, muchas más obras de artistas y amigos, así como de algunas adquisiciones que forman parte de sus colecciones, Kirk Clark, reflexivo y siempre emanando una profunda paz espiritual, señala que pinta en los límites de la conciencia, lo que está en su mente y en su corazón.
“Obviamente, mi trabajo no tiene forma ni figura hay que interpretarlo”, explica.
Sus emociones se involucran al momento de pintar y la energía es la que lo dirige.
Sin embargo, desde hace dos años que conoció al escultor Sebastian,
reconocido por su geometría emocional, el rumbo de su arte se ha conectado de manera inconsciente con el de este artista desde muchos años atrás, como si su vida hubiera fluido de forma paralela a través del tiempo y el espacio.
BERNIE KRAUSE
El arte de Kirk Clark es muy personal, sin embargo, a través de los estudios realizados por Bernie Krause ha podido experimentar con los sonidos aun estando a miles de millas de distancia; olerlos sin obstáculo alguno.
Las investigaciones del ingeniero de sonido, John Reed, también le han permitido ver más allá de su
imaginación.
Kirk Clark, desde entonces, tiene la facultad de interpretar los sonidos y traspasarlos al lienzo en forma abstracta, a la vez que escucha los colores, lo que se conoce como Sinestesia.
“Al escuchar las grabaciones de los sonidos visualizaba la voz de Dios, basándome en la teoría del Big-Bang, acerca de la creación de Dios sobre el universo”, refiere.
Pero Clark va más allá al cuestionarse, en el 2005, si podía pintar el alma humana. La respuesta fue: sí.
Sus pinturas abstractas desde entonces son como un espejo del alma frente al que las observa.
“Puedes ver tu propio reflejo contemplando la belleza o hermosura de tu alma, en el alma que yo he pintado”, asegura.
Asimismo, el artista plástico a través de una mezcla de colores trata de describir la relación de la ciencia con el cosmos, la espiritualidad humana y el mundo divino.
ESCRIBE LO QUE PINTA
La poesía surgió de la misma manera que la pintura: las palabras empiezan a brotar de manera natural como cuando inicia las primeras pinceladas en el lienzo.
Al escribir se inspira en su arte, sus poemas están relacionados de manera directa con su trabajo plástico.
“Ya que mis pinturas son muy abstractas, la gente quizás las entienda mejor si las lee”, reflexiona.
En la actualidad, considera que ha recopilado alrededor de 4 mil 500 poemas, además de contar con algunas publicaciones literarias.
Exhibiciones
Desde el año 2002 hasta el 2014 Kirk Clark ha participado en más de cuarenta exhibiciones individuales y colectivas en Estados Unidos, México y Europa, entre las cuales están:
• “Soul Fragments”, centro de la Fundación Sebastian, México, D.F., 2014.
• “Metaphysikos”, University of the Incarnate Word, San Antonio, Texas, 2008 y en Loyola University, en el centro John Felice, Roma, Italia, 2009.
• “Soul Searching” exhibición con Dan Vigil, Gallery Elena, Taos, Nuevo México.
• Actualmente está trabajando en el proyecto “Echo of souls” al lado de la escultora Jessica Salazar McBride, quienes le han dado su propia interpretación al alma; él, por medio de la pintura y ella, de la escultura.
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