
Si bien su camino por la danza inició como un pasatiempo, a su querida maestra Rosa Odette Rodríguez Altamirano le debe esa pasión que le surgió por esta disciplina artística.
“Su influencia fue mi guía, y cada paso que tomé en el mundo de la danza lleva su huella. Su carácter estricto te guiaba con firmeza a dar lo mejor de ti”, asegura Flor Atria Martínez Guerra, con más de 20 años de experiencia como bailarina, coreógrafa y maestra.
Y es ese amor que siente por la danza el que transmite todos los días a esas niñas y jóvenes que han encontrado en ella su inspiración para dar sus mejores pasos en la danza.
Comunicóloga de profesión, pero bailarina por vocación, Flor Atria recordó que desde pequeña le encantaba moverse a ritmo de la música, imitaba pasos y movimientos, pero fue a la edad de tres años cuando su mamá decidió inscribirla en la academia Silvia’s ubicada en la ciudad de Reynosa. Dirigida por la maestra Silvia Esqueda, con ella concluyó su primer año de ballet clásico y tahitiano en el festival de fin de cursos.
Mencionó que al siguiente año ingresó al Centro de Danza y Deporte Odette, donde conoció a la maestra Rosa Odette Rodríguez Altamirano.
Con el paso del tiempo, lo que comenzó como un pasatiempo se convirtió en una verdadera pasión. Tuvo la suerte de explorar diferentes estilos y descubrir el lenguaje único de cada coreógrafo, cada maestro le exigía un nuevo desafío y le brindaron la oportunidad para expresarse a través de la danza de distintas maneras.
Al correr los años, con la práctica y la dedicación encontró su estilo, único, y fue cuando la danza se convirtió en una parte fundamental de su identidad.
ATRIA’S DANCE STUDIO

compromiso con el arte, la creatividad y el crecimiento personal.
La experiencia y los conocimientos adquiridos con sus diferentes maestros la motivaron a establecer en Reynosa Atria’s Dance Studio en 2003, donde imparte ballet clásico, lírico, contemporáneo, jazz, tap, technique, acro, hip-hop, ballroom, ritmos latinos, bellydance, tahitiano, hawaiano y clases de gimnasia. Diez y seis años después, en 2019, Atria’s Dance Studio Mission, donde es también directora general y coreógrafa.
“Tomar la decisión de abrir mi propio estudio de danza fue el resultado de años de pasión y dedicación. Dar clases en diferentes academias me ayudó a decidir que era el momento adecuado para compartir mi amor por la danza y formar a nuevas generaciones de bailarinas; un espacio donde la creatividad y la expresión pudieran fusionarse para crear un estilo único, mi estilo, que a través de todos estos años se ha reflejado en cada una de las alumnas que han bailado con nosotros en Atria’s Dance Studio”, explicó.
Hija de Rogelio Martínez Ceballos y Florina Guerra Corza, reconoce que fue difícil tomar la decisión de establecerse en Mission.

“Después de mucho pensarlo, imaginarlo en mi cabeza una y otra vez no era suficiente, tardé un par de años en convencer a mi esposo que era el momento, pues mi hijo pequeño acababa de nacer. Esperé unos años más y de verdad se lo agradezco, pues disfruté de su primer año al mil. Sabía el sacrificio y el tiempo que requeriría abrir un nuevo estudio, sabía que no iba a poder estar cerca de mis hijos por muchas tardes, prácticamente días completos pues cuando mi hijo mayor salía del colegio solo podíamos comer juntos, y correr a comenzar mi día laboral justo a la hora que él llegaba a casa”, consideró.
Para Flor Atria es lo más difícil que ha tenido que superar.
Asegura que nunca se van a adaptar los tiempos de las clases en los estudios de
danza con sus tiempos familiares: sus hijos Víctor y Diego asisten a la escuela en la mañana, y en la tarde que están en su casa ella se va a trabajar.
“Llegar a la casa todos los días en las noches después de una tarde de clases y ensayos de quinceañeras o novios, y encontrarlos ya dormidos… es algo que me pesa y me hace pensar todos los días si vale la pena, pero luego veo a mis niñas, mis alumnas y todo se compensa. La satisfacción de verlas desarrollarse en el arte de la danza de la manera que lo hacen merece que todo valga la pena”, manifestó.
DIRECTO AL CORAZÓN
“La danza es mi aliento creativo, una expresión que trasciende el simple movimiento para convertirse en un lenguaje que habla directamente al corazón. Mi pasión por la danza va más allá de la técnica, es una llama que arde con cada ritmo, cada movimiento que forma el tejido de la coreografía. Enseñar no es solo transmitir conocimientos, sino encender esa misma pasión en cada alumna. Cada clase es una oportunidad para cultivar la confianza y la auto expresión a través del arte del baile”, manifestó.

Flor Atria mencionó que dentro de los salones busca crear un espacio donde cada estudiante se sienta libre para explorar, cometer errores y crecer. Entender que la danza mas que pasos es una conversación entre el cuerpo y el alma.
“Ver el progreso de mis alumnas, no solo en términos de técnica sino en la chispa de alegría en sus ojos cuando conectan con la música, es mi mayor recompensa”, agregó.
A ellas les recuerda que cada paso que dan en la danza es un escalón mas para lograr sus sueños: “La perseverancia y la pasión siempre serán sus mejores compañeras. Sigan bailando con el corazón, y alcanzarán cada meta que se propongan. Siempre confíen en ustedes mismas y dejen que sus pasos las guíen hacia el éxito”.
Para la directora y coreógrafa, la danza es un regalo que no solo se aprende, sino que se vive. Su misión, asegura, es guiar a sus alumnas en este viaje, inspirándolas a descubrir la belleza única de su propio movimiento.
“Enseñar danza es mas que una profesión, un compromiso con el arte, la creatividad y el crecimiento personal; una danza constante entre la disciplina y la libertad. Me siento realmente agradecida por la oportunidad de hacer todos los días lo que más amo y por medio de la danza trasformar vidas”, expresó.

CAMINO DE ÉXITOS
Flor Atria concluye sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Tamaulipas, la preparatoria en el Cbtis No.7 y la carrera profesional en la Universidad México Americana del Norte, donde se gradúa con honores.
En esos años intercala sus estudios con las clases de danza y participa en competencias a nivel local, nacional e internacional, colgándose las medallas de titanium, platino y oro en Sheer Elite (Guadalajara), Sheer Elite (Monterrey), jump (Dallas, Tx.) y Dupree Dance (Houston, Tx.) Los primeros lugares los ocupa en el Showtime International (San Antonio, Tx.) y en el Showtime International (South Padre Island, TX.). Además de obtener los primeros lugares con pase a competencia nacional en un intercolegial de baile regional y nacionales en Monterrey, Querétaro, Guanajuato, Mérida, y Ciudad de México, obteniendo el segundo lugar a nivel nacional.
Como coreógrafa ha dirigido solistas, grupos y equipos representativos en competencias nacionales en las que han ocupado el primer podio e internacionales, sobresaliendo su actuación.
Además ha participado en la logística de modelos y pasarelas e incursionado como modelo. Ha sido coreógrafa de vals de bodas, quinceañeras y graduaciones de secundaria desde el 2003 a la fecha, e instructora de baile en el Colegio Mexicano para coreografías en el Festival de la Familia desde el 2002 al 2019, así como organizadora de Urban Vibes Workshop en agosto 2019.