¿Cuáles son las necesidades básicas del ser humano? Cada que hago esta pregunta en mis conferencias, la gente contesta sin pensarlo mucho: comer, vestir y tener una casa… entre otras “necesidades” que son “básicas” pero no las indispensables para sobrevivir.
¿Qué se ofrece en los colegios y escuelas del país? Hay tanta variedad de ofertas, incluso algunas que hasta prometen que el niño hablará más de ocho idiomas a una corta edad. Y la más afamada, augurar que será un líder y utilizará la tecnología como base para su desarrollo.
Pero vuelvo a preguntar: ¿cuáles son las necesidades básicas del ser humano? Respirar, comunicarse, alimentarse, amarse, respetar y respetarse son, por mucho, valores que sí se aprenden y que no se enseñan.
Escucho constantemente hablar de empatía, por parte de expertos en psicología, y sus recomendaciones apuntan siempre a involucrar a los hijos al servicio social. Me parece una sugerencia acertada, pero antes de enseñarle a un niño a dar, yo le enseñaría a recibir y a descubrir quién es y cuál es su misión en este mundo, además de amarse y respetarse a si mismo.
Un factor latente en la sociedad es la promoción de la competencia en los niños, sin percatarnos que más huecos vamos dejando en sus corazones.
Un ambiente competitivo puede generar oportunidades de crecimiento y mejora de resultados en muchos casos, pero si se carece de bases y valores como la bondad, el respeto y la igualdad, los resultados no serán los idóneos y se generarán situaciones de violencia, abuso y bullying.
Nos admiramos y presumimos que nuestros bebés saben usar la tecnología en un abrir y cerrar de ojos, pero ni siquiera pensamos qué podría ser de nuestros hijos en un caso de desastre. ¿Sobre qué base estamos enseñándolos?
Existen programas sociales para los más necesitados, se ofertan oficios, los más antiguos y básicos, pero sin tomar en cuenta que cada persona de este planeta tenga las herramientas para su propia supervivencia, aquellas que le hagan sentir útil, imaginativo, creativo, conectarse con su esencia y puedan salvarle la vida.
¿Que sería de nosotros en caso de guerra?
El amor que ellos necesitan entender como un elemento básico dentro de su desarrollo, lo comprenden como un faltante llenado con basura viral, comida chatarra y música tóxica llena de mensajes erróneos con un alto impacto en el cerebro, cuerpo y corazón de los niños.
Violencia y desamor ofertado deliberadamente en medios de comunicación y redes sociales son el resultado de altos índices de tristeza, depresión y suicidio.
A la escuela los niños deben recordar, por mucho, como el lugar donde florecen las amistades entrañables, se forjan los corazones que dan felicidad a la vida, se aprende la razón de existir y de identidad.
Cualquier momento es un motivo real de aprendizaje, tanto así que cada vez más familias mexicanas emprenden el camino de la autoescuela, una tendencia en aumento.
Y aunque pudiera ser un volado aceptar esta responsabilidad como padres, admiro la forma de enfrentar a este sistema colapsado desde hace años.
La educación básica es responsabilidad de ellos y de los maestros, pero si no exigimos y proponemos seguiremos arrastrando estos pesares.