Desde siglos atrás y hasta la actualidad, la figura materna ha jugado un rol preponderante en la familia y en el hogar. Pero mamá ahora puede ser una profesional o una empresaria; dirige sus propios negocios, es la cabeza de una importante firma u ocupa puestos de liderazgo dentro de la sociedad, sin olvidar que muchas de ellas también dedican su tiempo en actividades altruistas. Ella decide con quién casarse y cuándo, distribuye el día entre las actividades de sus hijos, las cenas con su esposo y las reuniones con las amigas. La mayoría, incluso, es parte del sostén económico de la casa al lado de su esposo. La frase: “Detrás de un gran hombre hay una gran mujer” se ha transformado ubicándolas a un lado de la pareja. “Que sean los hijos que Dios les mande” también es opcional, y deciden cuántos quieren procrear, siendo dos la media actual. En el mes de la celebración del Día de las Madres, cuatro generaciones de mujeres platican sobre la forma como cada una, en sus diferentes épocas, han desarrollado este rol siguiendo el legado de sus bisabuelas, abuelas y mamá, pero bajo sus propias reglas, circunstancias y personalidad. Oralia Casso de Sánchez, bisabuela; Nelia Sánchez de Martínez, abuela, y Dagna Martínez de Rosas, mamá de Dagna Cavada, aunque pertenecen a diferentes generaciones, tienen en común el ejemplo de doña Oralia, a quien describen como una guerrera: ser mujeres de trabajo y emprendedoras. Más aún, todas ellas se han casado muy jóvenes, entre los 15 y 18 años de edad; en este aspecto han hecho caso omiso de los estándares modernos y siguieron un modelo de conducta, una costumbre que viene de familia. Sin embargo, su personalidad, su forma de ser y su imagen representa a las mujeres actuales, pues ninguna de ellas pareciera ser abuela o mamá de una chica de 27 años de edad, con tres hijos: ¡parecen hermanas!
LA GUERRERA
Doña Oralia se casó con Olivo Sánchez González en 1946, a los 15 años de edad. Tiene 86 años de edad y recuerda con lucidez que en diciembre de este año estará apagando un pastel con 87 velas. No se le olvidan los nombres y edades de sus hijos: Oralia (66); Nohemi (64); Maricela (63), Nora (61), Nelia (60) y Jorge (68). Más de 15 nietos dice que tiene. Elegante, de gesto adusto y con franqueza menciona que su padre era muy recto, de pocas palabras… así como ella. Las dejaba ir al casino, pero les advertía: “Con un paso que den afuera del salón, me las traigo a la casa”. Con el reloj en la mano también las conminaba: “A las 6 de la tarde las quiero aquí, ni un minuto más ni un segundo menos”. Y así educó Oralia a sus hijas, las reprendía cuando era necesario y las enseñó a trabajar para valerse por sí mismas. Ejemplo que siguieron sus hijas con sus respectivos vástagos, pero adaptándose al estilo de vida actual. Nelia, su hija, la describen como una guerrera, dedicada al trabajo pero siempre pendiente de su familia.
LA FASHION
Nelia Sánchez de Martínez es una abuela contemporánea, que usa zapatos de plataforma y viste al último grito de la moda. No lleva el cabello recogido como las “güelitas” de antes, lo prefiere liso, muy bien peinado. Contrajo nupcias a los 15 años de edad con Rodolfo Martínez. A sus hijos, Hugo y Dagna, les permitía salir a divertirse, sólo les pedía que le avisaran si regresarían a casa y a qué hora para no estar con pendiente. Reconoce que a veces hay que tener mano dura porque de otra forma se salen del huacal, pero que con cariño se les hace entender. Es una mujer de negocios que se esfuerza por reunir a la familia en convivencias y está muy al tanto de ella.
ESTUCHE DE MONERIAS
Dagna Martínez de Rosas tenía también 15 años cuando llegó al altar del brazo de Guillermo Rosas con quien tuvo cuatro hijos: Dagna, Carolina, Paola y Guillermo. Es una mamá muy abierta, transparente y clara que no se anda por las ramas. Es la de carácter fuerte, rebelde
y disciplinada. “Porque amo a mis hijos los debo corregir aunque a veces tenga que ser estricta”, asegura mientras abraza a Luisito, uno de sus nietos. Para sus hermanas, es un estuche de monerías. Su creatividad no tiene límites y siempre está atenta a ayudarlas cuando se lo piden. Dagna, su hija, considera que es de mucha ayuda pues la apoya en todos los detalles en las fiestas.
PURO AMOR
A diferencia de su bisabuela, abuela y mamá, Dagna De Peña de Cabada rompió con la costumbre de casarse a los 15 años de edad, ella se vistió de blanco hasta los 18. Con Luis Cabada Treviño tuvo a Natalia, María Fernanda y Luis Eduardo. Su madre y tías aseguran que es muy divertida y cariñosa. “Es puro amor”, coinciden. Es la más joven de la generación y también es dueña de su propio negocio, por lo que comparte el tiempo con el cuidado y educación de sus hijas. Reconoce que cuando tiene que regañarlas por algún mal comportamiento o desobediencia lo hace de ser necesario. “Cuando quieres a una persona no todo son apapachos”, considera. Dagna luce un vestido corto y parece la hermana mayor de sus hijas, de las que siempre está al pendiente.
MAMA DE PROFESION.- A través de los años las mujeres han reclamado sus derechos y demostrado de qué madera están hechas pues además de hacer las labores domésticas, están al pendiente de la educación de los hijos y desempeñan un trabajo fuera de las paredes de su casa.
En el siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX, la castidad, abnegación y sumisión eran las características esenciales de muchas de las madres. Ser mamá era la profesión de las mujeres que contraían matrimonio. Pero como todo evoluciona y cambia, los movimientos y los pensamientos reivindicativos les dieron un nuevo lugar ganándose una posición de liderazgo dentro de la sociedad. En todo proceso hay sus excepciones, y así como las “Adelitas” se enrolaron en las filas del ejército al lado de sus generales, también hubo mujeres que dieron batalla para ser respetadas desde entonces. Si bien la duplicidad de trabajo dentro y fuera del hogar les está costando mayor esfuerzo y horas, las mamás actuales tienen otras ventajas de calidad de vida que no tuvieron nuestras bisabuelas. Hacer una salsa en molcajete no es lo mismo que en licuadora, ni tampoco tallar a mano la ropa que en lavadora. Gracias al Internet y a los teléfonos celulares las comunicaciones han resuelto las largas horas de angustia de aquellas mujeres que tenían que esperar a que su esposo llegara para saber que estaba bien.
CASADA A LOS 15.- Las mujeres de antes contraían nupcias muy jóvenes, eran apenas unas adolescentes cuando sus padres ya les habían arreglado la boda, la mayoría de las veces por conveniencia.
Con la liberación femenina empiezan a tomar sus propias decisiones. El mundo occidental acepta este nuevo rol de la mujer, la madre, la esposa, la profesionista, la empresaria. Algunas de ellas se involucraron en la reivindicación sobre sus derechos en un movimiento de pensamiento conocido como “le querelle des femmes”. Sin embargo, seguían rigiéndose por leyes morales y clasificadas según su estado civil. Una mujer soltera no era bien vista, pero una viuda era la que más respeto ganaba. Las ideas de la Ilustración, por otra parte, trajo principios de igualdad y libertad, incluso Olimpia Gouges escribió en 1971 los Derechos de la Mujer y de la Ciudadanía. Y aunque en el siglo XIX las mujeres pudieron salir de la casa para trabajar principalmente en talleres, compartir el tiempo entre la casa resultó tan pesado que sólo las solteras hicieron uso de ese derecho. Como parte de esta evolución, en Estados Unidos nació el movimiento sufragista dándole voz a las féminas. A lo largo de la década de los años setenta, el movimiento de liberación femenina consiguió para los mujeres del mundo occidental cierta libertad sobre su fecundidad y sexualidad. Desde el siglo XIX hubo un despertar, empujando para continuar la lucha contra la desigualdad y discriminación de las mujeres a nivel social, económico y político. Sin duda, hay mucho camino por recorrer, pero también hay muchas satisfacciones que deben enorgullecer a las madres de familia de hoy.
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