Por CYNTHIA ROBLES WELCH
Si un niño está muy enfermo, no hay duda de que debería tomar antibióticos, pero si el riesgo es mínimo, quizá el doctor debería decir “esperemos un día o dos”, antes de volver a revisarlo. Es común que recetan antibióticos como si no ocasionaran ningún daño, pero las evidencias muestran lo contrario. Así lo considera Blaser.
En México, son medicamentos que aunque ya están controlados se recetan con poca responsabilidad. Los niños son medicados la mayoría de las veces sin razón, y los médicos no advierten a los padres de familia de las consecuencias.
Con los antibióticos la flora bacteriana se afecta y las probabilidades de tener obesidad son mayores. Es necesario sólo suministrarlos en caso de infecciones bacterianas, y hablar con el especialista para cuidar en equipo al pequeño. Hay que abrir el diálogo y comentar las ventajas e inconvenientes de los antibióticos.
Un tratamiento a la par con probióticos será de mucha ayuda al repoblar la flora intestinal.
¿Cómo obtenerlos? A través de los alimentos como el chukrut, saurkraut, kimchi, miso y kommucha.
Proveer a los niños de estos fermentados de forma moderada, gradualmente una cucharada e ir incrementando la cantidad.
Cuando están tomando probiótico se recomienda tres veces al día, y hacer de su consumo un hábito espolvoreándolo en la ensalada diariamente.
Laboratorio de bichos buenos
(Rinde: 4 frascos de 1 litro)
- Ingredientes:
1 repollo blanco. - 1 puñado de sal de mar.
- 2 zanahorias grandes (opcional).
- 1 puñado chico de semillas de alcaravea (opcional).
Preparación:
Retirar y descartar el centro del repollo; lavarlo y desinfectarlo. Picarlo en tiritas bien finas. En un bowl mezclar un poco de sal con la mitad del repollo picado. Masajear y apretar el repollo durante varios minutos hasta que se ablande. Repetir con el resto del repollo. Dejar reposar en el bowl durante toda la noche a temperatura ambiente.
Pelar y rallar las zanahorias para mezclar con el repollo. Agregar las semillas de alcaravea. Apretar y escurrir el exceso de líquido.
Colocar en frascos previamente esterilizados (de un litro es mejor). Limpiar bien los bordes y sellar los frascos. Guardar en un lugar fresco y oscuro, sobre una toalla, ya que al fermentar puede ser que pierdan un poco de líquido.
Dejar fermentar de 2 a 3 semanas. Una vez que esté listo, guardar los frascos en la heladera para enlentecer el proceso de fermentación. Se puede guardar en la heladera durante varios meses.