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Mantiene vivo el sueño

9 de enero de 2016 por Gabriel García

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Deborah Case, directora artística del Rio Grande Valley Ballet, presenta desde hace 43 años
“El Cascanueces”, un cuento clásico de Navidad que atesoran chicos y grandes.

Al entrar a la academia de danza se escucha música clásica de fondo que proviene de un salón, pero predomina el sonido característico que producen los pies cuando tocan el suelo de madera.
Frente a los grandes espejos, niños y jóvenes bailarines hacen giros coordinados cuidando sus tiempos.
Se están preparando para hacer su mejor papel el día del estreno de “El Cascanueces”, un cuento clásico navideño adaptado al ballet desde hace 43 años por Deborah Case, directora artística del Rio Grande Valley Ballet, quien da la bienvenida a las fiestas decembrinas con este regalo para toda la familia que promete la emoción de un espectáculo en vivo.
Ratones y soldaditos de latón se enfrentan en el escenario. Muñecos y demás juguetes cobran vida para realizar sorprendentes piruetas, mientras una tropa de cosacos rusos irrumpen en danzas folklóricas.
Risas, acción y suspenso, se mezclan con la belleza del ballet clásico en una presentación ‘ad hoc’ para esta temporada.
Año con año los padres de familia llevan emocionados a sus hijos a presenciar “El Cascanueces”, pues recuerdan haber visto la obra cuando eran niños y ahora desean convertirla en una tradición familiar.
Quien mantiene vivo el sueño y hace posible esta magia es Deborah Case. La también bailarina asumió la dirección del Rio Grande Valley Ballet en 1993 después del retiro de Doria Avila, fundador del grupo en 1972.

SU VIDA, LA DANZA
Originaria de Texarkana, Texas, Deborah Case encontró en la danza la clave para ser una mujer feliz y optimista.
A la edad de tres años tomó clases de baile en la Escuela de Danza Dixie Splaw.
Se graduó de la licenciatura en Educación por la Universidad Cristiana de Texas, en Forth Worth, donde siguió extensos estudios en ballet clásico, así como otros estilos
De sus padres, Robert Case y Patricia Watkins, aprendió a ser disciplinada y amar a Dios y a la gente. “Esto me ha servido para ser una persona físicamente fuerte en el trabajo”, comenta.
Su amor por la danza le permite enseñar a los niños y jóvenes a bailar y verlos crecer en su camino a convertirse en bailarines profesionales.
“Esta forma de pensar, de vivir y de sentir, me han hecho una mujer inmensamente feliz y optimista”, dijo.
Desde que tenía cuatro años de edad la bailarina ha estado involucrada en la danza, pero fue hasta los 14 cuando supo que era lo que quería hacer por el resto de su vida.
Para hacer de su sueño una realidad, Deborah fue motivada por los grandes bailarines de los que se rodeaba, quienes la inspiraron a luchar por alcanzar sus metas.
“En 1978 llegué al Valle de Texas para impartir clases en una escuela pública.
En ese tiempo me convertí en la bailarina principal del Rio Grande Valley Ballet y su director, Doria Avila, me preparaba constantemente para una mejor proyección. En 1993 él se retiró y me dejó a cargo como directora artística del ballet”, comentó.
Una de las mayores satisfacciones que ha tenido tras 23 años como maestra de ballet, es el viaje que realizó a Moscú, Rusia, donde tuvo oportunidad de estudiar en la academia del Ballet Bolshoi bajo la tutela de Irina Vakhromeeva.
“Son ya 23 años como maestra aquí en la academia, pero lo soy desde que tenía 14 años de edad”, expresó.
Actualmente Deborah tiene 71 años y para mantenerse saludable se ejercita a diario.
“Nado tres veces a la semana, hago caminata cinco veces a la semana, tomo clases de spinning y levanto pesas. Además llevo una alimentación vegetariana.
Pero mi verdadera fuente de inspiración son los niños. Ellos me motivan a seguir haciendo lo que me gusta; lo veo en sus ojos”, agregó.
Quien fuera la bailarina principal de “El Cascanueces” hace algunos años cedió su lugar a otras alumnas. Había llegado el momento de seguir preparando a otras chicas para que tomaran su papel.
“Además no creo que hubiera sido buena idea que la directora fuera la actriz principal de la obra”, bromeó.
Como cabeza principal del Rio Grande Valley Ballet, Deborah Case ensaya otras puestas en escena durante el año, pero “El Cascanueces” es el show de ballet favorito mundialmente hablando en la víspera de la Navidad.
“La razón principal que me inspira a seguir montando ‘El Cascanueces’ son los niños. Verlos divertirse jugando en el escenario es algo que me apasiona. Trato de hacerle algunos cambios a la coreografía o al escenario, ya que año con año los niños se exigen mucho en su desarrollo y eso me inspira a continuar cambiando; la inspiración me la dan ellos”, dijo.
Durante el año el grupo ofrece dos recitales en los que presenta las obras de otros ballets clásicos del mundo.
“Este año por ejemplo montamos ‘Paquita’, una coreografía rusa adaptada en una puesta en escena española. Tenemos talleres de verano donde contamos con la asesoría de bailarines rusos o de Estados Unidos que vienen a dar clases a los niños o realizamos mini presentaciones en la comunidad. Constantemente estamos trabajando sobre algún show y actualmente nos preparamos para el recital que presentaremos en mayo de 2016. Soy una planeadora por naturaleza”, comentó.
A las nuevas generaciones de bailarines que vienen detrás, la directora les aconseja entrenar día tras día, llevar una vida disciplinada, tratar de estar saludable y entregarse de lleno. “Eso es lo necesario para poder sobresalir”, agregó.

SU FAMILIA
La también directora y maestra de Deborah Case Dance Academy es esposa de Jimmy Kryzak y madre de Michelle Trbovich, Heather Dyer y Othal Brand, quienes le dieron cuatro nietos que considera maravillosos.
Como madre Deborah es leal y se preocupa por sus hijos. A pesar del tiempo que invierte en su trabajo, busca un espacio para estar con ellos.
“Creo firmemente en la educación y en dar su espacio a los hijos para que crezcan y desarrollen sus habilidades. Como mujer empresaria presto atención a los detalles, pues soy muy enérgica, enfocada y dirigida hacia mis metas.
Mi sueño fue involucrarme en el mundo de la danza y no sabía cómo iba a lograrlo, pero me visualizaba bailando como propietaria de una academia de danza o como maestra”, comentó.
No todo en la vida es miel sobre hojuelas y Deborah ha aprendido de lo malo a sacar lo mejor.
“He tenido algunos tropiezos en el camino y he sabido levantarme. Nueve años atrás sentí que había un punto en mi vida en el que no tenía nada qué hacer en la danza aún cuando representa mi pasión. Estaba lista para emigrar del valle, pues mi hijo había sido enviado a Irak y sentía la necesidad de irme. Finalmente me quedé y conocí a un hombre maravilloso: mi esposo Jimmy. El me apoyó en mi decisión porque reconoció la importancia de mi trabajo y de qué manera influía en la gente del valle. El dejó su trabajo en Houston, Texas y se mudó aquí. Nos casamos y ahora trabajamos juntos en la academia de danza”, explicó.
Después de superar un divorcio y salir de una fuerte depresión, Case renació al conocer a Jimmy, quien le inyectó de nuevo la fuerza necesaria para continuar con lo que más ama: la danza.
Ambos se levantan a las cinco de la mañana, se ejercitan durante una hora y media y comienzan su día desayunando vegetales. “Muy aburrido”, bromea.
Cuando el tiempo se lo permite, juega con sus nietos. Le gusta leer y cree que es importante que todos deberían tener un libro a la mano y leer a diario. Es muy fiel a su iglesia, donde atiende en la escuela diurna.
Consciente de que llegará el día de su retiro, Deborah Case ha puesto sus ojos en algunos bailarines que podrán ocupar su lugar cuando llegue ese momento.
“Mientras tanto seguiré enseñando y dirigiendo hasta el día en que ya no pueda más”, agregó.
Finalmente, la bailarina se siente satisfecha del éxito que la ha acompañado en su vida.
“Me siento orgullosa de mi gente que ha logrado el éxito y se gana la vida como bailarín. Así que esto va más allá de mí. He llegado a tener niños que estudian conmigo y después son contratados como maestros dentro de la academia. Tengo una bailarina en Europa, uno en Massachusetts y otro en South Carolina y desde luego son personas que trabajan para nosotros ahora”, concluyó.

Categoría: Entrevistas

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