Además de estar casados y haber formado una familia, son parejas que comparten su vida en el trabajo, algunos de ellos, incluso, la misma profesión.
Han hecho equipo y son propietarios de exitosos negocios con diferentes giros, establecidos en el Valle de Texas y Reynosa.
Su tiempo lo dividen entre la oficina y el hogar sin descuidarlos, más aún, en su agenda programan las horas que dedicarán para la convivencia familiar y los compromisos sociales. Los horarios están establecidos para estar al pendiente de las tareas de sus hijos, acompañarlos en sus actividades deportivas y platicar con ellos acerca de cómo les fue durante el transcurso del día. Por la mañana los dejan en la escuela y continúan el recorrido hacia la oficina. Cada uno cumple con los compromisos pendientes y encabezan las juntas laborales con el personal de la empresa. Así transcurre su día a día, entre la familia y un trabajo en el que ambos hacen mancuerna como socios.
ENTRE LOS NUMEROS
Y LA CREATIVIDAD
Jesús González y Rosario Rodríguez de González se conocieron en la universidad St. Edward’s en Austin, Texas, donde él cursaba una maestría en Administración de Empresas y ella la carrera de Comercio Exterior. Aquí se hicieron novios y tomaron la decisión de contraer matrimonio, estableciendo un vínculo no sólo como marido y mujer, sino como socios al emprender sus propios negocios, primero en México y después en Estados Unidos. Un taller de hierro forjado que abrieron en Reynosa fue el primer paso que dieron para continuar por el camino que los llevaría a consolidarse como empresarios en el ramo mobiliario.
Rosario siempre mostró su creatividad para el diseño y él su perspicacia para las finanzas, ya que después de otorgársele un crédito financiero en Estados Unidos de tan sólo 500 dólares, logró iniciar, al lado de su esposa, una tienda de muebles en la cual ella se encarga de la parte decorativa y selección de mercancía, mientras que él del área administrativa.
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