Desde que vio correr a la medallista Ana Guevara, Joel Rodríguez Mojica tomó la decisión de ser un corredor “de altura”. En Francia se llevó el primer lugar y actualmente está preparándose para los 100 kilómetros en Croacia.
Fotos: Viridiana Leal
Gracias a su esfuerzo y preparación, Joel Rodríguez Mojica fue recompensado este año al traerse el primer lugar del Campeonato Europeo de 50 kilómetros en ultra maratón, dejando en segundo y tercer lugar a dos franceses en su propia casa.
Además rompió en México el récord establecido durante 14 años, de 8 horas 10 minutos, consiguiendo un tiempo de 7 horas con 50 minutos; un nuevo marcador a vencer.
Pero la vida no ha sido fácil para este joven de 27 años que llegó a Reynosa a los 4 años de edad junto a su familia, para encontrar un mejor futuro y nuevas oportunidades.
Joel ha tenido desde pequeño la fascinación por los deportes, muy a pesar de que en su familia no hay ningún antecedente, y que sus dos hermanos: Fabiola y Juan Antonio no los practican.
Como la mayoría de los niños empezó a jugar futbol en la escuela y estuvo en un equipo formado en la colonia donde vivía, en categorías inferiores, pero conforme pasó el tiempo perdió el interés porque entre sus compañeros surgían pleitos.
A la edad de 14 años, mientras veía la televisión, estaba sorprendido por la velocidad de la atleta Ana Gabriela Guevara. En ese momento pensó: “Yo puedo ser más rápido… di una vuelta, sólo 400 metros, y claro no aguanté lo que ella corría”, recuerda.
Admite que la medallista fue su inspiración, así que buscó ayuda en la unidad deportiva encontrándose con el entrenador Abel Hernández Turrubiates (†), reconocido por ser el forjador de atletas en esta ciudad.
Al expresarle sus deseos, Hernández le respondió que “generalmente los buenos cobraban muy caro”. Joel desilusionado mencionó que platicaría con sus padres, Juan Rodríguez Guajardo y Antonia Mojica Barragán, sobre el pago.
Sin embargo, se trataba de una broma, pues lo único que le pedía era disciplina y compromiso, porque una vez que empezaran no pararían.
“Para mi era muy fácil, porque sí tenía las ganas de hacerlo”, dijo Joel.
En la primera práctica corrió seis vueltas y recibió una amonestación, pues el entrenador sólo le había pedido tres. Después siguieron una serie de ejercicios de resistencia. Así empezó todo.
Al principio le fue difícil por los comentarios de sus compañeros, quienes lo hacían sentir inferior y le pronosticaban que no aguantaría ni dos meses, como sucedió con muchos otros.
Por el contrario, el entrenador lo apoyaba y lo impulsaba con palabras alentadoras que le recordaban que tenía una meta que cumplir: ser un gran atleta.
“Al final, todos esos malos compañeros no siguieron y fue cuando me di cuenta que la disciplina será la que te ayude a alcanzar tus sueños”, admitió.
Pasaron seis meses de arduo entrenamiento para que su instructor le permitiera participar en una carrera de tres kilómetros, donde quedó en el segundo lugar. Continuó en competencias de 800 y 1500 metros, así como en salto de longitud en la fosa de arena.
Después participó a nivel regional y estatal, sin tener los resultados esperados, pues quedaba en séptimo y octavo lugar, a pesar de su esfuerzo.
Al poco tiempo en Tampico fue recompensado con dos medallas de oro, al obtener el primer lugar en salto y en 800 metros planos.
Estos premios le valieron ganarse en Reynosa el apodo: “Joel el dos oros”.
Sin embargo, para él era frustrante que a nivel estatal no le iba bien. Pensaba que no estaba esforzándose lo suficiente o algo estaba haciendo mal.
En esa etapa ingresa al bachillerato y como adolescente pretende una relación, pero prefiere enfocarse a sus estudios y continuar en el deporte. Su interés se centraba en las competencias estatales.
Durante un año se preparó. Su vida transcurría entre calentamientos, correr largas distancias y practicar la técnica sin descanso, pero no calificaba para la estatal.
Ya tenía 18 años y Joel se sentía frustrado, débil para participar en los 400, 800 y 1500 metros.
Un día, recibió la invitación de ser parte de una carrera de 100 kilómetros en Santiago, Nuevo León, a la que se animó participar, porque tenía un buen antecedente en los 20 kilómetros. Se llevó el primer lugar en la categoría juvenil y el cuarto lugar en general, de todas las edades.
Sin embargo, el instructor consideraba que debía prepararse más para poder ser un velocista.
Al año siguiente repitió la misma carrera y ganó.
“Ve profe, más claro ni el agua”, le dijo a su entrenador.
A NIVEL INTERNACIONAL
Ahora tenía que prepararse para el campeonato nacional en Monterrey en el 2012. Otros 100 kilómetros.
Cambiaron el plan de entrenamiento, más carga de trabajo pero el mismo entusiasmo y ganas de hacer un buen papel.
Un primer lugar en la categoría juvenil y un segundo en la categoría general fueron el resultado de todo su esfuerzo, además de convertirse en una revelación, pues generalmente los competidores son mayores de 30 años.
En consecuencia tuvo el derecho de participar en el campeonato nacional en la Ciudad de México donde elegiría al grupo de seleccionados que representarían al país en el mundial de Corea en el 2013.
Quedando en el segundo lugar en la categoría general y nuevamente el primero en la categoría juvenil de todo el país, su pase a Corea estaba listo. Por desgracia el evento se canceló.
“Fue frustrante saber que no se iba a realizar, porque me esforcé mucho”, menciona Joel.
Sin embargo, ese mismo año se realiza una competencia en Francia en la que participó.
No fue lo que él esperaba. A mitad de la carrera su cuerpo se “apagó” y no pudo seguir corriendo. Estaba preparado físicamente, pero la emoción de estar al otro lado del mundo haciendo lo que más le gusta lo sobrepasó y no finalizó la carrera.
En el 2014 fue parte de una carrera que se realizó en La Palma, España, obteniendo un cuarto lugar. También en una competencia de montaña en donde quedó en el lugar numero 25. “Venía muy desilusionado, pensando que necesitaba trabajar más”, reconoció.
No cesó en su afán de traer un primer lugar de Europa y durante los siguientes tres años continuó preparándose sin freno, cambió la metodología de entrenamiento y su alimentación.
Para entonces no contaba con su coach Abel, quien por motivos de salud ya no pudo trabajar.
Por iniciativa propia inició la reestructuración de su acondicionamiento hasta tomar en cuenta las lesiones que podía sufrir, esto es, prepararse como los atletas profesionales que participan en los juegos olímpicos.
En el 2016 por motivos de trabajo se tiene que mudar de Reynosa. En el Estado de México y Zacatecas aprovechó la altura para poner a prueba su resistencia. Además, compaginar su trabajo con el deporte se le complicó pero no desistió.
REGRESO A FRANCIA
En el 2017 participó en una carrera de 80 kilómetros a nivel nacional y, sin mayor esfuerzo, subió al primer sitio, además de romper en México el récord de 8 horas con 10 minutos; después de 14 años superó el tiempo a 7 horas con 50 minutos.
Un logro que le permitió calificar para el campeonato mundial de 100 kilómetros que será en septiembre de este año en Croacia.
Pero antes participaría en una carrera de 50 kilómetros que se realizaría en Francia, como preparación para el mundial y con el único propósito de “sacarse la espinita”. En esta ocasión, relajado y seguro de que haría un mejor desempeño. Había trabajado mucho y sabía que se lo merecía.
Cuenta que el día del evento se sintió fuerte y mientras corría, en el kilómetro 16, decidió aumentar la velocidad y apresuró el paso. Recuerda que algunos lo siguieron pero no le aguantaron el ritmo.
En el kilómetro 30, confesó que se sentía bien pero continuó sin flaquear. A corta distancia de la meta escuchaba los murmullos de la gente. En francés comentaban que era el mexicano quien encabezaba la competencia.
Pero fue en el último kilómetro cuando empezó a sentirse vencedor y rompió en llanto pero de felicidad.
“En un instante pasaron por mi mente todas las dificultades que he vivido. Todas las voces que me repitieron que no podía, así como aquella gente que me apoyó y creyó en mí. Absolutamente todo lo vivido”, reflexionó emocionado.
Al cruzar la meta se arrodilló, beso el suelo y dirigió su vista al cielo para agradecerle a Dios este momento, y le dedicó este triunfo a su familia que lo ha apoyado e inspirado a seguir adelante.
En esta ocasión dejó en segundo y tercer lugar a dos franceses, trayéndose a Reynosa una medalla de oro y una copa que lo acreditan ganador.
RUMBO AL MUNDIAL
Para triunfar en el campeonato mundial de 100 kilómetros todos los días corre más de 30 kilómetros y lleva una alimentación saludable. También se da el tiempo de entrenar en zonas altas para fortalecer su presión.
Él es su propio preparador físico lo que le suma más méritos. Sin embargo, en agosto viajará a España donde entrenará por un mes, donde complementará sus conocimientos y aprenderá la metodología adecuada para entrenar de una manera correcta.
“Voy a dejar el nombre de México muy en alto, ese es mi objetivo, por eso trabajaré mucho” aseguró Joel.
Este ultramaratón es el equivalente a los juegos olímpicos, por lo que está muy emocionado de ser parte de esta competencia.
Considera que correr lo hace feliz, y cuando no sea así dará por terminado este deporte.
“Tus objetivos van cambiando conforme vas creciendo, ahorita mi meta es ir al mundial, mañana quizás voy a querer una familia, y después que ésta se involucre en el deporte”, comentó.
UN EJEMPLO A SEGUIR
Afortunadamente Joel ha contado con el patrocinio de empresarios locales quienes han creído en él, pero no siempre fue así y tuvo que tocar muchas puertas que a veces no se abrieron.
No obstante, con resultados les ha demostrado que todo es posible proponiéndoselo, incluso,
con su ejemplo inspira a los niños de las colonias populares para que luchen por salir adelante.
El dinero, les dice, no hace a las personas.