Hace 30 años Dalton Javier Ávalos Ramírez y Denisse Ramírez Murillo comenzaron un negocio que consideraron sería rentable: una piñatería.
En aquel tiempo en Reynosa sólo tres personas las elaboraban, pero Dalton y Denisse se distinguían por su creatividad.
Conocida como la piñatería Ramírez, en un principio se dedicó a hacer las tradicionales, las más comunes que eran las estrellas de siete picos para las posadas, hechas con ollas de barro y carrizo, periódicos y papel de china.
Hoy en día el negocio ha quedado en las creativas manos de sus hijos, y es Dalton, el hermano mayor, quien se encarga de aportar las ideas, de hacer piñatas diferentes, algunas de éstas, incluso, han causado controversia.
Denisse es la artista, la que les da brillo y color a mano, usa papel foamy, pelucas, telas, diamantina, pedrería y los materiales que sean necesarios para que el resultado sea el mejor.
Dalton, Denisse, Dylan, Alan y Luis han crecido con este oficio que les heredaron sus padres y que les ha dado muchas satisfacciones, como es una carrera universitaria, además del reconocimiento en sus clientes, al apreciar que la piñata era justo lo que querían.
Creatividad y polémica
La primera piñata controversial que crearon los fundadores del negocio fue la del ex presidente mexicano Salinas de Gortari, pero debido a que en aquellos años no había redes sociales, la popularidad fue menor a la que han alcanzado las actuales que navegan por el Facebook con cientos de likes.
Años después, Dalton aprovechó el partido
México-Holanda en el Mundial Brasil 2014 cuando
Arjen Robben el extranjero fingió una falta.
La piñata de este personaje fue la primera en causar revuelo en face.
A partir de ese momento sus piñatas fueron conocidas a nivel nacional e internacional, gracias al talento y creatividad de los hermanos Ramírez.
La segunda que se hizo viral fue la de Kim Kardashian con el vestido negro, guantes blancos y la botella de champagne publicada para Paper Magazine.
La piñata fue comentada por miles de personas y hasta los curiosos pasaban por el lugar para tomarse una “selfie” con ella.
Hubo una por la cual les clausuraron el negocio: la piñata de Christian Grey y Anastasia Steel, de la polémica película “50 sombras de Grey“, en una posición erótica y una manta que decía “censurado”.
Causó tanto revuelo que recibieron un oficio municipal por “faltas a la moral”, por lo que tuvieron que cerrar las puertas por un corto tiempo.
Recientemente la de Donald Trump, entonces candidato presidencial de Estados Unidos, dio nuevamente de que hablar.
“¿Quién no querría pegarle al gringo que insultó a los mexicanos?”, cuestionó Dalton.
Él apenas vendió una piñata en Reynosa, cuando un artesano en Estados Unidos vendió más de mil al copiarle su diseño, que lejos de molestarse, le dio gusto pues fue su idea.
El alcance de sus creaciones artísticas ha sido sorprendente, pues han recibido llamadas desde varias ciudades de Estados Unidos para hacerles entrevistas, incluso del programa Primer Impacto. Una estudiante extranjera también se fijó en ellos para hacer un cortometraje que inscribió en un concurso, por lo que fueron invitados a
Dallas, Texas.
También les hablaron de Argentina y Colombia interesados en la elaboración de esta artesanía mexicana.
“Nosotros nos sorprendemos, porque después de tantos años de dedicarnos a esto, es gracias a las redes sociales que la gente conoce nuestro trabajo y es muy bonito ver las muestras de cariño de la gente”, mencionó Denisse.
Un corazón noble
Pero no todo es vender, los hermanos Ávalos
Ramírez colaboran con casas hogares, instituciones y grupos altruistas.
La idea surgió en una temporada navideña en la que tuvieron pocas ventas, por lo que decidieron obsequiarles piñatas a los niños en un Día de Reyes.
Entregaron a la Casa del Migrante, al Ejército de Salvación y a un grupo de jóvenes que hicieron dinámicas en Facebook para donarlas.
Aunque el negocio tiene sus altas y bajas, la familia Ramírez nunca deja de ayudar a quienes realmente lo necesitan. A niños especiales y con problemas físicos, les han regalado también una sonrisa.
Denisse, orgullosa de sus padres y hermanos, reconoció que tratan de mantenerse unidos como familia para hacerle frente a la crisis. Sin embargo, no dejan de agradecer los frutos recibidos con la piñatería, por lo que seguirán esforzándose para continuar en la preferencia de sus clientes.
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