El adiestramiento canino puede canalizar todo el potencial de un perro. El primer paso para lograrlo es desarrollar un plan de trabajo que consiste en un conjunto de ejercicios y acciones coordinadas, para proporcionar al perro las bases para fomentar la obediencia con su o sus tutores.
La manera más eficiente de adiestrar a un perro es preparando su plan de adiestramiento que incluye varios pasos y etapas que dependerán del propósito que se tiene para el perro. Una vez detectado el propósito del perro, las necesidades del tutor y las capacidades del can, se debe elegir entre las técnicas que más convengan para favorecer el aprendizaje del perro.
Antes de iniciar cualquier plan de obediencia es importante realizar una primera fase de reducción de estrés o de estabilidad emocional, otorgando lo mínimo necesario para una comunicación efectiva entre humano-perro. Esta etapa puede durar entre 2 y 3 semanas dependiendo de factores como la constancia y la raza del perro. Es de suma importancia ser constante y congruente en el trabajo con el perro durante esta etapa, ya que se desarrolla el vínculo humano-perro.
Son diversos los propósitos que se le puede dar a un perro, y el nivel de obediencia requerido para el perro va relacionado con ello. Al lograr estabilidad emocional, se puede iniciar una etapa de obediencia básica, la cual consiste en adiestrar un perro para que haga ciertos ejercicios cuando se les da una señal u orden, generalmente son acciones cotidianas.
Los ejercicios de obediencia básica más comunes son: sentado, tumbado (abajo), acudir al llamado por su nombre, ven, junto y caminar sin tirar de la correa. Estas habilidades básicas mejoran la seguridad del perro y su capacidad para socializar, facilitando también la comunicación entre tutor y mascota.
En realidad, lo primero que aprende un perro es el comando “NO”, pues se utiliza para corregir cualquier conducta que no sea del agrado del tutor. Esta etapa puede tener una duración de 2 a 3 semanas.
El siguiente nivel, obediencia intermedia, implica seguir reforzando los comandos básicos, con aumento en su duración, además de agregar distractores, tales como trabajo en exteriores, ruido, aromas, etc. Puede alcanzar una duración de 2 semanas.
Una vez dominadas las etapas anteriores, se puede avanzar a obediencia avanzada, que implica enseñar comandos más complejos como “quieto” a distancia, “deja” y “quieto” con uso de distractores, y trabajar sin correa. Todo esto fortalece la autodisciplina del perro y aumenta su capacidad para enfrentar diversas situaciones.
Existen otras opciones dentro del plan de trabajo que pueden adicionarse al plan de obediencia, como son los adiestramientos específicos para la socialización con otros perros, seres humanos y otros animales; también se puede adicionar un plan para resolución de un problema en específico, como en el caso de los perros con agresividad.
Otros planes de adiestramiento son aquellos diseñados para una actividad específica, como los perros de trabajo, o con fines deportivos. Estos últimos implican un avanzado nivel de obediencia y estabilidad emocional, por lo que es necesario recorrer todas las etapas previamente comentadas antes de iniciar un plan de adiestramiento encaminado a actividades específicas.
Es importante establecer horarios y rutinas, pues de esta forma se facilitará el cumplimiento de objetivos diarios. Se recomienda también que se haga rutina, por ejemplo, conducirle al sitio de trabajo de cierta forma, el uso de herramientas, como puede ser correa, pechera, collar o juguetes, para que el perro identifique el momento de trabajar.
Si requieres información para elaborar un plan de adiestramiento para tu mascota, puedes contactarnos a través de nuestras redes sociales. Recuerda que todo es cuestión de paciencia y constancia.