Aún con la efervescencia del Mundial, Luis Ramírez regresó el 27 de junio a Reynosa procedente del país de la samba, después de haber asistido a los partidos de México-Croacia e Italia-Uruguay.
Abordó el avión el 20 del mismo mes, de Reynosa a la Ciudad de México y de aquí hasta Recife, en un vuelo que duró alrededor de diez horas.
Se hospedó en el hotel “Golden Tulip” en Boa Viagem, en el que se concentró también la Selección de Estados Unidos.
Luis abordó en esta playa el crucero “MSC Divina”, de bandera italiana, con 1739 camarotes, sin contar los restaurantes, el anfiteatro y los casinos.
El lujo y la elegancia resplandecen en el barco de 16 pisos y cuatro escaleras de Swarovsky.
Aun cuando las temperaturas en esta frontera tamaulipeca son extremas, la humedad y la lluvia fueron factores que no le favorecieron para poder tomar tantas fotos como hubiera querido, sin embargo, disfrutó de un país de claroscuros donde el paisaje urbano del viejo Recife contrasta con sus zonas turísticas y sus favelas.
Una ciudad, además, con decenas de canales, incluso, a Recife se le conoce como la Venecia americana.
Natal recibió al mexicano con un bello arcoíris y el estadio Arena das Dunas donde se dio el encuentro entre Uruguay e Italia. Luis tuvo el placer, de acuerdo a sus palabras, de ver al gran Andrea Pirlo en el campo, jugando su último Mundial.
Ramírez comenta que tuvo la fortuna de tener una experiencia VIP en su máximo sentido, durante el partido de México contra Croacia, ya que gracias al programa Hospitality de la FIFA estuvo en una área privada con bufet de comida y bebidas gratis.
Estuvo sentado en el palco de lujo muy cerca de Justino Compeán y su comitiva de la Federación Mundial de Futbol, además de Beatriz Paredes Rangel con su camiseta verde en apoyo a México.
En el palco de abajo estaba Angélica Rivera con las hijas de Enrique Peña Nieto y su hija Sofía.
Luis tuvo la oportunidad de tomarse foto con el ex futbolista Manuel Ne