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¡Psico-edúcate! ¡Auxilio, tengo un hijo adolescente!

19 de abril de 2022 por Griselda Reyna

 

 

En la adolescencia se viven cambios físicos y psicológicos determinantes de manera muy acelerada. Por mencionar algunos ejemplos, en los hombres: aumento de masa muscular, cambio en el timbre de voz y crecimiento de bello facial, mientras que en las mujeres: crecimiento de mamas, ensanchamiento de caderas, inicio de la menstruación y redistribución de la masa corporal. En ambos casos, el aumento de estatura, y crecimiento de vello púbico y axilar. Por el lado psicológico y emocional algunas características que marcan esta etapa son: conductas impulsivas y de riesgo, surgimiento de intereses propios, proceso de individuación o independencia, elaboración de una escala de valores propia, redefinición de la imagen corporal, e identificación de su imagen con respecto a los otros (sus iguales), emociones contradictorias, tienden a ser temperamentales y agresivos, necesidad de intimidad en sus espacios personales, búsqueda de la identificación de su género, tienden a la incomprensión y es el momento del despertar a la sexualidad. Todos estos cambios son hasta cierto punto normales.

Sin embargo, en estos últimos dos años para ser específicos, el tiempo que ha durado la pandemia en México (principios del año 2020 a la fecha), nuestros adolescentes la han cursado de manera muy diferente a lo habitual, al tener que enfrentar estos cambios en confinamiento generándoles estrés, incertidumbre e inseguridad y, en muchos casos, depresión a temprana edad debido a la nula convivencia con sus tan necesarias áreas social, deportiva y educativa, de suma importancia para la identificación y consolidación de su personalidad.

Debemos estar atentos a ciertos síntomas que pudieran predecir este padecimiento, tales como: perdida o aumento del apetito de manera considerable, fatiga constante, dormir mucho o casi no dormir, depresión o “bajoneado”, dolor de cabeza frecuente, perdida de placer o interés en lo que antes era de su agrado, episodios de llanto sin motivo aparente, dolor o malestar corporal, frustración, sentimiento de ira, desesperanza o sensación de vacío, consumo de drogas y/o alcohol, entre otros.

En cualquier caso es muy importante identificarlos a la brevedad para poder darle una adecuada atención psicológica. El diagnóstico clínico, debe ser realizado por un psicoterapeuta, quien, en unas cuantas sesiones, podrá identificar por medio de una entrevista personalizada en qué etapa de depresión se encuentra el adolescente y el tiempo determinado en el que deberá acudir a sesiones individuales para sobreponerse a este padecimiento.

Es de vital importancia contar con los padres, maestros o tutores en este proceso, ya que es determinante que el adolescente cuente con una red de apoyo emocional, que le permita pasar de manera exitosa esta etapa transitoria de su desarrollo.


Twitter: @potragriselda

Facebook: Psicóloga Griselda Reyna

Instagram: griselda.reyna.psicologa

Categoría: Columnas

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