Como padres de hijos pequeños es común que, por lo menos una vez en la vida, nos haya pasado que se presente un momento incómodo en el lugar menos inesperado, una conducta inadecuada, esto es, una “rabieta” o “berrinche”.
Lo más difícil es cómo actuar frente a una situación así una vez que se presenta, y saber reaccionar de manera que podamos eliminar esa conducta, no solo en ese momento, sino, deshacernos de ella para siempre.
La mayoría de los padres, nos sentimos frustrados o con culpa y pensamos: ¿Qué estoy haciendo mal? ¿En qué estoy fallando? ¿Por qué no puedo controlar la conducta de mi hijo (a)?
Y sí, tienes toda la razón, una vez que se presenta una situación como esta es muy común que aparezcan sentimientos de culpa, inutilidad o frustración, y hasta ganas de sentarte a llorar junto con tu pequeño ante tan bochornosa situación, y más aún si es en un lugar público, en el que además de todo, te sientes exhibido (a).
Si bien es cierto que hay un dicho muy popular que reza: “Nadie nacemos sabiendo ser padres”, también es cierto que ningún hijo viene a nuestras vidas con un manual de cómo debe ser educado, lo que sí puede ser, es que nosotros nos “eduquemos” para educar a nuestros hijos.
En la actualidad existen muchos artículos, libros, manuales, videos, etc. con información que nos puede ayudar a mejorar la comunicación con nuestros pequeños. Recordemos que ellos no saben como comunicarse de manera asertiva y su cerebro aún se encuentra en desarrollo, es inmaduro a esa edad (de 1 a 5 años el promedio), por lo que aprenderán de la forma en la que nosotros les enseñemos a comunicarse. Te explico. Si soy un papá o mamá impulsiva, que normalmente alza la voz cuando siente frustración, nuestro hijo hará lo mismo, porque lo ve en nosotros, es a lo que en psicología le llamamos “patrones de conducta aprendida”. Si en casa nadie levanta el plato después de la comida, tampoco lo hará él.
Con esto no quiero decir que el pequeño hace rabietas porque ve a sus padres hacerlo, por supuesto que no, lo que está viendo es la escasa forma de comunicarnos entre nosotros y la poca paciencia que nos queda con tantas cosas que tenemos en mente y con las responsabilidades que nos absorben el día a día.
Consejos para lidiar con los pequeños en momentos como estos.
• Imaginemos que estamos en el supermercado y nuestro pequeño quiere una golosina o juguete que en ese momento no estás dispuesto (a) a dárselo. Su reacción secundaria a tu negativa es tirarse al suelo, comenzar a llorar e incluso gritar y patalear. Nosotros, ante el bochorno que nos agobia en ese momento, cedemos a su petición. Con esta respuesta de nuestra parte el niño obtiene un “reforzador de conducta”, es decir, aprende que con la rabieta obtiene lo que quiere, con lo que está reforzando su mala conducta.
• Mantén el control de tus emociones. Cuando tu hijo presente esa conducta inadecuada respira profundo y suelta el aire despacio, al mismo tiempo que con voz firme, pero tranquila, le harás saber que no obtendrá lo que desea, y que esperarás cinco minutos (no mas tiempo), para que cambie su comportamiento, ya que la decisión está tomada y que nada la hará cambiar.
• El cerebro del niño es inmaduro, por lo que actuará de manera impulsiva en lo que aprende a comunicarse, para ello, debes cargar en tu bolso un jarabe de paciencia, autocontrol y mucho amor, para que llegado el momento en el que debas sacarlo lo tengas a la mano como botiquín de primeros auxilios. Te tomas una cucharadita y verás que podrás ser tú la que lleve el control de la situación.
• Cámbiale el foco de atención. De forma inmediata, en cuanto veas que inició con el berrinche trata de distraerlo con cualquier otra cosa que le agrade, muestra o señala hacia otro objetivo para que olvide el inicial.
• Deja que tome decisiones, es decir, dale otra opción que para ti sea más favorable y conveniente, siempre pensando que sea también lo mejor para él, por ejemplo: si quiere una golosina, cámbiasela por una fruta. Al ser él quien tome la decisión, estarás reforzando la confianza en sí mismo y disminuirás su nivel de frustración.
Recuerda que tenemos en nuestras manos un ser humano que necesita ir obteniendo recursos y herramientas para un sano desarrollo, tanto físico como emocional, y que depende totalmente de nosotros que crezcan con una adecuada autoestima y un auto concepto sólido que les ayude a sobresalir en el entorno en el que se desarrollen a futuro. Depende de nosotros en gran medida que sean hombres y mujeres exitosos, de bien y para bien.