Alejandra Zertuche Rodríguez
Psicóloga, máster en psicoterapia gestalt infantil
Preguntas a la psicóloga
De acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública cerca de 26 millones de niños menores de 16 años llevan ya casi dos meses sin asistir a la escuela y con la recomendación oficial de no salir de sus casas. Algunos han tomado clases en línea, otros se enfrentan a tareas interminables, toman la contingencia como vacaciones largas en las que se pueden levantar tarde, disfrutan a sus papás todo el día y comen más postres.
El confinamiento por la pandemia tendrá un impacto positivo y negativo a nivel emocional, físico y social en los niños, resultado de permanecer en su casa muchas más horas de lo acostumbrado, sin realizar actividad física, cambios en sus rutinas e incluso en la alimentación.
A diferencia de los adultos, el peso y la salud de un niño depende en un 80% de la actividad física que realiza, por lo que el confinamiento necesariamente repercutirá en este aspecto: no tienen la misma actividad, ni cumplen con un horario, tampoco asisten a la escuela, las actividades cesaron, los juegos en el recreo… motivos que pueden provocarles ansiedad.
La falta de exposición a la luz solar además impacta en sus niveles de vitamina D, que a su vez influye, incluso, en el estado de ánimo.
RECOMENDACIONES
Para evitar el impacto negativo por falta de actividad física es necesario tomar en cuenta estas medidas: establecer rutina de horarios para cumplir con sus tareas escolares (si no termina + hay una consecuencia, al día siguiente tendrán que esforzarse un poco más), hacer sus comidas a la misma hora y tener su espacio para salir a jugar a un lugar abierto.
LA SOCIALIZACIÓN
Los niños en edad escolar se pueden ver más afectados. Expresan con mayor frecuencia cuánto extrañan convivir con sus amigos. Y si hay más sobre carga de trabajos puede generarles más ansiedad.
En estos casos los pequeños se muestran irritados y confundidos, pues por su edad todavía no comprenden la razón por la que no pueden salir de sus casas, y consideran esta etapa como un castigo.
De ser así, les aconsejo organizar una reunión virtual con uno o dos amigos y que tenga contacto con familiares para que logre relajarse y hablar con alguien más fuera de casa.
UNA OPORTUNIDAD
El confinamiento puede representar también una oportunidad para los niños no solo para convivir de una manera diferente con sus papás, llevar una vida más relajada lejos de las prisas y las presiones cotidianas. También le permite desarrollar su tolerancia a la frustración y su capacidad de resiliencia.
En los pequeños de hoy es tan importante ese aprendizaje que dentro de mis consultas veo que la mayoría asiste por esta cuestión.
La resiliencia es precisamente sacar un aprendizaje positivo de una situación difícil.
A los papás les recomiendo dejar de sentirse abrumados por creer que tienen la responsabilidad de hacer que los niños la pasen lo mejor posible, compartan la responsabilidad para hacer más llevadero el proceso, porque también aprenden a resolver un problema, a adaptarse y encontrar el lado positivo de la situación. Eso los vuelve resilientes, dentro de toda esta oscuridad está esa brecha de luz y esperanza.